
La Ciudad de México se ha convertido en un refugio estratégico para integrantes del Cártel de Sinaloa, incluidos familiares y operadores cercanos tanto a Los Chapitos, los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, como a la facción de Ismael Zambada Sicairos, alias Mayito Flaco, en medio de una violenta guerra interna que ha fracturado a uno de los grupos criminales con más poder en el mundo.
Según reveló la periodista Anabel Hernández en el episodio 37 de su podcast Narcosistema, miembros del cártel y sus familias comenzaron a salir de Sinaloa a raíz de la intensificación del conflicto entre los Guzmán Salazar y los Zambada, y por la presión creciente del gobierno de Estados Unidos, que exige a México detenciones de alto perfil.
“Muchos de los integrantes del Cártel de Sinaloa y sus familias buscaron desesperadamente salir de Sinaloa para proteger sus vidas y sus negocios criminales. Esperaban al menos por un tiempo mantener un bajo perfil mientras la tormenta pasaba”, explicó Hernández.

La periodista añadió que, bajo esta lógica de repliegue, la capital del país se convirtió en un espacio con ventajas logísticas y de protección:
“Durante los últimos ocho meses, la capital mexicana —punto nodal del poder económico y político de la República— se ha convertido en el santuario donde miembros del Cártel de Sinaloa y familiares de los capos se refugian porque ahí encuentran impunidad”, subrayó.
Entre los núcleos familiares identificados por la autora de Los Señores del narco se encuentran familiares de Iván y Alfredo Guzmán Salazar, actuales líderes de Los Chapitos, así como parientes de Ismael Zambada Sicairos, el hijo de Ismael El Mayo Zambada. Asimismo, indicó que también se ha detectado que el clan de los hermanos Limón Sánchez, parte de la estructura de La Mayiza, también encontraron refugio en la capital, actualmente gobernada por la morenista Clara Brugada.
“Según la información recopilada por Narcosistema, en la Ciudad de México se encuentran en asilo voluntario familiares de Iván y Alfredo Guzmán Salazar, también parientes del propio Ismael Zambada Sicairos, alias Mayito Flaco, y del clan de los hermanos Limón Sánchez, de la facción de los Mayos, entre otros”, dijo Hernández en su podcast.
Don Leo, el capo que cayó en Tlalpan

Uno de los casos más notorios de esta migración criminal hacia la capital es el de Leobardo García Corrales, alias Don Leo, jefe de plaza en Elota, Sinaloa, y uno de los principales productores de fentanilo del Cártel de Sinaloa. Según Hernández, había buscado refugio en la alcaldía Tlalpan desde hacía al menos seis meses, hasta que fue capturado el 4 de abril.
“Tras la masacre de sus hermanos, Leobardo García Corrales llevaba refugiado en la Ciudad de México al menos seis meses. Era un territorio que él conocía y se movía a sus anchas. Pero no contaba con que el gobierno de Estados Unidos, desde 2022, le seguía los pasos”, afirmó.
La detención ocurrió en el fraccionamiento Jardines en la Montaña, una zona residencial de alto nivel económico en el sur de la capital.
Según el relato de Hernández, García Corrales mantenía vínculos con figuras del partido Morena, además de haber sostenido relaciones con Joaquín Guzmán Loera y con el propio Mayo Zambada. Diversos testigos entrevistados por la periodista afirmaron que Don Leo participó en reuniones para coordinar cargamentos de hasta una tonelada de fentanilo, que sería distribuido en ciudades de Estados Unidos, con una ganancia proyectada de 15 millones de dólares.
Operadores de alto perfil se instalan en CDMX

Lo expuesto por Hernández García en Narcosistema coincide con las historias de diversos capos del Cártel de Sinaloa se han mudado a la capital para mantenerse fuera del radar mientras continúa el conflicto interno en su estado de origen. Se trata de jefes de plaza, lavadores de dinero, traficantes de fentanilo y coordinadores financieros que se han instalado en zonas residenciales del sur de la capital, como Tlalpan, Álvaro Obregón y Coyoacán.
Uno de los casos más violentos documentados fue el asesinato de Rodolfo López Arellano, alias El Cabo 30, ocurrido el 2 de abril en San Miguel Topilejo, alcaldía Tlalpan. De acuerdo con reportes periodísticos, fue ejecutado por un comando armado en un palenque clandestino. López Arellano había trabajado primero para el CJNG y luego se sumó a la facción de La Mayiza, siendo uno de los principales generadores de violencia en Tijuana.
Otro episodio que encendió las alarmas fue la fuga de José Olivas Chaidez, alias El Ingeniero, el 29 de marzo en un hotel de lujo en Santa Fe. El intento de captura, ejecutado por la FGR con apoyo de la Interpol, falló cuando escoltas del capo desarmaron a los agentes en medio de una fiesta de XV años.
A estos nombres se suma el de José Ángel Rivera Zazueta, alias El Flaco, señalado por Anabel Hernández como operador directo de Ismael Zambada en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Controlaría rutas de entrada de drogas y precursores químicos, y según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, encabeza una red criminal con alcance en América, Europa y Asia.
“La pregunta que hay que hacerse es: ¿por qué se sienten tan seguros aquí? ¿Quién les brinda protección?”, cuestionó Anabel Hernández.