
Hace unos días el Departamento de Justicia de Estados Unidos recordó su oferta de una recompensa de hasta un millón de dólares por cualquier información que sirva para condenar a Ana Gabriela Rubio Zea, una empresaria guatemalteca que se vio involucrada durante años en el tráfico internacional de fentanilo de la mano de Los Chapitos, la facción del Cártel de Sinaloa encabezada por Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Gaby, como era más conocida, fue identificada en su momento por las autoridades estadounidenses como una pieza clave en el suministro de precursores químicos provenientes de China, que luego eran enviados a México para su procesamiento y producción de fentanilo, una droga sintética que ha causado una crisis de salud pública que ha dejado miles de muertos en Estados Unidos.
La captura de la reconocida empresaria, quien se mostraba con la máscara de ser una fiel defensora del medio ambiente, ocurrió el 17 de marzo de 2023 en la capital de Guatemala. En su momento, la fotografía de su detención se viralizó, pues en medio de la pandemia de coronavirus, se le vio a la joven con un cubrebocas, sin dejar de lado su ostentosa visa, pues portaba un suéter de la prestigiosa marca Gucci.

Once días después, el 28 de marzo, la socia de Los Chapitos aceptó ser extraditada a Estados Unidos para enfrentar los cargos por contrabando de drogas. El 20 de julio de ese mismo año, Rubio Zea fue finalmente trasladada a la ciudad de Nueva York en un avión de la Fuerza Aérea Guatemalteca.
La doble vida de “Gaby”
Desde 2016, la guatemalteca comenzó a cultivar una imagen pública de empresaria exitosa y defensora del medio ambiente. A través de su empresa, I-ECO Technologies, se presentaba como una líder en la lucha contra la contaminación plástica.
Con una propuesta de bolsas y pajillas biodegradables elaboradas a partir de fécula de maíz, Rubio Zea promovía productos ecológicos con la promesa de hacer del mundo un lugar más limpio y sostenible. A la par de este compromiso ecológico, comenzó a viajar alrededor del mundo, mostrando una vida de lujo y sofisticación: cenas en restaurantes exclusivos, escapadas a destinos de lujo y publicaciones sobre sus estancias en ciudades como Milán, París y Hong Kong.

Sin embargo, su vida no era tan idílica como parecía. Lo que sus seguidores desconocían era que, detrás de su imagen de empresaria ecológica y activista medioambiental, estaba operando un esquema de tráfico de precursores químicos, en asociación con uno de los grupos criminales más poderosos y peligrosos del mundo.
Según las acusaciones en su contra, la mujer facilitaba la importación de productos químicos, especialmente la N-BOC-4-Piperidona, un compuesto esencial para la fabricación del fentanilo. Informes del Departamento de Estado afirman que Rubio Zea contactó a las empresas SXPC y WSBT, para abastecer al Cártel de Sinaloa con los materiales necesarios.
Para esconder la naturaleza de estos envíos, Zea recurría a métodos sofisticados: ocultaba los precursores químicos en contenedores de productos legales, como alimentos y artículos de higiene, para evadir las aduanas. Este camuflaje era parte de una estrategia más amplia de ocultamiento, que también incluía la falsificación de documentos y el uso de envíos internacionales para hacer parecer que los productos de su empresa I-ECO eran legítimos.

Ana Gabriela no solo era una empresaria exitosa, sino también una hábil manipuladora de su imagen pública. Aunque en redes sociales nunca ocultó el tipo de vida lujosa que llevaba, su habilidad para disimular su verdadera naturaleza criminal le permitió que sus actividades delictivas pasaran desapercibidas durante años.
La caída de Gaby Zea
En marzo de 2023, las autoridades guatemaltecas, con la ayuda de las agencias estadounidenses, arrestaron a Gabriela en la ciudad de Guatemala.
En el momento de su detención, Zea se encontraba dentro de una camioneta de lujo con dos cómplices mexicanos, quienes también fueron arrestados: Humberto Beltrán Cuen, alias Don Chino, y Sergio Antonio Duarte.
Tras su arresto, la Fiscalía estadounidense la señaló de los delitos de:
- Conspiración para manufacturar y distribuir 400 gramos o más de fentanilo con intención, conocimiento y teniendo causa razonable para creer que el fentanilo sería importado ilegalmente hacia EE.UU.
- Conspiración para distribuir y posesión con la intención de distribuir 400 gramos o más de fentanilo.
- Conspiración para cometer lavado de dinero.
Por su parte, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) también incluyó a Rubio Zea en su lista de personas bloqueadas por participar en “actividades o transacciones que han contribuido considerablemente a la proliferación internacional de drogas ilícitas o sus medios de producción”.

Actualmente, Gabriela Rubio se encuentra bajo custodia policial en Estados Unidos, mientras que el Departamento de Estado aguarda que la recompensa de un millón de dólares surta efecto y se avance en su caso judicial.
Cabe apuntar que esta misma cifra también la ofrece para otros implicados en la red de fentanilo de Los Chapitos: Anastacio Soto Vega, Humberto Beltrán Cuen, Sergio Antonio Duarte Frías, Julio Marín González, Silvano Francisco Mariano y Carlos Omar Félix Gutiérrez.