
Documentos desclasificados por los Archivos Nacionales de Estados Unidos hace unas semanas revelaron nuevos detalles sobre el evento que terminaría con la vida del presidente John F. Kennedy, ocurrido el 22 de noviembre de 1963. En los más de 2,100 archivos publicados se mencionan más detalles sobre los movimientos de Lee Harvey Oswald en México.
El documento 180-10110-10484 destaca el nombre del técnico Arnold Arehart, encargado de supervisar el funcionamiento del equipo de vigilancia en una base de la Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) que operaba en la Ciudad de México.
“Arnold Arehart fue designado a trabajar como el técnico de la base en Ciudad de México en 1960, donde se encargaba de supervisar todas las tareas técnicas que se realizaban ahí dentro”, explica el archivo desclasificado 180-10110-10121

Las revelaciones de Arehart
A raíz de las diferentes investigaciones del gobierno de Estados Unidos sobre el asesinato de Kennedy, el país norteamericano formó el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos (HSCA por sus siglas en inglés) en 1976 con el objetivo de analizar a profundidad lo que había ocurrido en el magnicidio del ex presidente. Como parte de esta investigación, la organización entrevistó a Arehart para esclarecer el papel de la base de espionaje en la capital mexicana meses previos a la muerte de Kennedy.
Arehart confirmó que “la base funcionaba monitoreando 30 líneas entrantes y 30 grabadoras que registraban cada una de las llamadas que recibían de agentes soviéticos, cubanos y políticos mexicanos ”, como se puede leer en el archivo.

Según el testimonio, Arehart era el único estadounidense trabajando en la base en ese momento. Junto con él estaban entre seis y ocho mexicanos; los cuales se encargaban de monitorear las conversaciones y decidir cuáles eran relevantes para analizarlas.
Las grabaciones de las llamadas provenientes de Cuba y la Unión Soviética eran transcritas al inglés y una vez finalizadas las transcripciones, Arehart se encargaba de entregarlas a los oficiales de la CIA, Ann Goodpasture y Winston Scott; quienes analizaban cuidadosamente las interacciones dentro de las embajadas y consulados, identificando a cada nuevo diplomático, así como a los miembros de sus familias y a los visitantes extranjeros.
La relación con el caso Oswald

De acuerdo con el archivo 180-10110-10484, Lee Harvey Oswald desertó de la URSS en 1959. Según una carta fechada en 1983, entre octubre-septiembre de 1963, el ex infante se dirigió a la Embajada Soviética en Ciudad de México para intentar obtener un visado que le permitiera regresar a la Unión Soviética.
La misión principal del Comité Selecto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos era centrarse en los contactos que Oswald tuvo con los diplomáticos soviéticos y cubanos en la Ciudad de México y para ello hicieron una profunda investigación.
Para llevar a cabo la investigación el proceso fue el siguiente:
- Realizaron una serie de entrevistas exhaustivas, obteniendo declaraciones y audiencias en sesiones ejecutivas con personal de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
- Consiguieron entrevistas a ciudadanos cubanos y mexicanos que podrían tener conocimiento sobre la estancia de Oswald en México.
- Revisaron exhaustivamente los archivos de la CIA y del FBI relacionados con Oswald y la Ciudad de México.
Después de llevar a cabo todo el proceso, el Comité pudo confirmar que una persona bajo el nombre de Lee Harvey Oswald visitó los consulados de la Unión Soviética en México y Cuba en cinco o seis ocasiones. Sin embargo, las pruebas que recibieron no ofrecen certeza sobre si en realidad se trataba de Oswald o de alguien más haciéndose pasar por él.
Esta versión del comité se respalda con lo comentado por Arehart donde señaló que durante su estancia en la base cree recordar una conservación breve que trataba sobre Oswald. Sin embargo, no sabe qué pudo haber sucedido con dichos archivos después de su jubilación.
¿Qué decían las cintas sobre los rusos y los cubanos?

Durante su visita a México en 1963, Lee Harvey Oswald visitó las embajadas de Cuba y la Unión Soviética con la intención de obtener visas que le permitieran viajar a la Unión Soviética a través de La Habana. Este episodio ha sido interpretado por investigadores y comités oficiales como una pieza clave en la investigación de lo que ocurría en los días previos al asesinato del presidente John F. Kennedy.
La importancia de estos contactos radica en el contexto político de la Guerra Fría y en la posibilidad de que Oswald tuviera algún tipo de relación o apoyo, directo o indirecto con actores vinculados con el comunismo internacional.
Como se menciona en el documento desclasificado 104-10012-1002, Oswald estuvo en contacto durante su estancia en la embajada soviética en Ciudad de México con Valeriy Vladimirovich Kostikov, un oficial del KGB presuntamente asignado a la Sección 13, la cual estaba relacionada con operaciones encubiertas, sabotaje y asesinatos políticos.
Las gestiones de Oswald para obtener una visa cubana, sumadas a su encuentro con oficiales de la KGB, generaron numerosas investigaciones y dudas sobre su viaje, donde se planteó la posibilidad de que formara parte de una conspiración de alcance internacional. Su interés en Cuba, aliada de la URSS, durante su estancia en México, sugiere que buscaba establecer conexiones que trascendían lo político.
Según el testimonio de Arehart, el análisis de las cintas recibidas en la base de la CIA variaba dependiendo su origen. En el caso de las grabaciones provenientes de Cuba, estas se clasificaban de dos maneras.
Por un lado estaban las grabaciones que se producían cada día, las cuales se mantenían 30 días en el puesto de escucha antes de reutilizarlas. Como se indica en el archivo 180-10110-10484 “Arehart, en ocasiones, recibía solicitudes de entrega de cintas cubanas específicas de Ann Goodpasture. Sin embargo las cintas no se le entregaban de forma rutinaria a menos que ella las pidiera”

En cambio, Arehart mencionó que el material ruso tenía otro procedimiento; ya que estas cintas eran solicitadas para su estudio inmediato como se puede leer en el siguiente párrafo:
“Las cintas provenientes de la Unión Soviética se entregaban rutinariamente a Ann Goodpasture para que pudiera enviarlas a los transcriptores rusos. Comentó que no todas estas cintas le fueron devueltas.”
Las grabaciones soviéticas se retiraban diariamente de la máquina, pues las parte que estaban en español tenían que ser transcritas en el puerto de escucha. Una vez que las transcripciones estaban en posesión de Goodpasture, ella las pasaba Robert Zambernardi (empleado que trabajaba en la CIA ) y luego éste las entregaba a Boris Tarasoff (traductor e intérprete que trabaja en la CIA) para la traducción y transcripciones de las partes en ruso.
Sobre el contenido que había en las cintas no se tiene certeza, pues, de acuerdo a Arehart, cuando las grabaciones le eran devueltas ya estaban borradas y listas para ser reutilizadas. Sin embargo, en el caso de las grabaciones de la tercera categoría no permanecían mucho tiempo dentro de la estación; ya que se reutilizaban después de uno o dos días de ser grabadas.
Este reciente hallazgo por parte del comité abre la puerta a nuevas investigaciones sobre el contenido exacto de las grabaciones, con el fin de esclarecer con mayor precisión el plan de Oswald en México meses antes del asesinato.