Los gatos pueden tener amigos: qué dicen los estudios sobre los vínculos con los humanos y otros animales

Distintas investigaciones analizaron el comportamiento social de los felinos domésticos y su capacidad para establecer lazos sociales en distintos entornos

Guardar
Los gatos han sido considerados
Los gatos han sido considerados solitarios, sin embargo, estudios indican que pueden formar vínculos con otros felinos, humanos y distintas especies (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los gatos suelen considerarse animales solitarios, criaturas independientes que no necesitan formar grupos para sobrevivir. Sin embargo, la realidad de su comportamiento social es mucho más compleja.

Múltiples investigaciones demostraron que pueden formar vínculos con otros felinos, con humanos e incluso con especies distintas, lo que desafía la idea de que son animales antisociales por naturaleza.

A partir del trabajo de especialistas en conducta animal, un artículo publicado en The Conversation aborda este tema. Según sus autores, los gatos pueden desarrollar lazos afectivos con sus tutores y con otros animales, aunque su sociabilidad depende de múltiples factores.

“Entre los comportamientos que pueden indicar amistad se incluyen el acicalamiento social, como lamerse el pelaje, frotarse la cabeza, pasar tiempo juntos y jugar juntos”, explican los investigadores de la Universidad La Trobe, en Australia, Deanna Tepper, Jessica Dawson y Joanna Shnookal.

No obstante, también señalan que las peleas y los conflictos pueden surgir fácilmente debido a la falta de señales de reconciliación en la comunicación felina.

¿Los gatos pueden tener amigos?

Factores como el parentesco, el
Factores como el parentesco, el tiempo compartido y conocerse a temprana edad aumentan la probabilidad de una buena convivencia felina (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los gatos domésticos recorrieron un largo camino desde su origen como cazadores solitarios. Descendientes del Felis silvestris lybica (el gato salvaje africano), los felinos que hoy conviven con los humanos desarrollaron una mayor tolerancia hacia la convivencia con otros individuos de su especie.

Los que tienen acceso a exteriores suelen formar colonias estructuradas en matriarcados, donde las hembras colaboran en la crianza de los gatitos, según un estudio publicado en Elseiver. Cuando viven en hogares con otros gatos, estos animales pueden formar relaciones cercanas si las condiciones son adecuadas.

Según el artículo de The Conversation, la clave para una buena convivencia felina radica en la combinación de factores como el parentesco, conocerse a temprana edad y la cantidad tiempo que compartieron.

Los expertos afirman que, de cumplirse estos aspectos, aumentan las probabilidades de que se genere un vínculo afable y cercano.

Las señales de amistad entre gatos incluyen el acicalamiento mutuo, en el que uno lame a otro en un gesto de confianza y afecto, y el frotar sus cuerpos y cabezas como forma de saludo. Dormir juntos o compartir espacios también son indicadores de un lazo positivo.

Los factores que influyen en las relaciones entre gatos

Investigaciones indican que el primer
Investigaciones indican que el primer encuentro entre dos gatos es clave para predecir el éxito de la convivencia y la posibilidad de conflictos (Imagen Ilustrativa Infobae)

No todos los gatos logran establecer vínculos de amistad con facilidad. La compatibilidad entre dos individuos puede verse afectada por el sexo, la edad y la personalidad de cada uno. Un estudio reveló que los machos castrados suelen formar relaciones más estrechas entre sí en comparación con las parejas mixtas. Además, se observó que las hembras son menos propensas a desarrollar amistades tan cercanas con otras gatas.

Por otro lado, el primer encuentro es crucial para determinar el éxito de la convivencia felina a largo plazo. Análisis sobre la introducción de nuevos gatos en un hogar mostraron que los enfrentamientos iniciales, especialmente si incluyen arañazos y mordiscos, pueden predecir conflictos futuros.

Otro estudio publicado en Elsevier encontró que “en hogares con varios gatos, la mitad reportó peleas entre ellos al introducir al nuevo”. Sin embargo, una investigación disponible en Sage Journals destaca que la implementación de estrategias de introducción lenta y la provisión de recursos suficientes para ambos pueden reducir la agresividad y favorecer la integración de los felinos.

En cuanto a los gatos domésticos que se aventuran en exteriores, los expertos destacaron en el artículo que estos tienden a ser más territoriales y competitivos, lo que puede afectar negativamente sus interacciones sociales. Estos felinos “normalmente intentarán evitar las confrontaciones con otros”, aunque los intercambios pueden ser más conflictivos, especialmente cuando se trata de comida o territorios no reclamados​.

Las relaciones de los gatos con otros animales

Los gatos pueden llevarse bien
Los gatos pueden llevarse bien con perros si la introducción es adecuada, el orden de adopción y la edad del primer encuentro son factores clave (Imagen Ilustrativa Infobae)

A pesar de su reputación de independencia, los gatos pueden establecer conexiones profundas con los humanos. Un análisis sugiere que los felinos domésticos desarrollaron vocalizaciones específicas para comunicarse con sus tutores. También muestran signos de apego, similar al que presentan los perros o incluso los bebés humanos con sus cuidadores.

En cuanto a sus relaciones con otras especies, los gatos pueden llevarse bien con los perros si la presentación se realiza correctamente. Un tercer estudio publicado en Elsevier sobre la convivencia entre ambos animales en el mismo hogar encontró que el orden de adopción y la edad del primer encuentro influyen significativamente en su vínculo.

“La adopción del gato antes del perro parece conducir al establecimiento de una relación amistosa, al igual que el hecho de que su primer encuentro tenga lugar a una edad temprana (hasta los 6 meses de edad en gatos y hasta un año en perros)”, declaran los autores.

Lejos de ser criaturas solitarias, estos felinos tienen la capacidad de formar lazos sociales significativos con otros gatos, con los humanos e incluso con otras especies. Su sociabilidad no es uniforme y depende de múltiples factores, desde su genética hasta su entorno y sus experiencias previas. Aunque algunos prefieren la independencia, muchos otros disfrutan de la compañía y el contacto, lo que desmitifica la idea de que son animales absolutamente distantes o indiferentes.