
El ex presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, lamentó la muerte de Mario Vargas Llosa, escritor peruano y ganador del Premio Nobel de literatura en 2010, quien tuvo una cercana relación con la nación azteca, donde fue condecorado en marzo del 2011 con la orden del Águila Azteca, la máxima distinción del gobierno mexicano, entre otros reconocimientos.
“Con profunda pena me entero del fallecimiento del gran maestro latinoamericano y universal, Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura. Me correspondió imponerle la condecoración otorgada por México del Águila Azteca y le entregué el Premio Carlos Fuentes”, expresó el ex presidente mexicano a través de sus redes sociales.
Además, Calderón destacó el pensamiento político del escritor peruano y aseguró que ambos fueron promotores de la democracia.
“Fuimos compañeros en la defensa de la libertad y la democracia. Descanse en paz. Mis condolencias a su familia”, agregó el político mexicano.

Mario Vargas Llosa, parte del Boom latinoamericano
El realismo mágico, identificado como una de las principales características del llamado “boom” latinoamericano, fue clave para trascender los límites espacio-temporales en relatos que abordaban realidades políticas, sociales o históricas de manera singular.
Este fenómeno literario marcó un antes y un después en la narrativa en español del siglo XX, agrupando a escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y el ahora fallecido Mario Vargas Llosa, quien con su obra “La ciudad y los perros” se convirtió en una figura central de este movimiento.

El “boom”, que tuvo su epicentro en Barcelona entre 1967 y 1976, cobró fuerza en el contexto de constantes cambios sociales y conflictos políticos en América Latina, así como en medio del ímpetu generado por la Revolución Cubana.
Este grupo de autores, según recordó el propio Vargas Llosa (nacido en Arequipa en 1936), compartió una época marcada por una “enorme fraternidad” y la convicción de que la literatura latinoamericana tenía un “denominador común” y una relevancia global. En esa misma línea, figuras como Jorge Edwards, Miguel Ángel Asturias y Juan Carlos Onetti también aportaron al fortalecimiento de este movimiento.
El debut de Mario Vargas Llosa con “La ciudad y los perros”, en 1963, no solo posicionó a la narrativa peruana dentro de este fenómeno literario, sino que también consolidó su figura como uno de los principales exponentes que lograron narrar, mediante diversas técnicas innovadoras, la complejidad política y social de sus países.
Hoy, con su fallecimiento, desaparece el último gran representante de una generación que transformó para siempre la literatura en lengua española.