Por qué puedo tener hígado graso aunque coma saludablemente 

Aunque lleves una alimentación equilibrada y evites el exceso de grasas o azúcares, podrías desarrollar hígado graso no alcohólico

Guardar

El hígado graso no alcohólico (EHGNA) es una de las enfermedades hepáticas más frecuentes en el mundo y, en muchos casos, pasa inadvertida. Se caracteriza por la acumulación de grasa en las células del hígado en personas que consumen poco o nada de alcohol. Tradicionalmente se asociaba a una mala alimentación, pero hoy se sabe que no siempre comer bien es suficiente para prevenirla.

Especialistas advierten que esta condición puede desarrollarse por factores metabólicos, hormonales o genéticos, incluso cuando la dieta es equilibrada. Su avance puede ser lento y silencioso, pero con el tiempo puede causar inflamación, fibrosis e incluso cirrosis o cáncer de hígado si no se controla a tiempo.

Factores que pueden causar hígado graso, aunque tengas buena dieta

Entre las causas más comunes se encuentra el sedentarismo, que reduce la capacidad del cuerpo para metabolizar grasas y facilita su acumulación en el hígado. De nada sirve comer saludable si la actividad física es insuficiente, ya que el movimiento es clave para mantener el metabolismo activo.

Otro factor es la resistencia a la insulina, una alteración en la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa. Esta condición puede provocar que el hígado almacene grasa incluso si no se consumen azúcares en exceso.

Se origina por la acumulación
Se origina por la acumulación de grasa en el hígado y está relacionada con factores como el sedentarismo, la genética y la resistencia a la insulina

El sobrepeso o la grasa abdominal también juegan un papel determinante. Aunque la dieta sea equilibrada, tener un índice de masa corporal alto o exceso de grasa visceral incrementa el riesgo de esteatosis hepática.

La genética es otro elemento relevante: algunas personas tienen predisposición hereditaria a acumular grasa en el hígado. Además, el estrés crónico y los desequilibrios hormonales pueden alterar el metabolismo y favorecer la acumulación de grasa hepática. Incluso ciertos medicamentos, como corticoides, estrógenos o fármacos antivirales, pueden influir en el desarrollo del hígado graso.

Lo que quizás no sabías sobre “comer saludablemente”

Tener una alimentación saludable no siempre significa que el cuerpo esté libre de riesgos. Muchas veces, el exceso de carbohidratos refinados —como pan blanco, arroz o pasta— o el consumo inadvertido de azúcares ocultos en jugos industrializados o productos “light” pueden afectar el metabolismo hepático.

Asimismo, el consumo ocasional de grasas saturadas, presentes en embutidos o frituras, y el tamaño de las porciones, pueden contribuir al exceso calórico total, aun si los alimentos son de buena calidad.

Claves para prevenir y revertir el hígado graso

La buena noticia es que el hígado graso puede revertirse si se detecta a tiempo. Los especialistas recomiendan mantener una rutina de ejercicio regular, controlar el peso corporal y realizar chequeos médicos para descartar resistencia a la insulina o alteraciones hormonales.

Se origina por la acumulación
Se origina por la acumulación de grasa en el hígado y está relacionada con factores como el sedentarismo, la genética y la resistencia a la insulina

Además, es fundamental revisar la dieta con un profesional, ajustar porciones y reducir el consumo de productos procesados o con azúcares añadidos. Dormir bien, manejar el estrés y evitar el alcohol también son medidas clave para mantener un hígado sano.

El hígado graso no alcohólico puede afectar a cualquier persona, incluso a quienes creen llevar un estilo de vida saludable. Comprender que esta enfermedad va más allá de la alimentación permite tomar conciencia sobre la importancia del ejercicio, el control metabólico y la prevención médica temprana. Cuidar el hígado es cuidar la salud integral.