
Existe un aroma familiar que evoca postres, cafés y hogares cálidos, se trata de la canela, un ingrediente tan querido en la gastronomía mexicana y presente en miles de cocinas del país, que durante por siglos ha sido una aliada en el área culinario y medicinal.
Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Mississippi lanzó una advertencia que obliga a la población a mirar con otros ojos a esta especia: su consumo excesivo podría alterar el funcionamiento de medicamentos esenciales.
Esta investigación se publicó en Food Chemistry: Molecular Sciences, en donde se señala al compuesto que da a la canela su característico olor y sabor, cinamaldehído, como el responsable de una interacción metabólica no menor.
De acuerdo con esta información, el componente puede activar receptores encargados de metabolizar fármacos, lo que significa que grandes de canela podrían acelerar la eliminación de ciertos medicamentos del cuerpo, por lo tanto, disminuyendo su eficacia.
La doctora Shabana Khan, investigadora principal del Centro Nacional para la Investigación de Productos Naturales, lo resume con claridad: “Podrían surgir problemas de salud si se consumen cantidades excesivas de suplementos sin el conocimiento del profesional de la salud”.

Es decir, que el remedio puede convertirse en obstáculo, especialmente si se trata de medicamentos delicados como los anticoagulantes o medicamentos para la diabetes.
Aunque agregar una pizca de canela al café matutino no representa peligro, Investigadores del Centro Nacional para la Investigación de Productos Naturales, aconsejó que es importante consultar al médico antes de usar suplementos de canela, mientras se toman medicamentos recetados.
Si bien espolvorear un poco de canela sobre el desayuno no representa un problema, el riesgo aumenta cuando se consume como suplemento dietario en altas concentraciones. Esta práctica, a menudo asociada con tendencias de salud o medicina alternativa, puede convertirse en una amenaza silenciosa si se combina con otros tratamientos sin supervisión médica.

No toda la canela es igual
Un matiz crucial emerge entre los tipos de canela disponibles. La canela de Ceylán, originaria de Sri Lanka, contiene niveles muy bajos de cumarina, una sustancia con propiedades anticoagulantes. En contraste, la canela Cassia, proveniente del sur de China, posee una concentración mucho mayor de esta sustancia, lo que la vuelve especialmente riesgosa para personas que toman anticoagulantes o tienen trastornos hemorrágicos.
El aceite de canela, por otro lado, utilizado principalmente en productos tópicos y en la industria alimentaria como saborizante, no parece presentar el mismo nivel de interacción con medicamentos, de acuerdo con Amar Chittiboyina, director asociado del centro.

Una advertencia con sustento científico
Pese a su historial en la medicina tradicional y sus beneficios asociados —control glucémico, efectos antiinflamatorios y protección cardiovascular—, la canela todavía guarda secretos sobre su metabolismo dentro del organismo. “Sabemos que el cinamaldehído podría activar estos receptores, lo que podría suponer un riesgo”, explicó Bill Gurley, coautor del estudio. “Pero no sabremos con certeza hasta que existan estudios clínicos concluyentes”.
Por ahora, la comunidad científica sugiere precaución. Personas con enfermedades crónicas como hipertensión, cáncer, artritis, obesidad o depresión deben evitar el uso de suplementos de canela sin la orientación de un profesional de salud.
La advertencia es clara: lo natural no siempre es sinónimo de inocuo. En tiempos donde los remedios alternativos ganan terreno, este estudio nos recuerda que incluso las especias más familiares pueden tener un lado oscuro cuando se usan sin conocimiento. La canela, aunque deliciosa, requiere respeto. Y sobre todo, información.
