¿Qué órganos limpia la sandía? 

El consumo frecuente de esta fruta aporta antioxidantes, agua y minerales

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El alto contenido de agua
El alto contenido de agua y antioxidantes de la sandía favorece la eliminación de toxinas y protege las células hepáticas. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Mantener la salud del hígado y los riñones es fundamental para que el cuerpo funcione correctamente y evite padecimientos graves, como insuficiencia hepática, hígado graso o enfermedades renales crónicas. Por esto, la prevención a través de una alimentación adecuada resulta una estrategia clave y, dentro de este contexto, la sandía emerge como una de las frutas más valiosas para apoyar el trabajo depurativo del organismo.

El papel de la sandía en la limpieza del hígado es destacado. Su alto contenido de agua facilita el efecto diurético, lo que ayuda a movilizar y eliminar toxinas acumuladas en el órgano. El consumo regular de esta fruta potencia la función natural de este órgano encargado de filtrar sustancias dañinas, sintetizar proteínas y metabolizar los nutrientes que ingerimos.

En este proceso, la sandía destaca también por ser rica en antioxidantes como el glutatión y el licopeno, que tienen un efecto protector sobre las células hepáticas. Estas sustancias cumplen una función elemental: el glutatión ayuda a neutralizar los radicales libres, que son moléculas inestables capaces de causar daño celular y aumentar la inflamación.

El consumo regular de sandía
El consumo regular de sandía reduce el riesgo de cálculos renales y apoya la regeneración celular del hígado. (Imagen Ilustrativa Infobae)

A su vez, el licopeno posee propiedades antiinflamatorias importantes e incide en la protección de las células frente al estrés oxidativo. Así, la sandía no solo ayuda a mantener en óptimo funcionamiento el filtro natural del cuerpo, sino que además contribuye a que las células del hígado puedan regenerarse más fácilmente después de sufrir alguna agresión, como el exceso de toxinas o medicamentos.

Consumir sandía también juega un papel decisivo en el bienestar de los riñones. Gracias a su abundante agua, favorece un aumento en la producción de orina, que es el mecanismo principal que usan estos órganos para eliminar los desechos del cuerpo. Este efecto depurativo disminuye la carga de trabajo renal y posibilita la expulsión eficiente de residuos como el ácido úrico y los excesos de calcio, lo que reduce el riesgo de formación de cálculos o piedras en los riñones.

El aporte de potasio en la sandía es otro recurso valioso, ya que este mineral ayuda a regular el equilibrio de electrolitos y contribuye a una presión arterial saludable, factores clave en el apoyo al sistema renal. Al mantener estos parámetros bajo control, el consumo frecuente de esta fruta puede contribuir a la prevención de enfermedades renales más graves y al sostenimiento general de la función de estos órganos filtrantes.

Consumir sandía ayuda a prevenir
Consumir sandía ayuda a prevenir enfermedades renales y hepáticas al mejorar la función de filtrado del organismo. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Incorporar sandía en la dieta diaria trae, además, beneficios colaterales que respaldan la salud general. Es una fruta de baja cantidad calórica y una buena fuente de vitaminas A, B6 y C, nutrientes que potencian el sistema inmunológico y promueven la salud de la piel y la vista. La citrulina, un aminoácido presente en la fruta, ha mostrado efectos positivos al reducir la fatiga muscular y optimizar el rendimiento físico.

El potencial de la sandía como aliada para el hígado y los riñones no significa, sin embargo, que sea la única fruta útil para estos fines. Otras opciones que favorecen la limpieza y protección de estos órganos son el limón, la piña, la uva, la manzana y el arándano rojo. Recuerda consultar a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.