
A los 70 años, Denzel Washington sorprendió al mundo al ordenarse pastor en una iglesia pentecostal en Nueva York, la Iglesia de Dios en Cristo (COGIC, por sus siglas en inglés), la misma a la cual asistía de niño.
Por esos días, en una entrevista con la revista Esquire, decía: “En general no se puede hablar así [N. de la R: de religión] y ganar un Oscar. No se puede hablar así y salir de fiesta. No se puede decir eso en esta ciudad -reflexionó-. Ahora soy libre. No se habla de religión en esta ciudad. No se habla de eso, no está de moda, no es sexy”.
Esta ciudad es Los Ángeles, donde el actor vive con Pauletta, su esposa desde hace 41 años, y sus cuatro hijos: John, de 40 años, Katia, de 37 y los gemelos Olivia y Malcolm, de 33.
El arzobispo Christopher Bryant, dijo que el Kelly Temple, la iglesia donde Denzel Washington fue bautizado y ordenado pastor, “es un lugar muy próximo a su corazón”.
“Denzel Washington asistió a esta iglesia de niño y dijo haber experimentado la plenitud del Espíritu Santo tras visitar en los años 80 otra iglesia con el actor Richard Townsend”, agregó Bryant.

El arzobispo contó que Washington le dijo que, pese a que “había tardado, por fin estaba allí”.
En la entrevista con Esquire Washington había contado que ir a la iglesia con Townsend fue una experiencia “poderosa” y que rezando allí sintió que “se elevaba” y que “se sentía lleno del Espíritu Santo”. “Pensé, voy a entregarme a Dios, lo que sea que eso signifique”, dijo.
Denzel Washington compartió cartel con Townsend en la película A espaldas de la ley, un policial ambientado en una isla caribeña, en 1989, en sus primeros años en la carrera, cuando aún no era la estrella taquillera que es hoy.
Antes del bautismo, el actor le habló a la congregación sobre su fe. “Si Dios puede hacer esto por mí, no hay nada que no pueda hacer por vos. El cielo es literalmente el límite”, añadió.
Pauletta Washington se dijo orgullosa del gran paso que ha dado su marido, con quien lleva 41 años de matrimonio. “Aquí sigo junto a él como solo Dios lo quiere”, y dirigiéndose a su marido, le dijo: “Eres la cabeza de nuestra casa y le has dado un gran ejemplo a nuestros hijos, que ahora son adultos que conocen la diferencia entre el bien y el mal porque nosotros se lo hemos mostrado”.

En la nota con Esquire, un mes antes, había dicho: “Cuando me ves, ves lo mejor que he podido hacer con lo que me ha dado mi Señor y Salvador. No tengo miedo. No me importa lo que piensen los demás”.
Denzel Washington nació y creció en un suburbio de Nueva York, Mount Vernon. Su padre era un pastor pentecostal y su madre peluquera. Cuando tenía 14 años sus padres se divorciaron y él se quedó viviendo con su madre. Ella lo salvó de un destino frecuente para los adolescentes de su extracción cuando, al ver que empezaba a frecuentar malas compañías, lo mandó a un colegio internado que tenía una estricta disciplina militar. Fue allí donde empezó a tomar clases de teatro y descubrió que la actuación era su vocación.

Actualmente Denzel tiene una escuela primaria en Nueva York para ayudar a otros chicos a salir adelante. Un actor que le debe la carrera es Chadwick Boseman, el protagonista de Pantera Negra que hace poco le expresó públicamente su agradecimiento. “No existiría Black Panther sin Denzel Washington. Esta generación descansa sobre tus hombros. Las batallas cotidianas ganadas, los miles de territorios conquistados, los sacrificios hechos por la cultura, lo que te negaste a ceder a lo largo de tu carrera, trazan el camino”, le dijo Boseman, protagonista de la película de superhéroes de 2018 basada en el personaje de Marvel Comics, Pantera Negra.
Los comienzos de Denzel Washington como actor fueron en una sitcom sobre el clásico tema de la vida en un hospital, donde hacía el papel de médico, rol que le trajo popularidad y le abrió las puertas de Hollywood.

En su larga carrera logró no ser encasillado en un tipo de roles como les pasa a algunos actores que solo hacen películas de acción o solo comedias románticas, por ejemplo.
Tiene dos Oscar en su haber, uno como Mejor Actor de reparto por Tiempos de gloria (1989) y el segundo como Mejor Actor gracias a su tremendo personaje de Día de Entrenamiento (2001).
Ha tenido otros roles inolvidables como Malcom X, Hurricaine Carter, Filadelfia, El coleccionista de huesos, Gángster americano…
Denzel Washington fue el segundo actor negro en recibir un Oscar después de Sidney Poitier, a quien considera un gran artista y un gran ser humano.

