
En el país los padecimientos cardiovasculares se encuentran en los primeros lugares de causas de muertes por lo que es importante tener una buena alimentación y realizar ejercicio frecuente.
Hoy en día, existe una hoja verde y aromática ha ganado protagonismo en la conversación sobre la salud y prevención: la hoja de guayaba.
Esta planta puede ser una aliada natural para quienes necesitan equilibrar sus niveles de colesterol y triglicéridos, además de alejar el riesgo de un infarto.
Colesterol y triglicéridos: enemigos silenciosos
En los análisis clínicos existen dos términos que son demasiado frecuentes: colesterol y triglicéridos, los cuales pueden representar el papel de ser enemigos silenciosos del corazón.
Ambos son tipos de lípidos, es decir, grasas que circulan por la sangre. Aunque necesarios para funciones celulares, hormonales y energéticas, cuando se acumulan en exceso, se convierten en detonantes de enfermedades crónicas.
El colesterol, por ejemplo, se divide en dos grandes grupos: el LDL, también llamado “malo”, y el HDL, conocido como “bueno”. El primero se deposita en las paredes de las arterias y forma placas que dificultan el paso de la sangre; el segundo, en cambio, ayuda a remover ese exceso.

Por su parte, los triglicéridos son la forma en que el cuerpo almacena la grasa que no utiliza de inmediato. Altos niveles de ambos pueden obstruir arterias, generar hipertensión y desembocar en infartos o accidentes cerebrovasculares.
Aquí es donde entra la hoja de guayaba, una joya vegetal que no solo resiste el olvido, sino que recupera su prestigio como aliada del bienestar. Distintos estudios han señalado sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y metabólicas.
Beneficios de este té
Pero lo que la vuelve particularmente interesante es su capacidad para ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL y triglicéridos, gracias a su alto contenido de flavonoides, taninos y vitamina C.
Preparar el té de hoja de guayaba es tan sencillo como poderoso. Se requieren entre cinco y seis hojas frescas, bien lavadas, que se colocan en una olla con un litro de agua. Al hervir durante diez minutos, liberan sus compuestos activos. Se recomienda colar antes de beber, y consumirlo dos veces al día, de preferencia en ayunas y por la noche. Su sabor es suave, con notas vegetales, y no necesita endulzarse.
La constancia es clave. Este té no es una cura milagrosa, pero sí un complemento valioso dentro de un estilo de vida equilibrado.
