
El 9 de mayo la relación entre la mexicana Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya dejó de ser un rumor para convertirse en una confirmación pública. La pareja fue vista durante la Feria de Abril, una celebración emblemática de la cultura andaluza que combina música, baile y gastronomía.
La aparición conjunta del heredero de la Casa de Saboya, de 52 años, con la ex reina de belleza de 54, captó los titulares por tratarse de un vínculo inesperado entre dos figuras de proyección internacional, cuyas trayectorias personales y profesionales se han desarrollado en contextos muy distintos pero igualmente visibles para el ojo público.
Los indicios sobre su cercanía comenzaron en enero, cuando ambos asistieron al desfile de la diseñadora Rocío Peralta, donde la prensa especializada los calificó como la “primera pareja sorpresa del año”, destacando la química evidente que proyectaban. Desde entonces, la atención mediática no ha cesado, alimentada por cada aparición en común y por el interés que despierta una relación que une linajes, glamour y escenarios sociales de alto perfil.

La de “El Pescaíto”, un escenario de amor y festejo
Durante su paso por la Feria de Abril, Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya protagonizaron uno de los momentos más comentados en la tradicional celebración. La pareja asistió a la fiesta inaugural conocida como “El Pescaíto”, donde desfilaron por distintos pabellones entre música flamenca, gastronomía típica y un ambiente festivo.
Fue ahí donde la empresaria mexicana declaró: “La estamos disfrutando muchísimo. Me hace muy feliz poder compartir con él la magia de Sevilla, presentarle a mis amigos, y hacerlo parte de una cultura que para mí significa tanto. Vivir este momento juntos lo hace aún más especial para los dos”.
Adriana deslumbró con un estilismo que combinó elegancia y personalidad, eligió un vestido entallado de encaje negro, un cinturón de cuero del mismo tono firmado por Dior y una bolsa Lady Dior también en negro. Completó su imagen con su característico labial rojo, reafirmando su sello distintivo. A su lado, el príncipe optó por un traje que armonizaba con los colores de Abascal, luciendo una corbata de rayas horizontales blancas que aportaba un aire relajado pero cuidado.
En un ambiente cargado de simbolismo y alegría, Abascal expresó su satisfacción por vivir esta experiencia junto a su pareja. “Es la primera vez que vengo acompañada. Está siendo muy divertida”, comentó con discreción mientras compartía con amigos cercanos y figuras del entorno social sevillano. La pareja, sin ocultar su cercanía, fue captada en múltiples ocasiones por fotógrafos que siguieron cada uno de sus movimientos en el recinto ferial.
Más allá del romance, la modelo destacó su lazo personal con el país ibérico. “España significa muchísimo para mí. Me siento profundamente conectada a sus tradiciones, su cultura y su gente. Mi familia española me ha enseñado a amar este país desde el corazón. España forma parte de mi identidad”. Con estas palabras, reafirmó su vínculo emocional con la tierra que la vio consolidar parte de su carrera y que ahora se convierte también en escenario de su nueva historia sentimental.

¿Cómo se conocieron Adriana Abascal y el príncipe Filiberto?
La historia entre Adriana Abascal y el príncipe Manuel Filiberto de Saboya generó revuelo en los círculos sociales europeos. La modelo mexicana, conocida por su relación con el magnate televisivo Emilio Azcárraga Milmo y más tarde con el empresarios español Juan de Villalonga, atraviesa una etapa personal marcada por la estabilidad emocional junto al noble italiano.
Después de residir en París junto a su anterior esposo, un empresario francés, la también empresaria retoma la atención mediática por su vínculo con uno de los descendientes más visibles de la antigua realeza italiana.
Manuel Filiberto, descendiente directo de la Casa de Saboya, nunca ha ostentado el trono, pero mantiene una presencia activa en eventos públicos y medios europeos. Su conexión con Adriana salió a la luz en semanas recientes, despertando la curiosidad sobre su situación conyugal previa. El aristócrata puso fin a la especulación al confirmar su separación de la actriz Clotilde Courau, madre de sus hijas, con quien contrajo matrimonio en 2003 y compartió más de dos décadas de vida familiar.
Fue a través de una entrevista concedida a la revista Gente que el príncipe aclaró que su ruptura con Courau ocurrió durante el verano de 2024. Aunque el proceso no se había oficializado públicamente, el heredero detalló que llevaban tiempo distanciados. Este anuncio coincidió con el inicio de su relación con Abascal, quien, por su parte, prefirió mantener en reserva los detalles sobre cómo comenzó su cercanía con el aristócrata.
La pareja, ahora consolidada, dio pie a múltiples especulaciones sobre el inicio de esta etapa, que combina la experiencia de dos figuras con trayectorias marcadas por la alta sociedad internacional. Aunque ninguno ha ofrecido una versión precisa sobre su primer encuentro, su presencia conjunta sugiere que su historia comenzó tiempo antes de hacerse pública. La casa real de Saboya hasta ahora ha guardada silencio y tampoco ha emitido algún comunicado.