Sin embargo, se ha mostrado molesto con la comparación: “Todo el tiempo me dicen ‘eres el próximo Sidney Poitier’. Es lo más racista que he escuchado”, dice, en referencia a este encasillamiento.
A Poitier le costó salir de ese lugar de actor “negro”. En una ocasión, en 1964, no pudo contenerse ante la prensa y dijo: “Me preguntan todo el tiempo por mi negritud. Soy artista, hombre, americano, contemporáneo, quisiera respeto y no que me pregunten todo el tiempo por eso”.
A Denzel Washington no le sucedió lo mismo. El camino ya estaba más abierto. De él se dice que es el primer actor negro en hacer papeles de blanco…
Esto no significa que no haya sido convocado para encarnar a personajes icónicos de la comunidad afroamericana, como Malcom X y Hurricane Carter.
Antes de eso, uno de sus primeros papeles importantes, algo olvidado, fue en 1987, en la película Grito de libertad donde encarnó al luchador contra el apartheid Stephen Biko, asesinado por el régimen sudafricano. En este film extraordinario, tal vez en su momento no lo suficientemente valorado, comparte cartel con Kevin Kline, quien interpreta a Donald Woods, el periodista y amigo de Biko que contó su historia al mundo y mostró las pruebas de que el líder antiapartheid murió a consecuencia de la tortura.

Stephen Biko había creado la Convención de los Pueblos Negros o Conciencia Negra, que reunía a varias decenas de agrupaciones que encarnaron las protestas que desembocaría en la tristemente célebre masacre de Soweto del año 1976, episodio que aparece en la película. Era una manifestación de escolares que reclamaban ser educados en su propia lengua y no en afrikaans, el idioma de la minoría blanca. Los niños fueron ferozmente reprimidos. La policía disparó contra la manifestación matando a cientos de menores.
Sobre la experiencia de rodar esa película, Denzel Washington dijo: “Los afroamericanos no sabemos de dónde venimos porque nuestra historia nos fue cortada por la esclavitud. Ir a Rodesia fue como volver a casa aunque yo no supiera exactamente de dónde eran originarios mis ancestros”.

El segundo rol importante de la carrera de Denzel Washington también lo acercó al pasado de su comunidad: se trató de Glory, (o Tiempos de gloria) la historia del batallón de soldados negros durante la Guerra de Secesión, y el papel por el que ganó su primer Oscar. “Era un período histórico que no conocía -dijo-. Reforzó mi patriotismo al ver que también nosotros tenemos de qué enorgullecernos”.
En 1992, mientras filmaba Malcom X (la biopic del director Spike Lee sobre el líder radicalizado del Movimiento por los Derechos Civiles), se produjeron los disturbios sociales por la golpiza policial a Rodney King…
Denzel Washington también se declaró orgulloso de haber hecho esta película que pensaba ilustraría a los jóvenes, tanto negros como blancos, sobre la historia todavía reciente del país. El actor nació en 1954, en los años de lucha por las libertades civiles. Su infancia transcurrió en esos tiempos de violencia: Malcolm X fue asesinado en 1965 y Martin Luther King, en 1968.
Pero a la pregunta de si ese había sido el rol de su vida, respondió: “Espero que no, no soy político, soy actor, ayudaré en lo que pueda, pero quiero seguir actuando”.
Es verdad que no se le conocen speeches políticos o declaraciones de compromiso tan habituales en los actores, en particular cuando reciben distinciones.
Sin embargo, en 1999, cuando protagonizó al boxeador Rubin “Hurricane” Carter, víctima de un sistema que lo condenó injustamente por asesinato -pasó 19 años en la cárcel hasta que pudo demostrar su inocencia-, Denzel Washington dijo que esa era la película de la que estaba “más orgulloso”. A la vez, lamentó la poca difusión que tuvo este film de denuncia de la injusticia racial.
Otro rasgo contracorriente de este actor es una norma que ha logrado imponer casi desde el comienzo de su carrera: rehúye las escenas íntimas con sus partenaires femeninas. Esta reticencia, cuando no negativa, es la razón por la cual su sex appeal no ha podido ser explotado en el cine.
Ha rodado muy pocas escenas de besos con actrices blancas. En El Informe Pelícano (1993) no hay romance con su partenaire Julia Roberts porque él lo hizo quitar expresamente en el guion.

