La psicología del color ha demostrado que los diversos tonos y matices son una herramienta poderosa para la comunicación emocional, pues además de poseer un impacto visual, tienen el poder de influir en el estado psicológico de quienes los mire. De acuerdo con el psiquiatra Carl Jung, los colores son “la lengua madre del subconsciente”, es decir, un canal profundo que conecta con los sentimientos.
Complementando esta perspectiva, el trabajo de Fernando Restrepo Betancur, en su análisis “Preferencia por los colores en universitarios de la ciudad de Medellín, Colombia”, reafirma cómo los colores tienen una influencia directa en las emociones de las personas. Según Restrepo, los colores, además de permitir las transmisión de mensajes visuales, también sirven como vehículo para expresarse de manera consciente e inconsciente.
De acuerdo con estos especialistas, las preferencias de color están profundamente vinculadas a los rasgos de personalidad de los individuos, y algunos tonos pueden reflejar deseos de control, seguridad, o incluso provocar en los demás desconfianza.
¿Qué colores se asocian al engaño y la traición?
El amarillo, históricamente relacionado con la traición y la mentira en la cultura occidental, es uno de los colores que más desconfianza genera. Jose Ángel Saavedra, en un artículo publicado por la Escuela Británica de Artes Creativas y Tecnología, explica que este color tiene una naturaleza contradictoria, pues por un lado simboliza alegría, innovación y optimismo pero, en contraste, se le atribuyen connotaciones negativas como la falsedad, la arrogancia y la superficialidad, mientras que, en términos culturales, se le vincula con la mentira y los celos.
Según una investigación de la académica Astrid de Sas van Damme, publicada por la Universidad Autónoma de Madrid, este color adquirió connotaciones negativas durante la Edad Media, cuando el oro, con su brillo y luminosidad, desplazó al amarillo como símbolo de luz, calor y vida, por lo que, desde entonces, fue asociado con la decadencia, la enfermedad, la herejía y la avaricia, sin embargo, en culturas orientales como la china, el amarillo tiene un significado positivo y fue incluso reservado para el emperador.
Por otro lado, aunque generalmente se vincula con el entusiasmo, la sociabilidad y la originalidad, algunas tonalidades específicas del color naranja expresan significados contrarios. Según Grecia Guzmán Martínez, psicóloga con un Máster en Investigación e Intervención Psicosocial por la Universitat Autònoma de Barcelona, el naranja oscuro proyecta desconfianza y engaño, además, el psicólogo Gianluca Francia explica que suele asociarse con personas de actitudes destructivas que dependen de otros.
La diseñadora y académica Núria Coll Campmany señala que el naranja también se relaciona con frivolidad o peligro, mientras que en el libro “La psicología del color” de la escritora alemana especializada en sociología y psicología, Eva Heller, se menciona que la combinación “rojo, naranja y violeta” simboliza excitación, mientras que agregar negro intensifica la percepción de peligro y agresividad, por lo que la combinación “rojo, negro, naranja”, en particular, es descrita como un símbolo de peligro y tensión extrema que genera desconfianza.
Cómo se relacionan los colores con los miedos
El simbolismo de los colores refleja cómo las sociedades han construido significados a lo largo del tiempo, basándose en experiencias colectivas y valores culturales. En este contexto, un estudio realizado por Georgina Ortiz Hernández, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, encontró que la ansiedad está vinculada con colores como el rojo, verde, rosa y blanco, en ese orden. Este trabajo, titulado “Emoción, Color y Espacio”, analizó cómo los colores afectan otros fenómenos afectivos, destacando su capacidad para evocar emociones específicas en diferentes contextos.
De acuerdo con los datos proporcionados por la Universidad, este estudio se basó en una encuesta aplicada en México, Argentina, Chile y en un 10% de otros países hispanohablantes no especificados, dando un total de mil 66 individuos encuestados, la cuál, estaba diseñada con 34 preguntas, además de la ilustración de una paleta cromática.
El análisis concluyó que los colores más asociados al miedo son el negro, con un total de 52.4%, el rojo, con 13.5%, y el gris, con un 8.9%, aunque es importante señalar que la suma no alcanza el 100% debido a la inclusión de preguntas abiertas en el cuestionario. Por otro lado, los colores menos vinculados al miedo fueron el celeste claro y el magenta, a lo que Ortiz Hernández destacó que el negro se relaciona con la oscuridad, evocando un miedo ancestral derivado de la desconfianza hacia lo desconocido o los depredadores, lo cual, revela aspectos históricos y culturales que además ofrecen una herramienta para el entendimiento de las emociones y comportamientos humanos.
