
El desafío de mantener fresas frescas durante más tiempo en la heladera encuentra solución en un método sencillo que, según especialistas en nutrición y conservación de alimentos, lo que permite disfrutar de su sabor y propiedades por varios días adicionales.
Esta fruta, reconocida por su dulzura y su aporte nutricional, suele deteriorarse con rapidez si no se almacenan correctamente, lo que obliga a desecharlas antes de tiempo.
Las fresas destacan por su bajo contenido calórico y su riqueza en fibra, proteínas, vitaminas y minerales como calcio, hierro y potasio.
Además, sus propiedades antioxidantes contribuyen a fortalecer el sistema inmunológico y a combatir los radicales libres, lo que las convierte en una opción valiosa dentro de una dieta equilibrada. Sin embargo, su fragilidad exige cuidados específicos para evitar la aparición de moho y bacterias, especialmente cuando se conservan en frío.

El truco de cocina ideal para mantener las fresas frescas
El procedimiento recomendado por los expertos comienza con una limpieza minuciosa tras la compra. Para eliminar bacterias y restos de suciedad, se aconseja sumergir las fresas durante algunos minutos en un litro de agua con unas gotas de lavandina apta para alimentos.
Posteriormente, es imprescindible enjuagarlas con abundante agua para eliminar cualquier residuo químico y asegurarse de que queden completamente limpias.
El secado individual es el siguiente paso clave. Cada fresa debe secarse cuidadosamente con una servilleta de papel, ya que la humedad residual favorece el desarrollo de moho y acelera el deterioro. Una vez secas, se recomienda colocarlas en un recipiente amplio, cubierto en el fondo y los bordes con papel de cocina.

Las frutas deben distribuirse de manera uniforme y cubrirse con papel film, al que se le realizan pequeñas perforaciones para permitir la circulación del aire. Este método ayuda a mantener la frescura y el sabor de las frutillas durante más tiempo en la heladera.
La duración óptima de conservación, siguiendo estos cuidados, puede extenderse entre cinco y siete días. Para maximizar la frescura, los especialistas sugieren no lavar las fresas hasta el momento de consumirlas y almacenarlas en un recipiente bien ventilado, preferentemente con una capa de papel absorbente en la base para controlar la humedad. De este modo, se evita que se echen a perder prematuramente.
Aplicar los consejos de limpieza y almacenamiento permite disfrutar de esta deliciosa fruta en su mejor estado, conservando su sabor, color y textura, y aprovechando plenamente sus beneficios nutricionales.


