
El objetivo era llegar a Puerto Vallarta, Jalisco, para trabajar como jornaleros en una empresa que les prometía de 2 mil a 4 mil pesos semanales; no pedían experiencia y la única condición era “saber obedecer órdenes”. No sabían que las órdenes eran las del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Los testimonios son de tres reclutas del CJNG incluidos en la carpeta de investigación DESAP/3035/2017/AG04 (a quienes llamaremos Juan 1,2 y 3). Los nombres están reservados por cuestiones de seguridad, pero los detalles revelados ayudan a dimensionar el alcance y el modus operandi del también llamado cártel de las 4 letras para hacer engrosar a sus ejércitos.
Quien descubrió el empleo fue un joven estudiante de la Universidad Tecnológica de Manzanillo durante una búsqueda en Facebook, quien convenció a un amigo para que se fuera a trabajar con él a Puerto Vallarta. El padrastro de su amigo, preocupado por la travesía, decidió sumarse al grupo y, de paso, ganar un poco de dinero.
“El trabajo es para andar cargando cosas o subiendo cosas a camiones. No se necesita experiencia, sólo que obedezcan órdenes (...) Ustedes pagan el camión de venida y nosotros el de regreso. Aquí les damos hospedaje y comida mientras están en la casa y 2 mil pesos por semana”.

Testimonio de Juan 1
“Llegamos a la Central Camionera de Puerto Vallarta como a la 1 de la madrugada del 7 de octubre de 2017. Le marqué al tipo que me había ofrecido el trabajo y me preguntó que cuántos venían conmigo: ‘dos amigos y yo, contesté’ y en ese momento un señor moreno, de pelo lacio y corto, que vestía pantalón de mezclilla y camisa blanca nos hizo señas.
Nos dejó en una casa con un tipo que lo primero que nos dijo fueron las tres reglas del lugar: No robar, no drogarse, no pelearse con los compañeros y que a los cuartos cerrados no podíamos entrar porque eran de diferentes personas.
Cenamos y nos dormimos en el piso, ahí vi a 17 hombres. Por la mañana nos dijeron que el que no lavara su plato o vaso lo iban a castigar (...) Nadie nos decía cuál sería nuestro trabajo, sólo alguien nos dijo que había una baraja y un juego de mesa por si queríamos distraernos".
La víctima narra que en el grupo había personas de Jalisco, Ciudad de México y Michoacán y que unos de ellos admitieron que se dedicaban a robar y drogarse. Después de tres días sin saber que harían, preguntaron al líder:
“Oiga, entonces cuál es el trabajo, nos respondió que era para un entrenamiento de defensa personal y uso de armas, para trabajar de pistoleros para un cártel, sin decir que cártel. Nos dijo que no hiciéramos preguntas, que la única forma de salir era con los pies por delante, muertos. Ya con las pláticas con los demás compañeros nos quedó claro que se trataba de un grupo de sicarios”.

Testimonio de Juan 2
“Vivo en Manzanillo, Colima. El 5 de octubre de 2017 recibí una llamada de un amigo al que había conocido tiempo atrás trabajando en un hotel, me dijo que había un trabajo de ayudante en general en Jalisco, que estaban pagando 4 mil pesos por semana, que era una empresa en expansión, que él iba a ir y que salía mañana a las 10:30.
Ni sabes de qué es esa empresa, te va a pasar algo y ya no vas a regresar", le contestó su madre cuando le pidió permiso para irse con su amigo. Juan 2 llegó a tiempo pero su amigo no estaba, lo esperó hasta las 4 de la tarde y en ese tiempo también llegó la pareja de su madre.
“En la casa vimos a otros 16 o 17 sujetos (todos hombres) que estaban dormidos en el piso, nosotros cenamos y nos acostamos en el piso. El líder nos dijo que le entregáramos los celulares y en la mañana del 7 de octubre nos dijo: ‘estas son las reglas. No drogas, no robar a los compañeros, no entrar a las habitaciones que están cerradas, sólo pueden usar el baño de arriba y van a dormir abajo.
Van a ganar 2 mil pesos por semana y van a estar unos días hasta que se completen 30 personas para ir a un curso militarizado que dura un mes. Aquí sólo van a comer y dormir, nadie puede salir, el que sale sin permiso me las paga, aquí sólo salen con las patas por delante'. en el curso les van a enseñar a usar armas y defensa personal, después tienen una semana de vacaciones y regresando nos ponemos a trabajar para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Testimonio Juan 3
“Vivo en Manzanillo y soy albañil, aunque actualmente estoy desempleado”. La pareja de Juan 3 le dijo del trabajo que le habían ofrecido a su hijo, por lo que primero intentó disuadirlo para que no fuera por lo peligroso que era, pero después decidió ir con él.
“Nos recibió un hombre alto con barba y nos dijo, estas son las reglas: ‘Nada de drogas, ni groserías, ni robar a sus compañeros, ni entrar a los cuartos de arriba, acomódense donde puedan y cenen y a dormir’.
Durante el entrenamiento nos iban a pagar 4 mil pesos semanales y después nos podrían subir el sueldo y una semana de vacaciones pero que no podíamos salir del grupo porque el que se salía lo mataban. La única forma de salir era con los pies por delante. Luego, platicando con los demás que estaban ahí en la casa, nos dimos cuenta que la mayoría estábamos ahí por engaños de trabajo, unos según venían a una tequilera, otros a cuidar un rancho o de transportistas, pero la verdad era que nos estaban reclutando para ser pistoleros de un cártel.
Los tres testigos fueron rescatados el 10 de octubre luego de una investigación por la desaparición de un joven en Guadalajara y que se encontraba con ellos en la escuela de sicarios del CJNG.