
El sándwich es una de las opciones más habituales para el lunch escolar de los niños debido a su practicidad y variedad. Su valor nutricional depende de los ingredientes utilizados y de cómo se equilibren los grupos de alimentos en su preparación.
El pan es la base del sándwich. Las variedades integrales aportan fibra, vitaminas del grupo B y minerales, lo cual favorece la digestión y proporciona energía sostenida. En cambio, el pan blanco suele tener menor cantidad de fibra y micronutrientes, por lo que su consumo frecuente no es tan recomendable. La mejor opción para un sandwich como lunch de un estudiante es el pan integral.
Más allá del pan: elige estos ingredientes para hacer el mejor sandwich para niños

La proteína es otro componente esencial en un lunch saludable. Los sándwiches pueden incluir carnes magras como pollo a la plancha, jamón bajo en sodio, atún o huevo, así como queso en cantidades moderadas. El pollo y el huevo aportan proteínas de alta calidad y grasas saludables. El jamón y el queso deben elegirse con bajo contenido en sodio y grasas saturadas para evitar un exceso de sal y grasas no deseables en la dieta infantil. Alternativas vegetales, como hummus, aguacate o frijoles, también nutren y ayudan a diversificar el perfil de nutrientes.

Las verduras frescas forman parte importante en la composición de un sándwich saludable. Hojas verdes, tomate, zanahoria rallada, pepino y pimientos agregan vitaminas, antioxidantes y fibra. Su inclusión ayuda a crear una comida más completa y equilibrada, y fomenta en los niños la aceptación de diferentes sabores y texturas.
El acompañamiento y los aderezos también influyen en el valor nutricional del sándwich. La mayonesa, la mantequilla y otros aderezos industriales suelen sumar calorías vacías y grasas saturadas. Su consumo debe ser ocasional o en pocas cantidades. En su lugar, se pueden emplear yogur natural, aceite de oliva o aguacate, que aportan grasas saludables.
El tamaño y la frecuencia también deben considerarse. Un sándwich debe acompañarse de una porción adecuada para la edad del niño, sin resultar excesivo. Incluir una fruta fresca o trozos de vegetales como parte del lunch ayuda a equilibrar la ingesta y evitar la monotonía. Es importante evitar el consumo frecuente de embutidos, quesos grasos, panes ultraprocesados y salsas hipercalóricas.
El sándwich, preparado con pan integral, proteína magra, verduras y aderezos saludables, constituye una opción equilibrada y práctica. No obstante, debe integrarse dentro de una alimentación variada que incluya otros grupos de alimentos. Fomentar la participación de los niños en la elección y preparación del lunch ayuda a crear hábitos saludables y a desarrollar preferencias por alimentos frescos y nutritivos.

