
En los últimos años, el uso de cigarrillos electrónicos, comúnmente conocido como “vapear”, ha ganado popularidad como una alternativa al tabaquismo tradicional. Sin embargo, diversos estudios y especialistas en salud han alertado sobre los efectos adversos que esta práctica puede tener, no solo en el sistema respiratorio y cardiovascular, sino también en la salud de la piel.
La dermatóloga certificada Nita Gaur señala en entrevista para HealthShots que los cigarrillos electrónicos contienen sustancias químicas nocivas que pueden provocar diversos daños cutáneos. Uno de los principales componentes, la nicotina, afecta el flujo sanguíneo, reduciendo el suministro de oxígeno y nutrientes esenciales para la piel. Esta disminución puede resultar en un tono de piel opaco y dificultar la cicatrización de heridas.
Además, la inhalación del vapor caliente deshidrata la piel, llevándola a una apariencia reseca y exacerbando condiciones preexistentes como la psoriasis. La nicotina también acelera la descomposición del colágeno, proteína responsable de la elasticidad y firmeza de la piel, lo que puede conducir a un envejecimiento prematuro caracterizado por la aparición de arrugas y flacidez.

Las sustancias químicas presentes en los líquidos de vapeo, como el propilenglicol y la glicerina, pueden actuar como irritantes y alérgenos cutáneos, causando enrojecimiento e inflamación. Estas mismas sustancias pueden deshidratar la piel, provocando sequedad e irritación. Asimismo, se ha observado una posible relación entre el vapeo y el acné, ya que las sustancias químicas del jugo de vapeo pueden irritar la piel y provocar brotes.
Recomendaciones para minimizar los daños en la piel
La medida más efectiva para prevenir y revertir los daños cutáneos asociados al vapeo es dejar de fumar. Al eliminar la exposición a las sustancias nocivas presentes en los cigarrillos electrónicos, la piel puede iniciar su proceso natural de curación.

Mientras se trabaja en dejar el hábito, es fundamental adoptar una rutina de cuidado de la piel que ayude a mitigar los efectos negativos:
Limpieza adecuada: Utilizar un limpiador suave y no irritante para eliminar contaminantes y toxinas de la superficie de la piel. Para pieles grasas o con tendencia al acné, se recomienda buscar limpiadores que contengan ingredientes como el ácido salicílico.
Hidratación: Aplicar una crema hidratante que contenga ácido hialurónico o ceramidas para restaurar la hidratación y reparar la barrera cutánea afectada por el vapeo.
Uso de antioxidantes: Incorporar sérums con antioxidantes como la vitamina C o la niacinamida para proteger la piel de los daños causados por los radicales libres y lograr un tono más uniforme.
Protección solar: Utilizar diariamente un protector solar de amplio espectro con un FPS de al menos 30, incluso en días nublados o en interiores, para proteger la piel de los dañinos rayos UV.
Evitar exfoliaciones físicas: Optar por exfoliantes químicos que utilicen ácidos como los alfahidroxiácidos (AHA) o betahidroxiácidos (BHA) para disolver las células muertas y desobstruir los poros, ya que las exfoliaciones mecánicas pueden ser demasiado agresivas para una piel sensibilizada por el vapeo.

El vapeo, lejos de ser una alternativa segura al tabaquismo tradicional, conlleva riesgos significativos para la salud, incluyendo efectos adversos en la piel. La nicotina y otras sustancias químicas presentes en los cigarrillos electrónicos pueden provocar deshidratación, envejecimiento prematuro, irritación y brotes de acné. Adoptar una rutina de cuidado de la piel adecuada y, sobre todo, abandonar el hábito de vapear, son pasos esenciales para preservar la salud y apariencia de la piel.