
El espacio de trabajo se refiere al entorno físico o virtual donde las personas realizan sus actividades laborales o creativas. En un contexto físico, puede incluir oficinas, estudios, talleres u otros lugares diseñados para facilitar la productividad y el cumplimiento de tareas específicas.
Estos sitios suelen estar equipados con herramientas, tecnología y mobiliario adaptados a las necesidades de quienes lo ocupan, como escritorios, computadoras, sillas ergonómicas y materiales especializados para desempeñar la profesión y actividades que se necesitan cumplir en la jornada laboral.
Sin embargo, el equipo de trabajo no es el único factor necesario para poder tener un buen entorno laboral, pues de acuerdo con la filosofía china basada en la armonía de la energía conocida como Feng Shui, los aspectos estéticos y emocionales también son muy importantes en este ámbito.
Aspectos importantes para el buen ambiente laboral

De acuerdo con el libro “Lillian Too’s Practical Feng Shui” de la reconocida escritora budista Lillian Too un buen ambiente laboral busca armonizar la energía (chi) para fomentar productividad, bienestar y equilibrio. Para ello, puedes seguir las siguientes recomendaciones.
Disposición del espacio: usa el mapa Bagua para organizar el área de trabajo, dividiendo el espacio en nueve sectores (riqueza, fama, relaciones, etc.). Por ejemplo, el sector norte está vinculado a la carrera, y el sureste a la prosperidad.
Coloca el escritorio en una “posición de poder”, es decir, mirando hacia la puerta, pero sin estar directamente en línea con ella, para sentir control y seguridad.
Orden y limpieza: mantén el espacio despejado de objetos innecesarios, ya que el desorden bloquea el flujo del chi. Archiva documentos y elimina cosas rotas o en desuso ya que un escritorio limpio promueve claridad mental y reduce el estrés.
Personalización consciente: incluye objetos inspiradores (fotos familiares, arte motivador), pero con moderación para no saturar el espacio y recuerda evitar espejos frente al escritorio, ya que pueden reflejar energía negativa o distraer.
Circulación del chi: asegúrate de que el espacio no esté abarrotado y que el aire circule libremente. Abre ventanas regularmente para renovar la energía, para ello evita muebles con esquinas puntiagudas dirigidas al área de trabajo, ya que generan “flechas venenosas” que perturban.
Elementos naturales: introduce una pequeña fuente de agua (como una fuente de mesa) en el sector norte o sureste para atraer prosperidad y fluidez. El sonido del agua calma y estimula la creatividad, pero debe ser un flujo suave, no ruidoso.
Además, puedes colocar plantas de hojas redondeadas (como pothos o bambú de la suerte) para purificar el aire y atraer vitalidad. No elijas algún tipo de cactus, ya que sus espinas generan energía agresiva de acuerdo con la filosofía.
El origen del Feng Shui

De acuerdo con el libro “Feng Shui: La sabiduría ancestral de una vida armoniosa para los tiempos modernos” de la especialista en artes taoístas, Eva Wong, esta filosofía tiene su origen en la antigua China, aproximadamente hace más de 3,000 años, durante las primeras dinastías.
Surgió como una práctica basada en la observación de la naturaleza y la relación entre las personas y su entorno, con el objetivo de encontrar el equilibrio entre el ser humano, la Tierra y el universo.
Esta práctica se desarrolló en estrecha relación con las filosofías del taoísmo, particularmente en conceptos como el yin y yang (la dualidad y el equilibrio de opuestos) y los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua), que representan las fuerzas fundamentales de la naturaleza.
Con el tiempo, el feng shui evolucionó y comenzó a influir no solo en la arquitectura, sino también en la organización interna de los espacios y la posición de objetos cotidianos. Aunque inicialmente estaba reservado para emperadores y clases altas, su práctica se extendió al público general y trascendió las fronteras de China.