
Asistentes a una ceremonia tradicional en el centro de la alcaldía Xochimilco quedaron conmocionados luego de que un volador de Papantla, que se presentó junto a sus compañeros como parte del programa, cayó repentinamente mientras realizaba su acto golpeándose de manera preocupante.
Los hechos ocurrieron durante el mediodía del pasado sábado, 22 de marzo, cuando los danzantes se encontraban realizando su tradicional acto frente a varios de los asistentes en la calle Canal Xaltocan.
Personas que se encontraban en el lugar indicaron que pese a que el espectáculo transcurría de manera normal, los artistas se veían seguros y no había habido ningún problema, de manera repentina una de las sogas que se utilizan para sostener a los voladores se habría roto lo que provocó la caída del hombre a la vista de todos los visitantes.

Autoridades acuden al rescate del danzante
Tras notar el estrepitoso golpe que sufrió esta persona, rápidamente los servicios de emergencias fueron contactados pues se requería el servicio médico de manera urgente. Al lugar arribó una unidad del Erum en donde los paramédicos atendieron al volador.
“Al lugar se dirige la UM 305 de ERUM, favor de mantenerse al pendiente del arribo de la unidad en vía pública. Le recordamos que los servicios canalizados por este medio son totalmente gratuitos: ERUM, CRUM y Protección Civil”, detalló el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5) desde sus redes sociales.

¿De dónde viene la tradición de los voladores?
La tradición de los Voladores de Papantla tiene sus raíces en las culturas prehispánicas de Mesoamérica, en particular en las civilizaciones totonaca, náhuatl y huasteca. Se cree que este ritual se originó hace más de 2,500 años como una ceremonia religiosa destinada a honrar a los dioses y pedir fertilidad para la tierra.
Origen y significado
El ritual está estrechamente vinculado a la cosmovisión indígena. Según la mitología totonaca, en tiempos de sequía, los dioses solicitaron una danza especial para pedir lluvia y asegurar la fertilidad de los campos. Para ello, los sacerdotes seleccionaban a los hombres más hábiles y puros de la comunidad, quienes subirían a un alto poste para realizar la danza aérea, imitando el vuelo de los pájaros y estableciendo una conexión con lo divino.
El poste de más de 30 metros simboliza el eje del mundo, el tronco cósmico que une la Tierra con el cielo. Los cuatro voladores representan los puntos cardinales y los cuatro elementos de la naturaleza (tierra, agua, fuego y aire). El quinto integrante, el caporal, se queda en la cima tocando música con un tambor y una flauta para invocar la presencia de los dioses.

El ritual y su preservación
A lo largo de los siglos, esta tradición ha sobrevivido pese a la conquista española y la evangelización, adaptándose al contexto católico. Hoy en día, el ritual sigue siendo una práctica sagrada para los totonacas y se ha convertido en un símbolo de la identidad cultural de México.
En 2009, la UNESCO declaró la Danza de los Voladores como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo su importancia histórica y cultural. Aunque la versión más famosa es la de Papantla, Veracruz, el ritual también se practica en otras regiones del país, como Puebla y San Luis Potosí.
Hoy en día, los Voladores de Papantla siguen representando la riqueza cultural indígena y el respeto por la naturaleza. Su danza aérea no solo es un espectáculo visual impresionante, sino también un recordatorio del profundo vínculo entre los pueblos originarios y el cosmos.