Cómo aprovechar al máximo las propiedades de la mandarina para proteger tu sistema inmunológico

Incluir esta fruta rica en vitamina C, antioxidantes y fibra en la alimentación diaria puede contribuir a fortalecer las defensas

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La mandarina aporta nutrientes clave
La mandarina aporta nutrientes clave para la prevención de infecciones estacionales. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El consumo regular de mandarina durante los meses fríos puede convertirse en una estrategia eficaz para reforzar las defensas del organismo frente a las enfermedades respiratorias propias del otoño y el invierno.

Esta fruta, apreciada por su sabor y frescura, destaca por su aporte de vitamina C, antioxidantes y otros nutrientes esenciales que contribuyen a la prevención de infecciones estacionales.

Uno de los principales atributos de la mandarina es su elevado contenido de vitamina C. Una pieza mediana proporciona más del 30% del requerimiento diario recomendado de este nutriente, lo que la convierte en una aliada clave para estimular la producción de glóbulos blancos, responsables de combatir infecciones.

Munchas personas prefieren incluir esta
Munchas personas prefieren incluir esta fruta en la preparación de infusiones. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Además, la vitamina C actúa como antioxidante, lo que ayuda a neutralizar los radicales libres y disminuye la inflamación, lo que protege al organismo del daño celular.

Junto a la vitamina C, la mandarina aporta vitamina A, fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema inmunitario y la protección de las mucosas respiratorias. También contiene vitaminas del complejo B, que resultan necesarias para mantener los niveles de energía y contrarrestar el cansancio que suele acompañar a los cambios de estación.

Entre los minerales presentes, el potasio sobresale por su papel en el equilibrio electrolítico y el soporte al sistema nervioso y muscular.

El perfil antioxidante de la mandarina se ve reforzado por la presencia de flavonoides y carotenoides, compuestos que ayudan a combatir el estrés oxidativo y a prevenir el envejecimiento prematuro de las células. Estas sustancias también poseen propiedades antiinflamatorias, lo que contribuye a reducir el riesgo de enfermedades crónicas y a fortalecer las defensas naturales del cuerpo.

El consumo de mandarina apoya
El consumo de mandarina apoya las defensas durante el otoño e invierno. Foto: (iStock)

Para aprovechar al máximo los beneficios de la mandarina, se recomienda consumirla fresca y entera, ya que la pulpa y la fibra concentran la mayor parte de sus nutrientes. La cáscara, aunque no se ingiere directamente, contiene aceites esenciales con propiedades antimicrobianas; rallarla finamente permite aromatizar infusiones, postres o platos salados.

Otra opción es incorporarla en jugos o batidos junto a otras frutas como fresa, piña o zanahoria, obteniendo así una bebida matutina rica en antioxidantes. Los gajos de mandarina pueden añadirse a ensaladas verdes o platos de pollo y pescado para aportar un toque cítrico y fresco. Además, secar la cáscara y utilizarla en infusiones es una práctica tradicional que permite aprovechar sus cualidades digestivas y relajantes.

Más allá de su impacto en el sistema inmune, la mandarina favorece la digestión, contribuye al control del colesterol, mejora la salud de la piel y ayuda a mantener una hidratación adecuada gracias a su elevado contenido de agua.

Incluir esta fruta en la dieta diaria durante el otoño e invierno representa una alternativa sencilla y económica para fortalecer la salud y protegerse frente a las infecciones estacionales.