
La gastronomía mexicana es reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO debido a su diversidad, historia y riqueza cultural. Esta tradición culinaria se basa en ingredientes autóctonos que fueron utilizados desde tiempos prehispánicos, como el maíz, el frijol, el chile, el tomate y el cacao, incorporando posteriormente influencias europeas tras la conquista.
Una de las características esenciales de la cocina mexicana es el uso del maíz, que es la base de alimentos emblemáticos como las tortillas, los tamales, las enchiladas y el pozole. Los chiles, por su parte, aportan una amplia gama de sabores, desde lo dulce hasta lo picante, siendo fundamentales en salsas y guisos. Otro protagonista es el frijol, que aporta proteína y acompaña la mayoría de los platillos tradicionales.
México cuenta con una rica diversidad regional en su cocina. En el norte predominan las carnes y asados, mientras en el sur destacan los guisos con especias y los moles. En el centro, los antojitos como los tacos y las enchiladas son icónicos.
La gastronomía mexicana no solo representa un placer culinario, sino también una expresión de identidad cultural, que incluye técnicas ancestrales, rituales y una conexión profunda con la tierra y su riqueza natural.
Sopa de albóndigas, la peor de México

Aunque México tiene auténticas delicias en su menú, hay algunos platillos que no le gustan nada a los expertos en gastronomía internacional. Taste Atlas, la enciclopedia culinaria que califica los platos de la cocina de varios países del mundo, elaboró una lista con los peores platillos mexicanos.
La peor sopa de este ranking es la sopa de albóndigas, cuya preparación tiene en la plataforma solo 3.3 estrellas de 5 (un número bajo si tomamos en cuenta que hay otros platillos que superan las 4 estrellas).
Además, Taste Atlas describe así la sopa:
“La sopa de albóndigas es un platillo mexicano que consiste en pequeñas albóndigas fritas y luego cocinadas a fuego lento en una sopa a base de tomate. Las albóndigas suelen estar hechas de pavo, pollo o res, sazonadas con pimentón ahumado, cilantro, ajo, cebolla y pan rallado.
Después de cocinarse a fuego lento en la sopa, el platillo se suele adornar con rebanadas de aguacate, salsa, queso, crema agria y cebollín picado. Esta sopa suele ir acompañada de tortillas de maíz con mantequilla y sal. Se cree que estas sabrosas albóndigas se originaron como un platillo bereber o árabe que fue traído a España y posteriormente a México por los conquistadores".