Algo similar sucedió en El coleccionista de huesos, donde la evidente química entre su personaje y el de Angelina Jolie, pero bastan las miradas y algunos gestos muy sutiles para transmitirlo sin que nada se concrete en la pantalla.
En las escasas escenas de amor con actrices blancas (las hay en Malcolm X y en El piloto, por ejemplo), no hay desbordes sino contención.
Ahora bien, las razones remiten a su condición de afroamericano.
Lo de El informe Pelícano estuvo al parecer inspirado en las críticas que recibió por el beso con la actriz blanca Mimi Rogers, en el filme ‘The Mighty Quinn’ (1989), escena que no fue bien recibida en una proyección de prueba por las fans afroamericanas de Denzel Washington, y en consecuencia se eliminó la escena.
Por eso unos años después exigió eliminar esas escenas en el guión de El Informe Pelicano.
En una entrevista con Newsweek explicó que lo hizo por respeto a sus fans y también para dar un mensaje a Hollywood de que empezaran a elegir más mujeres negras como intereses románticos y en papeles importantes. “Las mujeres negras no suelen ser objetos de deseo en las películas. Y ellas siempre han sido mi audiencia principal”.
También señalaba que no le ofrecían comedias románticas con partenaires afroamericanas: “Creo que, de nuevo, se reduce al negocio. Una historia de amor entre una mujer negra y yo, no es un gran negocio en Hollywood, así que tal vez no están interesados”.
En coherencia con esto, sí rodó escenas íntimas con la actriz Sanaa Lathan en Out of Time (Tiempo límite). un excelente policial en el que también compartió cartel con Eva Mendes.
Dos cosas sobre estas objeciones a las escenas íntimas en los filmes: por un lado, lo ya dicho, evitaron que a Denzel Washington lo encasillaran en la comedia romántica a la que Hollywood es tan afecto. Pero también hay un tema sociológico más profundo.
Jungle Fever (Fiebre de amor y locura) es una película de 1991, de Spike Lee, protagonizada por Wesley Snipes y Annabella Sciorra, que narra el romance entre una afroamericano casado y una ítalo americana. El tema de la película es la persistencia de prejuicios raciales, más aún, de separación de comunidades en compartimentos estancos y la dificultad que todavía existe, a varios años de la conquista de las libertades civiles y el fin de las leyes de segregación. El romance prohibido, al trascender, desata una verdadera crisis en el entorno de ambos amantes. lo más grave no es el adulterio sino que haya sido con una blanca. Y del mismo modo, lo más humillante para el novio de ella es que la chica se haya enredado con un afroamericano.

Esto que muestra Spike Lee en la película es lo que apareció en las exhibiciones preestreno de la película en la que Denzel Washington besaba a una mujer blanca.
Muestra hasta qué punto la integración es todavía difícil. No se trata tanto de que no haya igualdad de oportunidades, sino de que las comunidades permanecen separadas.
Esto sucede también a nivel de las iglesias. Por eso la congregación en la cual Denzel Washington fue ordenado es afroamericana.

Muchas iglesias evangélicas de los Estados Unidos son exclusivamente de aforamericanos. De la evangelización de los esclavos por sus amos protestantes viene esta adhesión mayoritaria a ese culto al que a su vez le imprimieron elementos de su cultura que se expresan sobre todo en el género musical del góspel, que surge de los negro spirituals, esos cantos inspirados en los padecimientos de generaciones de esclavos africanos. Esta música evangélica, surgida especialmente en las iglesias pentecostales afroamericanas, cuyos servicios religiosos son muy musicales, con coros de 30 o más personas.
De hecho, quien quiera escuchar un buen concierto de negro spirituals, no tiene más que ir a un servicio religioso pentecostal de la comunidad afroamericana.
Volviendo a la ordenación de Denzel Washington como pastor en una iglesia pentecostal, cabe destacar la fuerza de lo que se aprende de niño. Como eso que vivió en su infancia permaneció arraigado en él y se impuso décadas después. Por eso dijo que “había tardado”, pero “por fin estaba allí”. La fuerza de lo inculcado en la infancia es tal que tras varias décadas de latencia aflora con todo y reorienta su vida.
Cuando filmó Malcom X, Denzel Washington dijo que se inspiró en su propio padre para preparar el papel. Digamos que hay afinidad entre la predicación y el discurso político. No se sabe si Denzel Washington piensa dedicarse a pastorear una congregación pero seguramente si lo hace será un predicador con carisma.

Vivimos tiempos en los que no es habitual hablar de Dios, de la fe, de valores. Por el contrario, lo cool es declararse agnóstico, a la vez que se profesan credos laicos, como la ideología de género tan en boga, y se tilda de dogmático al que es creyente. Por eso resulta admirable el gesto de alguien que no se ha dejado formatear por la maquinaria de Hollywood y, contracorriente, ha demostrado que el hombre puede vencer al sistema.
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