
El 10 de mayo en México se ha convertido en una celebración dedicada a las madres, un día lleno de flores, regalos y elogios a su sacrificio y amor incondicional. Sin embargo, existe un aspecto del Día de las Madres que rara vez se menciona: el dolor invisible de las mujeres que no ejercen la maternidad.
Este 10 de mayo, la organización Ola Violeta hace un llamado a reconocer que, mientras algunas mujeres celebran la maternidad, otras viven un duelo silencioso por no haber sido madres.
Ya sea por elección personal, infertilidad o circunstancias de la vida, el estigma y la presión social continúan afectando a aquellas que no se ajustan al modelo tradicional de mujer-madre.
En su reciente informe “¡Madre mía! Los desafíos emocionales de la maternidad”, Ola Violeta destaca que muchas mujeres se cuestionan su decisión de no maternar, a pesar de haberla tomado con plena conciencia.

Este duelo emocional, casi siempre ignorado, está marcado por la incomodidad en reuniones sociales, la falta de empatía y la presión para asumir el rol de cuidadora de familiares en ausencia de hijos.
Maternidad no elegida: entre el dolor y la presión social
De acuerdo con el informe, el 35 por ciento de las mujeres que no han sido madres por elección se cuestiona con frecuencia su decisión, aunque en su momento la tomaron con seguridad.
El sentimiento se intensifica en contextos familiares o sociales donde se les interroga, directa o indirectamente, por no tener hijos.
Además, entre aquellas que sí deseaban maternar pero enfrentaron problemas de infertilidad, el 60 por ciento dice sentirse incómoda al hablar del tema en reuniones, donde su dolor es frecuentemente ignorado o minimizado.
Ola Violeta también advierte sobre una realidad poco discutida en México: el riesgo de que las mujeres sin hijos sean vistas como cuidadoras por defecto dentro de sus familias.
Al no tener responsabilidades de crianza, se espera que asuman el cuidado de padres, personas enfermas o con discapacidad, en un país que carece de un sistema público de cuidados efectivo.
El mito de la plenitud femenina a través de la maternidad
En México, la Tasa Global de Fecundidad ha descendido de siete hijos por mujer en los años sesenta a solo dos en la década pasada, pero persiste la idea de que solo a través de la maternidad una mujer alcanza su plenitud.
Este paradigma sigue afectando emocionalmente a millones de mujeres. Algunas se sienten incompletas por no haber sido madres, y otras viven en constante presión por cumplir con un ideal de madre perfecta que les exige sacrificar su salud mental y emocional.

Según el informe, el 42 por ciento de las mujeres que han tenido hijos experimentó depresión posparto, pero el 86 por ciento de ellas no lo compartió con su entorno por miedo al juicio o al estigma.
Esta falta de redes de apoyo y espacios seguros para hablar del tema agrava los riesgos para la salud mental de quienes maternan.
Un llamado a respetar la diversidad de experiencias femeninas
Este 10 de mayo, Ola Violeta invita a mirar más allá del festejo tradicional y reconocer que existen múltiples maneras de vivir una vida plena, con o sin hijos. La organización insiste en que la maternidad no debe ser el único referente de valor para las mujeres y que es urgente construir una sociedad donde todas las experiencias femeninas sean respetadas por igual.
La fundadora de la organización, María Elena Esparza Guevara, advirtió que tanto la maternidad ejercida como la declinada representan desafíos emocionales importantes, aunque por motivos distintos. “Ser madre jamás debería ser la medida única de la valía de una mujer”.
Mariana García Martin del Campo, presidenta de la Comisión de Mujeres Empresarias en CDMX, con quien Ola Violeta firmará próximamente un convenio de colaboración, afirmó: “Nada te prepara para el duelo de no maternar cuando todo a tu alrededor espera que lo seas”.