
“Señora, ¿qué cree? ¡Ganó el premio mayor!”, con esas palabras una mujer originaria de Los Cabos, en Baja California, se enteró que su vida había cambiado por completo: le pegó al gordo de la lotería.
Todos lo hemos pensado alguna vez, incluso ya sabemos qué haríamos con cada peso, ganar la lotería es una de las fantasías más recurrentes.
Pero para ganarla hay que jugarla –claro, con responsabilidad– y ella lo hacía, prácticamente todos los días.
No invertía mucho, apenas de uno a cinco pesitos, lo que costaba el Chispazo y el Tris, dos de los sorteos más populares de la Lotería Nacional, debido a su bajo costo.
Pero ese día fue diferente, un ligero cambio en la rutina derivó en un premio de 300 mil pesos.
“Ese día cambió mi vida”

“Fue un día normal de Agosto, para ser exacta fue un miércoles, pero que miércoles, ese día cambió mi vida”, recuerda.
Como todos los días salió de su casa rumbo al supermercado, donde realizaría la compra de despensa y otros artículos necesarios para preparar la comida que vende, con la que se gana la vida.
El súper donde hace sus compras se encuentra al interior de una plaza en la que hay una isla de venta de productos de la Lotería Nacional.
“Soy cliente frecuente, pero solo compraba productos como Chispazo y Tris, ya que esos sorteos son los que están al alcance de mi bolsillo”, explica.
Sin embargo, ese día le llamó la atención la sección de Raspaditos, son juegos que dan premios al instante luego de raspar el boleto –de ahí su nombre–. Hay sorteos desde los 10 y hasta los 50 pesos, un presupuesto muy por encima de lo que regularmente gastaba.
“La verdad no invierto mucho en sorteos y juegos, pero ese día algo me llamó la atención los Raspaditos que estaban en la exhibición, me arme de valor y le pedí a la señorita uno de 30 pesos”, relata.
Era el sorteo “Alegría Lotería”, le explicó la vendedora oficial de la Lotería Nacional, “estos están saliendo con muchos premios, todos los días hay ganadores”, le dijo sonriendo. Incrédula por la vibra positiva de la vendedora, le respondió entre carcajadas “ya dame el raspadito, ya quiero ver como pierdo mis 30 pesos”
“Señora, ¿qué cree? ¡Ganó 300 mil pesos!”

Como era la primera vez que jugaba el Raspadito de Alegría Lotería, la vendedora le ayudó pacientemente con las instrucciones.
En medio del proceso, la vendedora se detuvo, se mantuvo en silencio por un momento y soltó un “Señora, creo que ganó un buen premio”. Posteriormente, fue al teléfono y comenzó a hacer llamadas para asegurar ante sus jefes la premonición.
“Después de unos minutos de incertidumbre y emoción, la vendedora me dijo ‘¿Qué cree? ¡Ganó 300 mil pesos, el premio mayor del Raspadito’.”, cuenta.
La mujer tardó en asimilar lo que estaba pasando, mientras tanto llegó el encargado del punto de venta de Lotería Nacional, quien le dio todas las instrucciones para cobrar el premio.
“Me cuidaron mucho y me sentí muy segura hasta terminar el cobro del boleto [...] Es un momento que no se me va a olvidar nunca”, concluyó.
Los dos propósitos de la Lotería Nacional
Jugar a la lotería tiene dos fines: que el apostador tenga la posibilidad de ganar una buena cantidad de dinero y que el gobierno federal obtenga recursos para financiar programas sociales y de asistencia pública.
Ya que la Lotería Nacional es un instituto descentralizado de la Administración Pública Federal que se encarga de la celebración de sorteos con premios en efectivo.
Los recursos que llegan a este órgano son destinados a la asistencia pública, es decir, captar dinero para gobierno federal y que es reorientado a procurar la igualdad aquellos mexicanos posibilidad de satisfacer por sí mismos sus urgentes necesidades.