
La tarde del 15 de marzo de 2025, cientos de personas se reunieron en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México para realizar una vigilia tras los hechos ocurridos en Teuchitlán, Jalisco. Entre zapatos, veladoras, carteles de búsqueda, llanto, consignas y mensajes como “¿Ahora sí nos ve, presidenta?”, se exigió un alto a las desapariciones. Pero la capital del país no fue el único escenario en el que se vivió un día de luto.
El hallazgo de un campo de adiestramiento y presuntos crematorios clandestinos en el rancho Izaguirre ha causado gran conmoción a lo largo y ancho de México. Y es que, como activistas de varias entidades del país lo han externado, se trata de un recordatorio más de la problemática que se vive día a día no sólo en Jalisco, sino también en otras partes del país.

En Hermosillo, Sonora, la plaza Emiliana de Zubeldía fue el lugar en el que madres, hermanas, esposos, padres e hijos colocaron veladoras y zapatos en respeto a lo ocurrido en Teuchitlán, pero también carteles de búsqueda donde la frase “visto por última vez” refería localidades y municipios de la entidad.
Durante el acto, Ceci Flores, líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, recordó que en la entidad suelen encontrar “carboneras” con restos humanos.
“Aquí es muy común que encontremos calcinados, que encontremos solamente camas de cenizas. Lamentablemente cuando hacemos el hallazgo se vuelve noticia, como en el caso de Jalisco, pero una semana más todo se queda tranquilo y la investigación queda en carpetazo”, declaró a la revista Proceso.

Lo mismo ocurrió en Colima, donde la Red Desaparecidos en Colima A.C. recordó que en dicha entidad también se han localizado campos de exterminio y centenares de fosas clandestinas.
“Vivimos en un Colima gobernado por la delincuencia, vivimos en un México bañado de sangre, en un país donde estas situaciones son el pan de cada día. No es solo nuestro estado, es el país entero”, declaró Blanca Ramírez, integrante de la red, al medio local El Comentario.

En Guadalajara y en Quintana Roo, el dolor persiste
La problemática de desapariciones y el reclutamiento forzado no sólo ocurre en entidades controladas por organizaciones criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) o el Cártel de Sinaloa.
Prueba de ello es que, en Quintana Roo ―uno de los estados más turísticos del país―, madres buscadoras se sumaron a la vigilia por Teuchitlán en la glorieta Kukulkán, donde exhibieron fotografías de personas desaparecidas, cartulinas, ropa y zapatos.

En Ensenada, Baja California, colectivos y buscadoras acudieron al ‘Árbol de la Esperanza’ para colocar, como han hecho durante los últimos año, fotografías de sus desaparecidos.
Entre zapatos, mochilas, ropa y veladoras, revelaron que valoran viajar a Jalisco en búsqueda de objetos personales que puedan confirmar o descartar si en Teuchitlán acabará la búsqueda de sus seres queridos.

Chilpancingo y Acapulco, Guerrero, también se unieron a las vigilias, lo mismo que activistas de Cuernavaca, Morelos; Pachuca, Hidalgo; Oaxaca; Durango; Guanajuato; Querétaro; Veracruz; Zacatecas; y Reynosa, Tamaulipas.
En Chiapas, Isabel Torres, madres buscadora, recordó: “Esto no sólo pasa en Jalisco”
