
El equinoccio de primavera ocurre regularmente el 21 de marzo, fecha en que se llevan a cabo festivales y miles de personas acuden a zonas arqueológicas para presenciar los espectáculos de luces y sombras que ofrece el Sol al posicionarse sobre nuestro planeta.
Sin embargo, tal como sucedió el año anterior, en 2025 el equinoccio de primavera llegará el día jueves 20 de marzo, pero en esta ocasión a las 4:01 horas, tiempo del centro del país.
El inicio de la estación primaveral ocurrirá el 20 de marzo y no el 21 de marzo debido a la forma en que la Tierra se mueve en su órbita alrededor del Sol.
Este fenómeno marca el momento en que el Sol cruza el ecuador celeste, dando lugar a un día y una noche casi iguales en duración en todo el planeta.

Es importante establecer que el equinoccio no ocurre en una fecha fija porque el año trópico (el tiempo que tarda la Tierra en completar una órbita) no es exactamente de 365 días, sino de 365.2422 días.
Como nuestro calendario tiene 365 días, hay un desfase de aproximadamente 6 horas cada año y los años bisiestos tienen la función de corrigir dicho desfase, cada 4 años se añade un día extra, es decir el 29 de febrero, para ajustar el calendario.
Esto hace que los equinoccios y solsticios se desplacen levemente en el calendario.
Efectos de la precesión terrestre
La Tierra tiene un movimiento de “bamboleo” llamado precesión, que afecta lentamente la posición de los equinoccios a lo largo del tiempo.
Durante el solsticio de invierno, que tiene lugar en diciembre, el Sol marca el extremo sur de su trayectoria anual.
Tras este punto, inicia un nuevo ciclo desplazándose progresivamente hacia el norte, en dirección al equinoccio de primavera, evento astronómico que ocurre en marzo.
A partir del equinoccio primaveral, el astro solar continúa su camino hacia el norte, alcanzando su punto más alto en junio, durante el solsticio de verano.

En septiembre, el equinoccio de otoño marca una nueva posición intermedia, con el Sol situándose nuevamente sobre el Cerro Tepayo, indicio de la continuidad de su recorrido hacia su límite austral.
El desplazamiento diario del Sol, que aparenta cambiar ligeramente su punto de salida en el horizonte, no es constante durante todo el año.
Este fenómeno, visible al observar los amaneceres desde ubicaciones estratégicas como la cima de la Pirámide de la Luna, pone de manifiesto cómo las posiciones del Sol varían en función de las estaciones.
Contrario a la idea generalizada de que el Sol siempre aparece por el este, esto solo sucede de manera precisa durante los amaneceres de los equinoccios.