
Gracias a su ubicación estratégica en la región de la Tierra Caliente, Uruapan ha forjado una historia rica en matices, con raíces que se extienden a lo largo de varios siglos y atraviesan distintas etapas de desarrollo.
La presencia de los purépechas marcó el inicio del legado histórico de Uruapan, según refiere uruapan.com.mx. Desde el siglo XIII, grupos indígenas se asentaron en esta zona, desarrollando una civilización notoria en todo Michoacán. Su influencia se observa en costumbres, expresiones artísticas y en la propia etimología del nombre, que proviene del término purépecha “ulhupani”, el cual remite al lugar de añil o donde se realiza alguna actividad.
El periodo colonial llevó a la fundación formal del municipio en 1533. El fraile franciscano Fray Juan de San Miguel le dio el nombre de San Pedro y San Pablo de Uruapan, sembrando las bases de un centro agrícola y comercial relevante. A partir de entonces, la economía local empezó a diversificarse con la incorporación de ganadería y cultivos que incluían caña de azúcar, trigo y maíz. Arquitectura de la época, como edificios coloniales y templos, perdura en la ciudad.

Durante la Guerra de la Independencia, Uruapan fue testigo de combates y movimientos insurgentes liderados por figuras reconocidas como José María Morelos y Pavón.
Tras la independencia, experimentó un auge industrial acelerado. La creación de fábricas de hilados, tejidos y papel reflejó el aprovechamiento de recursos naturales, en particular la vegetación que caracteriza la zona.
En paralelo, la industria maderera de Uruapan afianzó el perfil económico del municipio y le confirió un papel destacado entre las urbes michoacanas. Hacia el siglo XX, la ciudad supo mantener su dinamismo, sumando una nueva vocación turística basada en su entorno natural y en espacios como el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio, sin dejar de fortalecer su identidad agrícola.

El aguacate hass, introducido en el siglo XIX, se volvió un icono económico para la ciudad. Hoy, Uruapan es reconocida nacionalmente por la producción y exportación de esta fruta. El crecimiento comercial fue acompañado por un constante impulso cultural, expresado en festivales, ferias y la presencia constante de galerías de arte y museos.
La historia del municipio también encuentra su reflejo en monumentos y símbolos. Ejemplo de ello es el monumento a los Mártires de Uruapan, ubicado en Santa Ana Amatlán. De acuerdo con el Ayuntamiento de Buenavista, dicho espacio fue inaugurado el 25 de octubre de 2001 para rendir honor a quienes defendieron y murieron por la soberanía nacional frente a la invasión francesa.
No obstante, los desafíos contemporáneos han ensombrecido el ambiente de progreso. El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, el pasado 1 de noviembre provocó una conmoción general. Tal como notificó la Fiscalía General del Estado de Michoacán, el ataque ocurrió durante la inauguración del Festival de Velas, en presencia de su familia y decenas de ciudadanos. Fue agredido mientras sostenía a su hijo.
Antes del atentado, Manzo había manifestado su preocupación por la inseguridad y denunciado amenazas derivadas del clima de violencia en el municipio. La reacción pública incluyó movilizaciones que exigieron justicia y la suspensión de eventos culturales planeados.


