
Un gran porcentaje de la población mexicana tiene un nivel significativo de endeudamiento, lo que genera diversas repercusiones en su bienestar emocional y mental. La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) informó que el mal manejo del dinero es una de las principales fuentes de estrés para los ciudadanos, debido a la falta de estabilidad financiera y de la poca o nula certidumbre para enfrentar la economía actual del país.
El endeudamiento no solo afecta la estabilidad financiera, sino que también impacta profundamente la salud emocional. Muchas personas que atraviesan dificultades económicas experimentan ansiedad, estrés e incluso depresión. Estas emociones pueden generar un ciclo perjudicial en el que la preocupación por las deudas impide tomar decisiones acertadas y empeorando aún más la situación.
El impacto emocional de las deudas también puede manifestarse en otros aspectos de la vida diaria, como problemas para conciliar el sueño, dificultades en las relaciones interpersonales y cambios en el estado de ánimo. En algunos casos, las personas pueden adoptar mecanismos de evitación, como ignorar la deuda o continuar con hábitos de gasto poco saludables, lo que perpetúa el problema financiero y refuerza el malestar emocional.
Qué dice la psicología sobre el endeudamiento

Desde la perspectiva psicológica, el endeudamiento está influenciado por diversos factores cognitivos y emocionales.
Un informe de la consultora Nuxiba publicado en 2023 muestra que existen distintas tipologías psicológicas de deudores. Por un lado, está el deudor evasivo, quien tiende a ignorar la realidad de su situación financiera y evita afrontar sus obligaciones. Por otro lado, el deudor ansioso, que es consciente de su situación, pero se siente paralizado por el miedo y la preocupación, llevándolo a no tomar acciones concretas para resolver sus problemas económicos.
En ese sentido, la investigación “Endeudamiento y salud: dos conceptos relacionados en el desarrollo del pensamiento socioeconómico”, de las académicas Rosalía de la Vega Guzmán y Rocío Zariñana Herrejón (Universidad Autónoma de Aguascalientes), resalta que uno de los principales motivos para el sobregiro económico es la gratificación inmediata. Este fenómeno se muestra cuando las personas priorizan la satisfacción a corto plazo sin considerar las consecuencias financieras a largo plazo. Dicho comportamiento está relacionado con la impulsividad y la dificultad para ejercer el autocontrol en el gasto, y puede clasificarse como un perfil deudor evasivo.
Por otro lado, la ansiedad puede desempeñar un papel importante en la acumulación de deudas, pues algunas personas recurren al hiperconsumo como una estrategia para manejar el estrés o la tristeza, lo que las lleva a realizar compras impulsivas sin evaluar su capacidad de pago.
Además, el miedo a no poder cumplir con los compromisos financieros genera una paralización en la toma de decisiones, impidiendo la búsqueda de soluciones efectivas para salir del endeudamiento. En este caso, se habla de un deudor ansioso.
Las investigadoras añadieron que las deudas pueden influir negativamente en la autoestima, afectando su percepción de valor personal y generando sentimientos de inferioridad. En muchos casos, el endeudamiento se asocia con el fracaso o la falta de responsabilidad, lo que puede llevar a la autocrítica excesiva y al desánimo.
El impacto emocional que ocasionan las deudas pueden desencadenar en el aislamiento social, ya que algunas personas prefieren evitar interacciones por temor a ser juzgadas por su situación económica y de tener sentimiento de culpa y vergüenza.
Estrategias para salir de deudas

Para enfrentar los altos niveles de endeudamiento, es importante desplegar estrategias que permitan recuperar el control de las finanzas y mejorar el bienestar emocional. En primer lugar, la planificación financiera personal es una herramienta clave para establecer metas claras y definir un plan de acción. Esto incluye la elaboración de un presupuesto realista, la identificación de gastos prescindibles y la asignación de recursos para el pago de deudas.
Otra estrategia efectiva es la reducción de los denominados “gastos vampiro”, aquellos desembolsos recurrentes que, aunque parecen insignificantes, representan una fuga considerable de dinero a lo largo del tiempo. Identificar y eliminar estos gastos puede contribuir significativamente a la estabilidad financiera. Asimismo, la creación de un fondo de emergencia permite afrontar imprevistos sin recurrir a nuevos préstamos, evitando así el incremento del endeudamiento.
El apoyo profesional también puede ser una opción valiosa. Consultar con un asesor financiero ayuda a desarrollar estrategias personalizadas para gestionar las deudas y mejorar la administración del dinero. En casos donde el endeudamiento ha afectado significativamente la salud mental, acudir a un especialista en psicología financiera o terapia emocional puede ser una alternativa efectiva para abordar los aspectos psicológicos del problema.
Para prevenir el sobreendeudamiento y mantener la estabilidad económica a largo plazo, es vital tener hábitos financieros saludables. Una práctica clave es el ahorro regular, el cual permite contar con recursos disponibles para afrontar gastos inesperados sin necesidad de recurrir al crédito. También es importante fomentar el uso responsable de las tarjetas de crédito, evitando acumular intereses y priorizando el pago total del saldo cada mes.