
La relación entre Carlos Slim y Elon Musk, dos de los empresarios más influyentes del planeta, pasó de una posible alianza estratégica a una rivalidad que terminó con una jugada del mexicano en el terreno deportivo y tecnológico de América Latina, pues lo que comenzó como un acuerdo de colaboración para llevar internet satelital a la región, se convirtió en una disputa que impactó tanto en sus fortunas personales como en sus empresas.
De acuerdo con Expansión, la colaboración entre las empresas de Slim y Musk tenía como objetivo ampliar la cobertura de internet satelital en la región, aprovechando la infraestructura de América Móvil y la tecnología de SpaceX, no obstante, en octubre de 2024, Slim declaró que los planes habían sido cancelados, afirmando que la alianza “va para atrás”, lo que marcó el inicio de una serie de tensiones que se intensificarían en los meses siguientes.
En enero de 2025, la relación entre ambos magnates alcanzó un punto crítico cuando Elon Musk utilizó su cuenta oficial en la red social X para compartir una publicación que sugería, sin pruebas, que Carlos Slim tenía vínculos con el narcotráfico mexicano. El origen de esta controversia fue un mensaje de la cuenta @WallStreetMav, especializada en finanzas, que insinuaba que la fortuna de Slim, estimada en más de 70 mil millones de dólares, no habría sido posible sin una red de protección y control.
El gobierno mexicano no tardó en responder a estas acusaciones y la presidenta Claudia Sheinbaum desmintió categóricamente las declaraciones de Musk durante su conferencia “Mañanera”. “Es falso, no hay ninguna investigación contra el empresario Carlos Slim o sus empresas. ¿De dónde sacan esto?”, afirmó Sheinbaum, rechazando cualquier vínculo entre Slim y actividades ilícitas.
La caída de Musk y el ascenso de Slim

El conflicto impactó directamente las finanzas de Musk, ya que las acciones de Tesla cayeron, y se estima que el magnate perdió alrededor de siete mil 500 millones de dólares de su patrimonio neto. La ruptura con América Móvil también afectó los planes de expansión de Starlink en América Latina, dejándolo sin su principal socio regional y abriendo la puerta a competidores chinos y europeos.
Por el contrario, América Móvil aprovechó la situación para fortalecer su independencia, pues Carlos Slim invirtió 22 mil millones de dólares en el desarrollo de infraestructura propia, incluyendo redes de fibra óptica y torres de comunicación, reduciendo su dependencia de alianzas extranjeras. También diversificó sus asociaciones, apostando por empresas como AST SpaceMobile y explorando alianzas en Asia.
¿Cuál fue la mayor venganza?
El verdadero golpe de Slim llegó en el terreno deportivo, cuando, en un movimiento inesperado, el empresario se inmiscuyó en el fútbol chileno, un sector en crisis, apostando por los naming rights para posicionar su marca.
En colaboración con la Universidad Católica de Chile, Slim logró que el estadio San Carlos de Apoquindo cambiara su nombre a Claro Arena, un recinto futurista que se convertirá en el más moderno y sustentable de Sudamérica, según la información proporcionada por la agencia de noticias EFE y Cruzados.cl, la página web de la Sociedad Anónima Deportiva (SADP) del Club Deportivo Universidad Católica de Chile.
La alianza fue anunciada como un proyecto de 20 años que transformará el estadio en un centro multifuncional con capacidad para 20 mil personas. Por su parte, Héctor Gómez, gerente de Mercadeo de Claro Chile, declaró: “Como compañía, estamos orgullosos de ser parte de este hito que marcará un antes y un después en la historia del deporte, la cultura y la entretención en nuestro país”, pues Claro Arena estará equipado con conectividad 5G, una planta fotovoltaica, tratamiento de aguas grises, reforestación con especies nativas y materiales de construcción sostenibles como acero verde y madera, detalló el sitio web.
Además, según Cruzados.cl, el estadio no solo será sede de los partidos del club, sino también de espectáculos culturales, ferias, matrimonios y otros eventos. “La idea es que sea un recinto que funcione de lunes a domingo”, afirmó Juan Tagle, presidente de Cruzados SA.
En cuanto a su enfoque sostenible, de acuerdo con la agencia EFE, el nuevo campo artificial que utilizará el club Universidad Católica ha sido diseñado con una mezcla de corcho y arena, e incorpora dos tipos de fibra: el monofilamento, caracterizado por sus puntadas independientes con nervios autónomos, y el fibrilado, del que emergen múltiples filamentos desde un mismo nervio, un sistema conocido como Vertex CORE que pertenece a la marca estadounidense FieldTurf.
El material ha sido desarrollado para ofrecer mayor resistencia y durabilidad, además de representar una alternativa más ecológica y eficiente frente al césped natural. Entre sus principales ventajas se destacan un menor desgaste frente a condiciones climáticas extremas, un exterior más suave, y su capacidad para mantenerse en óptimas condiciones durante todo el año, incluso con un uso intensivo.
“Se estima que se ahorra más de siete millones de litros de agua anualmente en comparación con un campo de césped natural”, explicó Angélica Holguín, gerente comercial-LATAM de FieldTurf, durante una entrevista con ESPN Chile, un aspecto especialmente relevante para Universidad Católica, ya que su estadio se encuentra en el sector de San Carlos de Apoquindo, dentro de la comuna de Las Condes, una zona de alto poder adquisitivo en Santiago, pero que enfrenta recurrentes problemas de abastecimiento de agua.
Asimismo, Tagle destacó la importancia del apoyo de la empresa privada para impulsar el desarrollo del deporte y expresó su satisfacción por el esfuerzo conjunto que permitirá a los aficionados contar con un estadio de primer nivel, pues además de la infraestructura, según el dirigente, el Claro Arena será motivo de orgullo para los seguidores del club y un ejemplo de colaboración entre el sector privado y el deporte.