
La madrugada del 4 de julio de 1997 marcó un punto de quiebre en el narcotráfico en México. Amado Carrillo Fuentes, conocido como El Señor de los Cielos, no murió en un operativo militar ni fue capturado en una redada espectacular.
Según la versión oficial, falleció mientras se sometía a una cirugía estética en el Hospital Santa Mónica, en Polanco, Ciudad de México, con la intención de cambiar su rostro y evadir a la justicia. No obstante, más de 25 años después, el misterio sobre su muerte sigue sin resolverse del todo.

¿Ser un “narco atractivo” le costó la vida? Esto se sabe
Las autoridades mexicanas señalaron que Carrillo murió por una complicación respiratoria a causa del sedante Midazolam durante una intervención quirúrgica. Sin embargo, el asesinato posterior de los dos médicos que lo operaron —cuyos cuerpos aparecieron torturados dentro de tambores con cemento en la Autopista del Sol— sembró dudas en torno a la autenticidad de su fallecimiento. ¿Por qué asesinar a los cirujanos si la muerte fue un accidente?
Investigaciones periodísticas, como las de la periodista Anabel Hernández y Jesús Blancornelas, han documentado líneas e hipótesis, las cuales señalan que Carrillo Fuentes fingió su muerte con ayuda de altos mandos corruptos a cambio de entregar rutas, dinero y operadores del Cártel de Juárez. Algunos informes incluso sugieren que fue visto años después en Sudamérica bajo una nueva identidad.

El informe de la DEA: fotografías del cuerpo del gran narcotraficante y “El Amo del Mal”
Por su parte, la agencia de Administración y Control de Drogas (DEA en ingles) nunca ofreció pruebas públicas que confirmaran de forma irrefutable que el cuerpo enterrado era el del capo. Las fotografías del supuesto cadáver mostraban una apariencia hinchada y distorsionada por la cirugía, lo que dificultó su identificación. Algunos testigos apuntaron que se trataba de un doble. Posiblemente, un expolicía conocido como “El Chiquilín”.
Las grandes cargas de cocaína en aviones Boeing
Amado Carrillo Fuentes no era un capo cualquiera. Fue el pionero en utilizar aviones comerciales, incluidos Boeing 727 y otros jets de gran capacidad, para transportar cocaína desde Colombia hasta México y luego a Estados Unidos. Su alianza inicial con Pablo Escobar y el Cártel de Medellín e rompió tras un presunto robo de 12 toneladas de droga, lo que lo catapultó como una figura independiente del narcotráfico global.
Con la caída del Cártel de Medellín y la muerte de Escobar, Carrillo tomó el control de rutas clave y desplazó a los cárteles colombianos en los mercados de droga más rentables del norte. Su imperio, basado en la logística aérea y contactos institucionales, le permitió acumular una fortuna estimada en más de 25 mil millones de dólares, según diversas fuentes.

Tras su supuesta muerte, el narcotráfico no se detuvo. Por el contrario, se desató una lucha interna en el Cártel de Juárez. Muchos expertos consideran que esa violencia fue una cortina de humo para legitimar la versión oficial y enterrar, en más de un sentido, cualquier intento de esclarecer lo ocurrido con “El Señor de Los Cielos”.
Hoy, el nombre de Amado Carrillo Fuentes sigue resonando en la cultura popular, series de televisión, libros y reportajes. No obstante, la pregunta persiste:
¿Murió realmente en aquel quirófano o simplemente “despegó” a la eternidad?
En el mundo del narcotráfico, fingir la muerte no es un mito, sino una estrategia que puede rendir frutos en el futuro. Quizá, y hasta el momento en el que se escribe este texto, Carrillo Fuentes fue el único que logró dominar también ese arte.