
El durazno aparece en diversas investigaciones científicas como una fruta con propiedades que contribuyen a la prevención de enfermedades crónicas. Su perfil nutricional, compuesto por vitaminas, minerales y antioxidantes, posiciona al durazno como una alternativa de valor en la dieta diaria.
Los beneficios del durazno

La presencia de vitamina C, vitamina A, potasio y fibra en el durazno permite que este alimento ayude a reducir el riesgo de cataratas. Los antioxidantes, como la luteína y la zeaxantina, protegen al cristalino del ojo frente a la acción de los radicales libres, que favorecen el daño y el envejecimiento celular. Diversos informes científicos apuntan que una dieta rica en frutas como el durazno disminuye la probabilidad de desarrollar opacidades en el cristalino.
Respecto a la presión arterial alta, el durazno contiene potasio, uno de los minerales que modulan el equilibrio de líquidos y electrolitos en el organismo. Una ingesta adecuada de potasio se vincula con la eliminación de sodio a través de la orina, un factor clave para el control de la tensión arterial. El bajo contenido de sodio en el durazno complementa este efecto, lo que favorece su inclusión en planes alimentarios para personas con antecedentes de hipertensión. Organizaciones médicas internacionales recomiendan consumir alimentos con un perfil similar para mejorar la salud cardiovascular.

En el caso de la diabetes, el índice glucémico del durazno es bajo en comparación con otras frutas, lo que significa que su impacto sobre los niveles de glucosa en sangre resulta menor. La fibra soluble que aportan los duraznos ayuda a ralentizar la absorción de los azúcares presentes en la fruta, lo que contribuye a prevenir picos glucémicos bruscos tras las comidas. Estudios poblacionales han detectado que quienes incorporan frutas frescas como durazno en su alimentación reducen el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
El consumo habitual de durazno se asocia también con el mantenimiento de un peso saludable, aspecto que influye positivamente en la prevención de las tres patologías mencionadas. Una porción promedio de duraznos frescos aporta unas 39 calorías, 1 gramo de proteína y 2 gramos de fibra. Su perfil nutricional permite saciedad sin un aporte calórico elevado, lo que beneficia el control del peso corporal.
La variedad de componentes bioactivos del durazno ofrece un efecto protector frente a enfermedades degenerativas. La inclusión del durazno en la alimentación diaria se vincula con una reducción de factores de riesgo asociados con la salud ocular, metabólica y cardiovascular.