
El rábano, una hortaliza conocida por su versatilidad en la cocina, también destaca por sus beneficios para la salud, especialmente en el cuidado del hígado, pues, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, posee propiedades colagogas y coleréticas, lo que la convierte en un aliado en casos de insuficiencia hepática e ictericia, la cual, es una coloración amarillenta de la piel como resultado del aumento de la concentración de la bilirrubina en la sangre.
El hígado le ayuda al organismo a eliminar desechos naturales y otras sustancias nocivas, sin embargo, cuando algo interfiere en este proceso, los compuestos tóxicos se acumulan y causan diversas afecciones, pero el rábano tiene la capacidad de estimular la producción de bilis y favorecer que la vesícula biliar se vacíe, lo que contribuye al drenaje de toxinas acumuladas en el hígado, ayudando a prevenir la formación de cálculos biliares.
De acuerdo con El Poder del Consumidor, el rábano tiene una larga historia de cultivo que se remonta a la época China de 2.700 a.C. y a los antiguos egipcios, quienes lo cultivaban antes de la construcción de las pirámides, pero su llegada a México fue hasta el siglo XVI, cuando se integró en la gastronomía local.
En México, el cultivo del rábano se centra en la especie Raphanus sativus, con una producción anual que supera las 73 mil toneladas. Según los datos del organismo nacional, los estados de Puebla, Baja California y Jalisco lideran la producción nacional, aportando en conjunto el 80% del total, es decir, más de 58 mil toneladas.
Beneficios del rábano en la salud del hígado

El rábano es altamente beneficioso para la salud del hígado debido a sus poderosas propiedades desintoxicantes.
Según la revista CuerpoMente, esta hortaliza contiene glucosinolatos, isotiocianatos y otras sustancias sulfuradas como el rafanol y la rafanina, que ayudan a eliminar toxinas del organismo y estimulan la producción de bilis, facilitando la función hepática.
Además, su capacidad para promover la eliminación de residuos tóxicos también lo convierte en un aliado en el tratamiento de afecciones hepáticas y biliares, como migrañas de origen hepático y alteraciones en los niveles de colesterol y triglicéridos.
De igual manera, de acuerdo con un artículo publicado por la revista The Scientific World Journal, sus derivados fenólicos como el ácido gentísico muestran potencial para disminuir cuadros alérgicos como dermatitis por contacto, la cual está relacionada con el hígado.
¿Cuáles son los compuestos del rábano?

De acuerdo con el estudio Raphanus sativus (Radish): Their Chemistry and Biology (Raphanus sativus (rábano): su química y biología), publicado por la revista The Scientific World Journal, las raíces y hojas de esta planta se han utilizado históricamente para tratar enfermedades hepáticas, respiratorias y como agentes antimicrobianos.
El jugo de la raíz ha mostrado actividad contra Bacillus subtilis, Pseudomonas aeruginosa y Salmonella thyphosa, mientras que los compuestos como los glucosinolatos se degradan en isotiocianatos que poseen actividad biocida y fungicida.
Los compuestos químicos en el rábano poseen diversas propiedades, y además se agrupan en las siguientes clases:
- Alcaloides y compuestos nitrogenados: incluyen pirrolidina, fenetilamina, sinapina y varios diamino-compuestos como 2,4-diaminotolueno. Algunos como la sinapina tienen propiedades hipotensoras.
- Compuestos fenólicos: entre ellos, los ácidos cafeico, ferúlico, y p-cumárico presentes mayormente en raíces y hojas, poseen propiedades antimicrobianas y antioxidantes.
- Glucósidos fenólicos y flavonoides: como quercetina, pelargonidina y cianidina, responsables de los colores rojo y violeta en raíces y flores. También sirven como antioxidantes y colorantes alimentarios naturales.
- Enzimas: el rábano contiene una variedad de enzimas con actividades específicas, como la peroxidasa, β-galactosidasas y la cisteína sintasa, que tienen aplicaciones antioxidantes y antifúngicas.
- Glucosinolatos: actúan como precursores inactivos de los isotiocianatos y se acumulan mayormente en tejidos dañados.
- Ácidos grasos y aceites: los principales ácidos grasos identificados en el rábano fueron linoleico, linolénico y erúcico, similares a los del aceite de algodón.
Además del hígado, ¿de qué manera benefician al cuerpo?

De acuerdo con un estudio aplicado sobre modelos animales, llevado a cabo por las especialistas en Investigación de Productos Naturales, de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias extractivas IPN, Rosa Martha Pérez Gutiérrez y Rosalinda Lule Pérez, los compuestos del rábano destacan por sus diversas propiedades con aplicaciones farmacológicas y terapéuticas, entre ellas:
- Actividad antimicrobiana: las proteínas Rs-AFP1 y Rs-AFP2 inhiben hongos como Candida albicans, mientras que los compuestos fenólicos, como el ácido cafeico, muestran actividad significativa frente a bacterias como estafilococo áureo.
- Antioxidante: los pigmentos y compuestos fenólicos como la pelargonidina y la cianidina tienen efectos antioxidantes comparables al butilhidroxitolueno (BHT), el cual previene la oxidación y el enranciamiento de aceites y grasas.
- Antitumoral: de acuerdo con el análisis llevado a cabo, se identificó que los extractos acuosos inhiben la proliferación de células transformadas, como fibroblastos de ratón y líneas celulares de cáncer cervical (HeLa).
- Cardiovascular: la suplementación con rábano disminuyó los niveles de lípidos y colesterol en experimentos animales mediante la excreción de grasas fecales y la mejora de actividad antioxidante plasmática.
- Efecto inmunomodulador: las protéines arabinogalactanas (AGPs), encontradas en raíces y hojas, estimulan respuestas inmunológicas al reaccionar con sueros específicos.
- Estimulación motora intestinal: extractos acuosos incrementaron el movimiento intestinal en modelos animales, dependiente de receptores muscarínicos.
- Propiedades antivirales: durante el experimento, el ácido cafeico y pelargonidina mostraron efectividad contra varios virus con envoltura.