En menos de un año, el gobierno de Javier Milei dio vuelta la economía argentina con un programa basado en tres pilares: disciplina fiscal y monetaria y desregulación económica. Asumiendo una economía al borde del colapso, el Presidente implementó medidas radicales que han generado un cambio perceptible en el rumbo económico del país.
Con una inflación que rozaba el 290% anual y un déficit fiscal desbordado, Milei tomó las riendas con un enfoque implacable en la estabilidad macroeconómica, reduciendo gastos, desregularizando la micro y proyectando una dolarización como meta final.
Disciplina fiscal: de un déficit histórico a superávit
Milei heredó un déficit fiscal primario del 2,6% del PIB, pero en menos de un año logró revertirlo a un superávit acumulado del 2% del PIB hasta octubre de 2024. El ajuste fiscal –de cinco puntos porcentuales– es el más significativo de los últimos 40 años. Con recortes en subsidios energéticos, la reducción del tamaño del Estado, y el inicio de la eliminación de privilegios de la política, el programa ha demostrado un inquebrantable compromiso con la prudencia fiscal y con las promesas realizadas durante la campaña.
El Presidente implementó medidas radicales que han generado un cambio perceptible en el rumbo económico del país
Estabilidad monetaria: baja de la inflación y acumulación de reservas
La política monetaria de Milei evitó un “overshooting” cambiario y estabilizó la inflación, que pasó de un alarmante 25% mensual en diciembre de 2023 a un 2,5% en los últimos meses. Además, el Gobierno revirtió la situación crítica de reservas negativas heredada, acumulando 18.000 millones de dólares en 2024 y 20.900 millones desde el inicio de su mandato. Este esfuerzo, acompañado de expectativas devaluatorias moderadas, permitió al Banco Central adquirir dólares en meses donde antes era habitual la venta neta.
Depósitos récord y reactivación del crédito
La reducción de tasas de interés y el éxito del programa de blanqueo de capitales impulsaron un crecimiento histórico del crédito. Los depósitos en dólares alcanzaron un récord de 34.000 millones de dólares, consolidando una base sólida para financiar la economía real. Esto sin dudas es un punto central en la estabilidad cambiaria que percibimos los argentinos en la actualidad. Además, en términos reales, los préstamos en pesos aumentaron un 60% en seis meses, liderados por créditos personales, comerciales y de tarjetas.
Desregular, el camino para crecer
Con una habilidad política que nadie esperaba del Presidente “outsider”, a través de la aprobación de la Ley Bases el Gobierno disolvió cientos de regulaciones que entorpecían la actividad económica y que afectaban al comercio, los servicios, las importaciones, el sector energético e industria automotriz, entre otras actividades. Este esfuerzo de quitar el peso del Estado permitió una reactivación económica palpable. Aunque aún queda camino por recorrer, la reducción del intervencionismo estatal ha sentado las bases para una mayor competitividad y dinamismo en los mercados.
El primer año de Milei demuestra que es posible estabilizar la economía argentina mediante un enfoque disciplinado y orientado al mercado. Aunque los desafíos son significativos, los logros en materia fiscal, monetaria y regulatoria han establecido un rumbo alentador hacia el crecimiento sostenible. Con salarios reales en alza, inflación controlada y una expansión económica en marcha, el Gobierno tiene bases sólidas para consolidar su visión de transformación en 2025.
Dolarizar, una medida para garantizar la estabilidad
La dolarización podría consolidar estos cambios estructurales que Milei está implementando, y asegurar su continuidad más allá de su mandato. Adoptar una moneda fuerte como el dólar elimina la discrecionalidad de futuras administraciones para recurrir a la emisión monetaria como herramienta de financiamiento, una de las principales causas de la inflación y la inestabilidad en la Argentina.
Esto obligaría a los gobiernos sucesivos a mantener disciplina fiscal, ya que no podrían imprimir dinero para cubrir déficits. Además, una economía dolarizada reduce la incertidumbre cambiaria y crea un entorno de mayor previsibilidad, incentivando la inversión y el crecimiento a largo plazo.
El camino hacia la estabilidad está lleno de desafíos, pero los primeros logros del gobierno de Milei son señales alentadoras de un posible cambio estructural en la Argentina. Su compromiso con la disciplina fiscal y monetaria y el ambicioso proceso de desregulación en marcha pueden marcar el inicio de una nueva era para el país.
El autor es director de Romano Group y autor de “Dolarizar”