
En un mundo que se convulsiona por una guerra arancelaria que crea crisis económicas en las naciones; en donde existe una batalla de opiniones por un género musical que en sus letras cuenta historias de comunidades en violencia y actividades delictivas; en un momento histórico en donde la máxima autoridad espiritual mundial acaba de perder la vida, así como millones de personas pierden la fe en una religión que dominó ideologías durante siglos; y en donde la inteligencia artificial se erige como un peligro inminente para -dicen varios- dominar el pensamiento natural del ser humano, no parece coincidencia que la realidad atraviese por el Año de la Serpiente.
Según los conocedores del Zodiaco Chino, el año asociado con la serpiente significa una etapa convulsa en donde la transformación y los cambios son inminentes. Un año de etapas difíciles que serán necesarias para la renovación y el cambio de conciencia. Así como el reptil muda de piel cada ciclo, la humanidad hará lo mismo durante “El año de la serpiente”.
Nada volverá a ser igual y bajo dicha premisa Arcade Fire presentó hace un par de semanas el primer sencillo de su nuevo disco, titulado “Year of the Snake”, una canción que en sus letras difunde el comportamiento espiritual y personal en donde el pensamiento disruptivo no será condenado, sino necesario. “No hagas lo que deberías, haz lo verdadero”, dice en una de sus estrofas.

“It’s the season of change, and if you feel strange, It’s probably good (Es época de cambios, y si te sientes extraño, probablemente sea bueno)”, dice el coro de la canción.
Arcade Fire tomó toda esta ideología new age, espiritual y filosófica, en donde el Elefante Rosa representa “el efecto paradójico de intentar suprimir un pensamiento, que lo hace aún más prominente” (”no pienses en elefantes”) para vestir su nueva producción discográfica. Asimismo, previo a su lanzamiento, programado para el 9 de mayo, la banda canadiense organizó una mini gira de conciertos que tiene la finalidad de presentar el álbum en vivo y en directo a sus fans. Y México fue la sede que dio inicio a su recorrido.
La premiere mundial de Pink Elephant

“Bienvenidos a la premiere mundial de Pink Elephant”, dijo Win Butler, su vocalista, arriba del escenario tras pasadas un par de canciones de iniciado su show. A pesar de que la agrupación podría llenar recintos más grandes el Teatro Metropólitan fue la sede elegida por ellos para hacer de este encuentro algo más íntimo.
Absolutamente todo en el show de Arcade Fire fue atípico. Desde un Metropólitan alumbrado de rosa por todos partes -tanto al interior, como en el lobby- hasta la aparición del leadman en medio de sus fans previo al inicio del concierto.
Win Butler apareció de pronto, a las 20:20 horas por el vestíbulo, entre la gente, con unas gafas de margaritas y con toda la intención de comprar una playera de la banda. El cantante la consiguió no en la mesa de mercancía oficial al interior, sino sobre la calle con los vendedores no oficiales de souvenirs. Aprovechó, desde luego, para tomarse fotos y estrechar la mano de algunos fans.
Una hora más tarde el concierto inició -con un retraso de más de veinte minutos- en medio de un aura mística adornada por humo artificial, cortinas de seda transparentes, iluminación rosa, y un corazón de espejos en las alturas que tuvo la misma función de una bola disco.

Regine Chassagne apareció por las puertas posteriores del teatro con un sombrero estilo oriental con flecos largos que llegaban hasta sus pies y escondían casi por completo todo su cuerpo. Caminó hasta el escenario, subió y prendió una vela en forma de elefante rosa.
Con una magia, que pareciera provocada por el fuego, tocó a cada uno de los miembros de la banda, que ya yacían en el suelo del escenario. Uno a uno “renacieron”, se pusieron de pie, tomaron sus instrumentos y dieron inicio a la premiere mundial de Pink Elephant.
México fue el primer país en escuchar ocho de las diez canciones que componen el álbum. Por alguna razón omitieron dos temas, pero los que sus fans pudieron escuchar sin duda fueron satisfactorios. Pink Elephant será un disco con ritmos animados, pero con otros también introspectivos. Por ahí hay alguno intenso y catártico, pero sobre todo un conjunto que demuestra que musical y líricamente, los canadienses no han perdido el toque.
Tras cuarenta minutos de concierto, la banda dio las gracias por escuchar y se retiró. Sin embargo, aproximadamente 10 minutos más tarde regresaron al escenario y llenaron de energía al público con una segunda parte compuesta de nueve de sus mejores éxitos.

Para dicha sección el vestuario fue distinto, la iluminación más potente y el público más apasionado que en la primera parte. Una vez más, Win, Regine y compañía acompañaron de la mano a sus fieles por un camino de nostalgia marcado por evocaciones a la infancia, la vida de los suburbios, las experiencias y despertares de la adolescencia y muchos más, pusieron los ojos llorosos de muchos.
A pesar de que para muchos fanáticos, hicieron falta algunas canciones, sin duda la dinámica de su show fue diferente. Arcade Fire habló poco con el público; pero interactuó físicamente con ellos en varias ocasiones tanto en la planta baja como en las butacas del espacio superior del teatro.
Tampoco hubo una bandera mexicana ondeante en el escenario, ni palabras que elogiaran los detalles de nuestra cultura o gastronomía. A todas miras fue un concierto atípico y diferente, sin embargo, efectivo e inolvidable. Nadie puede decir que la pasó mal atestiguando el regreso de Arcade Fire a México. Y este tipo de detalles son los causantes de que la banda siempre se distinga de sus contemporáneas.

Además, estamos en el Año de la Serpiente y la banda ya lo dice en el primer sencillo de su nuevo disco: “In the year of the snake, I made a clean break and try something new (En el año de la serpiente, hice un cambio radical y probé algo nuevo)”.
Arcade Fire se presentará de nuevo esta noche en el Teatro Metropólitan. Pink Elephant es su séptimo álbum de estudio y no estará disponible hasta el próximo 9 de mayo. Sin embargo, por ahora los mexicanos ya lo tienen cargado en su mente y corazón.