El pasado 5 de marzo el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco redescubrió las instalaciones del Rancho Izaguirre ubicado en el municipio de Teuchitlán, las cuáles eran presuntamente utilizadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Con el pasar de los días, tanto el colectivo de búsqueda como la Fiscalía del Estado de Jalisco (FEJ) encontraron restos óseos, prendas de ropa, calzado y otros objetos que se relacionaban con personas desaparecidas, situación que causó gran indignación en todo el país y desencadenó distintas movilizaciones.
Entre las primeras versiones de lo ocurrido en el Rancho Izaguirre se mencionó que el sitio era utilizado como “campo de exterminio” del crimen organizado debido al hallazgo de más de mil objetos en la propiedad, sin embargo con el pasar de los días, las investigaciones han sugerido usar otros términos para clasificar el sitio.
¿Campo de exterminio o campo de adiestramiento?
El consultor de seguridad y experto en narcotráfico, Alexei Chévez mencionó en entrevista para Infobae México, la importancia de usar los términos correctos de forma respetuosa dentro de los medios de comunicación para referirse al caso del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, pues la información disponible hasta el momento apunta a que el sitio era utilizado como campo de reclutamiento y entrenamiento forzado para ser sicarios.
“Es una cuestión de términos, a veces puede ser impactante leer campo de exterminio, aunque el término suele relacionarse más con los sitios utilizados durante la Segunda Guerra Mundial por la Alemania nazi como el de Auschwitz, de hecho la definición del diccionario de la RAE (Real Academia Española) lo define como campo de concentración donde se exterminan prisioneros”, puntualizó el experto.
Sin embargo, esto no quiere decir que decir que la situación sea menos grave, pues de acuerdo con el experto, los restos encontrados en el Rancho Izaguirre son evidencia del uso de la propiedad como campo de adiestramiento de jóvenes que llegaron con intenciones de buscar trabajo y fueron forzados a recibir entrenamiento para ser sicarios, mismo que involucró bajas.
“Es importante mencionar que los jóvenes que llegaron ahí eran forzados, y cuando alguno quería desertar lo más probable es que fuese eliminado, no funciona como un sitio que puedes abandonar fácilmente acudiendo a recursos humanos”, añadió el experto.
La distinción entre llamar centro de adiestramiento forzado y no campo de exterminio también había sido mencionada anteriormente el 14 de marzo por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la cuál instó mediante un comunicados a no comparar el caso Teuchitlán con lo sucedido en Auschwitz, pues mencionó que poco tienen común, salvo que en ambos casos es preponderante la deshumanización de los perpetradores para exterminar a seres humanos”.
El misterio de los crematorios del Rancho Izaguirre
Luego de que la Fiscalía de Jalisco investigara las inmediaciones del Rancho Izaguirre, el 13 de marzo descartó la existencia de habitaciones y otras estructuras que pudiesen ser utilizadas como hornos o crematorios clandestinos dentro de la propiedad, como se había reportado por los colectivos de búsqueda que descubrieron el rancho.
“Se constató que no existen estructuras que fungieran como hornos, pero sí la existencia de habitaciones, baños, cocina, bodegas, un área de adiestramiento táctico y otra de acondicionamiento físico en dicho predio”, indicó la Fiscalía.
Por su parte, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco aclararon que encontraron indicios de restos calcinados, los cuáles no habrían sido cremados mediante hornos, sino de formas alternas.
“Desde un inicio dijimos que no eran hornos como los que estamos acostumbrados a ver, esta era una forma muy diferente de operar. (...) Después de quemar, cubrirán con tierra. Hay más, seguirán saliendo más”, declaró Indira Navarro, representante del colectivo para la revista Proceso.
Además, indicó que el método que localizaron son agujeros cavados de aproximadamente de un metro de profundidad, en los que se colocaba una plancha de piedras, rocas o ladrillos para incinerar cuerpos, situación que no ha sido confirmada por la fiscalía.
