
De acuerdo con el Sistema Meteorológico Nacional (SMN), la interacción de un canal de baja presión con la humedad proveniente del Golfo de México y el Océano Pacífico, junto con inestabilidad en niveles altos de la atmósfera, ha generado lluvias aisladas en el centro del país. Este tipo de precipitaciones, aunque puedan parecer inusuales para la primavera, tienen explicaciones científicas que las hacen completamente normales.
Según el portal Techno-Science, las lluvias y el cielo nublado durante la primavera no son tan anómalos como se podría pensar. Aunque esta estación suele asociarse con cielos despejados y temperaturas cálidas, diversos factores meteorológicos contribuyen a que las precipitaciones sean una característica recurrente en esta época del año.
Entre las principales causas se encuentra un fenómeno conocido como convección, que se activa al final del invierno debido al aumento de la luz solar que recibe la Tierra por la inclinación de su eje.

La convección y su papel en las lluvias primaverales
El fenómeno de la convección se origina cuando el aire cálido y húmedo, que comienza a acumularse con el incremento de las temperaturas primaverales, asciende hacia la atmósfera. Al entrar en contacto con capas de aire más frías en altitudes mayores, el vapor de agua se condensa, formando nubes. Cuando estas nubes alcanzan un nivel significativo de saturación, se producen las lluvias.
Además, la primavera es una estación de transición entre el invierno y el verano, lo que genera condiciones meteorológicas inestables. Durante este periodo, los frentes fríos que aún se desplazan desde el norte pueden interactuar con el aire cálido y húmedo, provocando precipitaciones. Asimismo, las depresiones meteorológicas, que atraen aire húmedo de los océanos, contribuyen a la formación de lluvias al condensarse en regiones más cálidas.
Los frentes fríos y su impacto en el clima primaveral
El Sistema Meteorológico Nacional (SMN) detalló que los frentes fríos son una de las principales causas de las lluvias en primavera. Un frente frío se define como el límite entre dos masas de aire con diferentes temperaturas y niveles de humedad. En este caso, una masa de aire frío y seco empuja por debajo a una masa de aire cálido, obligándola a ascender. Si la atmósfera contiene suficiente humedad, este proceso puede desencadenar nubosidad y tormentas eléctricas.
En el hemisferio norte, los frentes fríos suelen estar acompañados de zonas de baja presión, donde los vientos giran en sentido antihorario. Este fenómeno puede intensificar las condiciones meteorológicas, generando lluvias y, en algunos casos, fuertes rachas de viento.

Otros factores que influyen en las lluvias primaverales
Además de los frentes fríos, otros fenómenos climáticos globales y locales también contribuyen a las lluvias en primavera. Los eventos de El Niño y La Niña en el océano Pacífico tienen un impacto significativo en los patrones climáticos de México.
Durante un episodio de La Niña, por ejemplo, se registra un aumento en las precipitaciones en regiones como el sureste y la zona del Golfo de México. Por el contrario, El Niño tiende a generar sequías, aunque sus efectos pueden variar dependiendo de la intensidad del fenómeno y de otros factores locales.
Otro elemento clave es la convergencia intertropical (CIT), una zona donde confluyen los vientos alisios del hemisferio norte y sur. Durante la primavera, la CIT puede desplazarse hacia el norte, generando lluvias en el sur y sureste del país. Este fenómeno es especialmente activo cuando las condiciones atmosféricas favorecen la elevación del aire cálido y húmedo, lo que da lugar a tormentas y precipitaciones.
Tormentas locales y el cambio climático
En el interior del país, las tormentas locales son otro factor que explica las lluvias primaverales. A medida que las temperaturas aumentan, el aire caliente asciende y se condensa, lo que favorece que se formen nubes que pueden generar lluvias breves pero intensas. Este ciclo es característico de la transición entre la estación seca y la temporada de lluvias, y es particularmente común en regiones como el centro y sur de México.

Por último, el cambio climático también podría estar influyendo en la frecuencia e intensidad de las lluvias primaverales. La alteración de los patrones meteorológicos globales ha modificado la distribución y periodicidad de las precipitaciones, haciendo que fenómenos como las lluvias en primavera sean más frecuentes en ciertas regiones del país.