
Con la llegada del invierno, las infecciones respiratorias como gripe, resfriado, influenza, bronquitis, neumonía o COVID-19 tienden a aumentar, especialmente entre niñas, niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
La Secretaría de Salud activó ya la Campaña Nacional de Vacunación 2025–2026 para reforzar la protección contra estos padecimientos; sin embargo, la ciencia demuestra que el fortalecimiento del sistema inmune va más allá de las vacunas o vitaminas: comienza desde el intestino.
El intestino, núcleo del sistema inmunológico
De acuerdo con el National Institutes of Health (NIH), alrededor del 70 por ciento de las células inmunitarias habita en el intestino, donde billones de bacterias, hongos y virus interactúan para regular la inflamación, neutralizar patógenos y fortalecer las defensas. Este ecosistema interno, conocido como microbiota, juega un papel decisivo en cómo el cuerpo responde ante virus respiratorios.
Investigaciones de la Universidad de Harvard respaldan esta afirmación al confirmar que una microbiota equilibrada no solo reduce la incidencia de infecciones respiratorias, sino que también mejora la eficacia de las vacunas, gracias a su capacidad de modular la respuesta inmunológica.

Hasta la Semana Epidemiológica 43, México registró 13 millones 742 mil 032 nuevos casos de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA), un incremento del 1% respecto a la semana previa.
Estados como Zacatecas, Tlaxcala, Campeche, Morelos y Nayarit presentan las tasas más altas de incidencia, lo que subraya la importancia de adoptar estrategias integrales para fortalecer las defensas.
El eje intestino-cerebro: defensas y estado emocional en invierno
El impacto de la salud intestinal no se limita al sistema inmunológico. Investigaciones publicadas en CNS Neuroscience & Therapeutics y Frontiers in Psychiatry señalan que el eje intestino-cerebro influye directamente en el estado de ánimo.
Durante el invierno, cuando disminuye la luz solar y aumentan los síntomas de depresión estacional, mantener un intestino sano es clave, pues allí se produce una parte importante de la serotonina, neurotransmisor relacionado con bienestar y estabilidad emocional.
Cuando la microbiota se desequilibra por estrés, mala alimentación, falta de sueño o uso excesivo de antibióticos, el cuerpo no solo se vuelve más vulnerable a virus, sino también a la fatiga y a fluctuaciones emocionales.

Hábitos clave para fortalecer la microbiota y el sistema inmune
El maestro en nutrición Marcos Alvarado Cuevas recomienda adoptar prácticas que ayuden a mantener un sistema digestivo fuerte y, por ende, un sistema inmune activo:
- Consumir más fibra mediante frutas, verduras, legumbres y granos integrales.
- Incorporar probióticos con respaldo científico, como la cepa Lactobacillus casei Shirota, reconocida por equilibrar la flora intestinal.
- Añadir prebióticos naturales como plátano, ajo y avena, que nutren a las bacterias benéficas.
- Evitar alimentos ultraprocesados y exceso de azúcar.
- Dormir bien e hidratarse adecuadamente.
En un invierno donde el cuerpo y las emociones se ven desafiados, el intestino se consolida como un guardián del bienestar integral. Cuidarlo no solo fortalece las defensas naturales, sino que también ayuda a mantener la energía y el ánimo en equilibrio. Porque más allá de abrigarse o vacunarse, la verdadera fortaleza del organismo se construye desde adentro.


