
Su nombre es Erick Morales Guevara, pero entre los círculos del crimen organizado se le conoce por varios apodos que evocan terror: “El Marino Loko”, “Thor”, “El Martillo” o “El Señor del Martillo”. Exinfante de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar), Morales Guevara marcó con sangre y violencia su paso por el combate al narcotráfico entre 2015 y 2019, particularmente en los estados de Tamaulipas y Veracruz, donde enfrentó a las células del Cártel del Golfo (CDG) y a otros grupos criminales.
A diferencia de otros operativos militares, Morales se hizo famoso no solo por las detenciones, sino por sus métodos: golpeaba a los sicarios con un martillo machacador de carne, los vestía con lencería femenina, los obligaba a besarse entre ellos y difundía las imágenes en redes sociales como una advertencia brutal para los demás integrantes del crimen organizado.
Morales Guevara no era cualquier marino. Sus acciones llegaron a tal grado de notoriedad que los capos pusieron precio a su cabeza, entre ellos Julián Manuel Loisa Salinas, alias “El Comandante Toro”, líder del Cártel del Golfo, quien llegó a ofrecer grandes sumas por localizarlo. “No voy a llevar prisioneros, ya saben cómo trabajo”, advertía el Marino Loko en uno de sus videos.
El origen del mito y sus prácticas

La historia del Marino Loko comienza en el año 2000, cuando se enlistó en la Armada de México. En 2010 fue comisionado a la Policía Naval en Coatzacoalcos, Veracruz, bajo el indicativo “Hércules”, una zona donde ya las células del Cártel de Sinaloa buscaban su cabeza.
Morales acumuló operativos exitosos, pero también numerosas quejas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por el uso excesivo de la fuerza.
El apodo “Loko” no surgió por sus acciones en campo, sino dentro de la propia Semar. Según contó en una entrevista para Imagen Televisión, mientras era recluta, fue enviado a lavar trastes al casino de oficiales y capitanes de la Primera Zona Naval en Tamaulipas.
Un teniente, en estado de ebriedad, intentó golpearlo. Morales se defendió enterrándole un tenedor en el ojo. Cuando quiso renovar su contrato, la psicóloga —amiga del teniente agredido— lo calificó como “no apto” y desde entonces fue conocido como El Loko dentro de la Armada.
El apodo “El Señor del Martillo” nació después. El arma distintiva con la que sometía a los detenidos era un machacador de carne, regalo de la esposa de un exmarino estadounidense que había sido secuestrado en Reynosa.

Morales usaba el martillo para golpear las manos y cabezas de los delincuentes, triturando huesos hasta obtener confesiones. “Cada vez que agarrábamos a esos cabrones hacía mi trabajo y también les daba como un consuelo a la familia. Ya no podía regresarle a la gente a sus familiares que les habían asesinado, violado y todo eso, pero sí darles en su madre y con la garantía de que pagaron”, dijo Morales en entrevista con el medio antes citado.
La humillación pública fue parte de su estrategia. En uno de los casos más conocidos, irrumpió en la casa de Silvestre Haro Rodríguez, alias “El Chive”, cabecilla del Cártel del Golfo en Tampico, y se llevó las cenizas del padre del narcotraficante.
En otro operativo, vistió con ropa femenina a “El Mimido”, otro líder criminal, y lo obligó a besarse con sus sicarios mientras grababa el video.
Estos actos lo convirtieron en una figura odiada y temida por el crimen organizado. El Comandante Toro dedicó recursos para localizarlo, hasta que el criminal fue abatido por el Ejército Mexicano el 22 de abril de 2017 en Reynosa, Tamaulipas, en un operativo que, según diversas versiones, tuvo como detonante esa persecución personal.
¿Qué pasó con El Marino Loko?
Aunque Morales fue celebrado por algunos como símbolo de la guerra contra el narco, sus métodos despertaron serias críticas.

El medio estadounidense Breitbart documentó cómo la Marina reconocía que las prácticas de Morales eran “poco ortodoxas y algunas no exactamente legales”. Pronto comenzaron a aparecer narcomantas firmadas por el CDG, acusándolo de corrupción, robo de armas y pertenencias de los capos.
Los señalamientos hablaban de saqueos a las casas de los líderes criminales, incluido el robo de las cenizas del padre de El Chive, y de presuntos sobornos aceptados por Morales. Él siempre negó esas acusaciones.
La presión dentro y fuera de la institución lo fue marginando. Morales salió de la Semar sin que se informara oficialmente su baja, y desapareció del radar público. Durante un tiempo, intentó abrir una página en redes sociales para contar su versión de los hechos, pero la cerró al poco tiempo, temiendo por su seguridad.
Años después de su salida, el paradero de El Marino Loko sigue sin conocerse. Pero algunas de las pistas más reveladoras sobre su situación actual provienen de los mensajes de voz y las conversaciones que sostuvo con el youtuber Ese Gorrix, quien ha tenido contacto esporádico con Morales.
En esos mensajes, compartidos hace unos días en el canal de YouTube, “El Marino Loko” negó diversos rumores que señalaban que se había “volteado” y se encontraba trabajando para las organizaciones que combatió.

“Chingado, no debía de haber aparecido, güey. Así estaba feliz, contento acá, pero sí me ardió los pinches tanates que dijeran que estaba con el narco. Eso nunca, güey”, afirmó en una de esas grabaciones reveladas.
Gorrix explicó que el “Marino Loko” cambiaba constantemente de número telefónico por razones de seguridad, y que sus comunicaciones eran esporádicas, siempre bajo condiciones controladas. Morales confesó que intentaron convencerlo de abrir un canal propio o participar en proyectos de difusión, pero rechazó esas opciones para mantenerse fuera del foco público.
Según dijo a Gorrix, su vida actual transcurre en el anonimato, posiblemente como escolta privado y al frente de una empresa de seguridad. Aunque su contacto con el youtuber fue ocasional, Morales expresó que éste prefería que su amigo fuera “nadie” antes que arriesgarse a una exposición que pudiera ponerlo en peligro. “Entre menos luzca, entre menos aparezcas, mejor”, afirmó.
Cabe apuntar que hoy día su popularidad es tal que sigue siendo recordado en canciones como las que le dedicó Ese Gorrix, quien también es rapero.