Un maestro, dos órganos y una temporada de música sacra en la emblemática Catedral Metropolitana

Un festival que mezcla arte, fe y tradición busca resaltar la riqueza de los órganos monumentales. Krämer ofreció un emotivo concierto como inicio de este evento cultural único

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El festival en la Catedral
El festival en la Catedral Metropolitana posiciona al recinto como un espacio de culto y expresión artística (AP/Ginnette Riquelme)

En un espacio donde la arquitectura y el arte convergen con la espiritualidad, el maestro Leo Krämer, organista y director alemán de 81 años, ofreció un concierto que resonó profundamente en los muros de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

El músico inauguró una nueva temporada de conciertos de música sacra en este emblemático recinto, un evento que busca destacar la riqueza musical que alberga la catedral, según informó la agencia de noticias Associated Press (AP).

La temporada, que se extenderá hasta 2025, contará con presentaciones mensuales de músicos, directores y coros, y culminará en diciembre del próximo año con el regreso del propio Krämer.

El corazón musical de la catedral

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El maestro Leo Krämer inauguró una temporada de conciertos de música sacra en la Catedral Metropolitana de México (AP/Ginnette Riquelme)

De acuerdo con AP, el festival tiene como objetivo posicionar la catedral no sólo como un espacio de culto, sino también como un lugar donde la música puede alabar a Dios y deleitar a los asistentes.

Arturo Hernández, miembro del comité organizador, destacó en una conferencia de prensa que, aunque las pinturas y esculturas de la catedral son ampliamente admiradas, las expresiones musicales a menudo pasan desapercibidas.

La Catedral Metropolitana, construida entre los siglos XVI y XVIII, alberga dos órganos monumentales que sobrevivieron a un incendio en 1967.

Según explicó el historiador Kevin Valdez a AP, estos instrumentos, uno de origen mexicano y otro español, se enfrentan entre sí sobre el coro, como gigantes gemelos del siglo XVIII.

Aunque el órgano español es ligeramente más alto, ambos suman más de 6 mil tubos, capaces de producir miles de variaciones sonoras. Desde su creación, compositores han escrito piezas específicamente para este par de instrumentos, y su archivo musical sigue siendo un tesoro venerado por músicos de todo el mundo.

Para Krämer, cada órgano es un reflejo de la cultura de su nación de origen. En declaraciones recogidas por AP, el maestro señaló que, mientras en Alemania el órgano alcanzó su apogeo durante el Barroco con Johann Sebastian Bach, en México su desarrollo estuvo profundamente influenciado por la herencia española tras la conquista en 1521.

“Cada órgano representa la cultura de una nación”, afirmó Krämer, quien describió como fascinante la oportunidad de tocar estos instrumentos históricos en un espacio tan majestuoso.

A diferencia de otros músicos que llevan consigo sus instrumentos, Krämer debe adaptarse a cada órgano que encuentra en sus presentaciones.

Según detalló AP, el maestro dedica días previos a cada concierto para familiarizarse con el instrumento, subiendo las escaleras hasta el banco del órgano y explorando sus capacidades acústicas con sus dedos.

Este proceso le permite elegir el repertorio más adecuado para cada presentación, dependiendo de las características del órgano y del espacio en el que se encuentra.

Krämer explicó que su relación con el órgano va más allá de la técnica. Para él, el instrumento es una extensión de sí mismo, una entidad viva que le permite conectar con el público.

“Es energía. Es conexión. La música es como una vía que creas entre tú y el público. Es un regalo de Dios para la humanidad”, expresó el maestro, según consignó AP.

Un legado musical que comenzó en la infancia

Los órganos históricos de la
Los órganos históricos de la catedral, con más de 6.000 tubos, se conservan desde el siglo XVIII (AP/Ginnette Riquelme)

La pasión de Krämer por la música se remonta a su niñez en Püttlingen, Alemania, donde creció en un hogar lleno de melodías. Según relató a AP, sus padres eran cantantes aficionados, y algunos de sus primeros recuerdos están ligados a la música que escuchaba en la iglesia mientras su madre preparaba el almuerzo o su padre lo llevaba a ensayar con el coro.

A los 11 años, decidió que dedicaría su vida a llenar espacios sagrados con la voz del órgano, un sueño que ha mantenido vivo durante más de seis décadas.

Aunque su labor puede parecer solitaria, Krämer no se siente aislado. Durante sus interpretaciones, cuenta con la asistencia de dos personas que ajustan las perillas laterales del órgano para modificar el sonido de los tubos.

Sin embargo, su conexión con el público es lo que realmente le da sentido a su trabajo. Según AP, durante su último concierto en la catedral, el maestro logró conmover profundamente a los asistentes, quienes describieron la experiencia como única.

El repertorio de Krämer incluyó obras de Johann Sebastian Bach, del compositor italiano Ignacio de Jerusalén y piezas del archivo de la catedral, como la “Misa Ferial a 4″ del español Hernando Franco. Además, el maestro improvisó, dejando que el sonido fluyera libremente desde sus manos.

Saira de la Torre, soprano presente en el evento, expresó que se sintió abrumada por la oportunidad de presenciar a un músico tan emotivo y un instrumento tan majestuoso.

“Los momentos más conmovedores fueron los de sencillez”, afirmó. Por su parte, Óscar Ramírez, arquitecto, destacó cómo el sonido del órgano llenaba cada rincón de la iglesia, creando una experiencia única. “El sonido se disipaba por muchos sitios. Se sentía una cosa aquí, otra allá”, comentó.

Finalmente, Verónica Barrios, otra asistente, permaneció en silencio tras el concierto, reflexionando sobre la conexión espiritual que había experimentado. “No se viene aquí sólo a rezar. Esta música nos acerca a Dios”, declaró a AP, resumiendo el impacto que la música sacra puede tener en quienes la escuchan.

La temporada de conciertos de música sacra en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México promete ser un homenaje a la riqueza cultural y espiritual que representa este recinto.

Según AP, el regreso de Leo Krämer para el concierto de clausura en diciembre de 2025 será el broche de oro de un evento que busca no sólo preservar la tradición musical, sino también inspirar a nuevas generaciones a descubrir la belleza de los órganos históricos y la música sacra.