¿Qué pasó con Eduardo Lerma Nito? La historia detrás de una carta hallada en los crematorios clandestinos del CJNG

El hallazgo de crematorios clandestinos en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, evidenció la existencia de un centro de exterminio operado presuntamente por el CJNG

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El nombre de Eduardo Lerma
El nombre de Eduardo Lerma Nito apareció en una carta hallada en el Rancho Izaguirre, donde operaba un centro clandestino vinculado al CJNG. (AFP/Redes sociales)

El hallazgo de crematorios clandestinos en el municipio de Teuchitlán, en el estado de Jalisco, ha reavivado la alarma en torno a la violencia criminal en la región y ha expuesto nuevamente los métodos de exterminio utilizados por grupos delictivos.

En un predio conocido como Rancho Izaguirre, presuntamente operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), fueron localizados restos humanos calcinados, prendas de vestir, calzado, objetos personales y armas, lo que ha sido calificado por autoridades y colectivos como evidencia de un centro de confinamiento y desaparición de personas.

El pasado 5 de marzo el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, tras recibir una llamada anónima, ingresó al rancho y encontró tres hornos crematorios clandestinos, fragmentos óseos calcinados, más de 400 prendas de ropa, al menos 200 pares de zapatos, mochilas, carteras, maletas, llaveros, identificaciones oficiales y libros.

El rancho ya había sido
El rancho ya había sido investigado por la fiscalía del Estado de Jalisco en septiembre de 2024. Crédito: ULISES RUIZ / AFP

En el lugar también se hallaron 96 casquillos percutidos, cargadores, chalecos tácticos y diversos objetos con signos de exposición térmica. Todo ello apunta a la existencia de un espacio utilizado para ejecuciones y eliminación de cuerpos.

El Rancho Izaguirre, que abarca casi 10 hectáreas, ya había sido intervenido previamente por las autoridades en septiembre de 2024, cuando fueron detenidas diez personas armadas tras un enfrentamiento. En ese operativo también se logró la liberación de dos personas secuestradas y se localizó un cadáver.

Desde entonces, el sitio quedó bajo resguardo de la Fiscalía del Estado de Jalisco, aunque el colectivo denunció que los precintos oficiales fueron removidos, lo que permitió su reingreso en marzo.

El caso de Eduardo Lerma Nito

Algunos de los objetos hallados
Algunos de los objetos hallados en el campo de adiestramiento de Teuchitlán. |Crédito: Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco

Entre los objetos encontrados durante la jornada de búsqueda, uno llamó especialmente la atención, que se viralizó rápidamente en redes sociales: una carta escrita a mano, firmada por un joven identificado como Eduardo Lerma Nito.

El mensaje decía: “Mi amor, si algún día ya no regreso, solo te pido que recuerdes lo mucho que te amo. Y digas: ‘se me fue mi enojón, berrinchón y celoso’”. La nota fue hallada en una libreta deteriorada, entre otras pertenencias personales dispersas en el lugar, además tenía su nombre completo, fecha de nacimiento 2 de mayo de 2003 y zona de donde era originario.

La aparición de esa carta generó una fuerte reacción en redes sociales y medios digitales, al vincular el nombre de Lerma Nito con las víctimas potenciales del predio.

El colectivo Guerreros Buscadores compartió imágenes y señaló que el joven había sido reportado como desaparecido en febrero de 2024, en el municipio de San Juan de los Lagos, donde trabajaba en una sucursal de Farmacias Guadalajara ubicada en el Malecón del Río.

Según relataron sus familiares a organizaciones de búsqueda, el joven originario de Guanajuato fue visto por última vez al salir de su trabajo. Desde entonces, su paradero fue incierto, y su ficha de búsqueda permaneció activa en el Registro Estatal de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco.

De acuerdo con su ficha oficial de búsqueda, Eduardo Lerma Nito, de entonces 20 años de edad, fue reportado como desaparecido tras ser visto por última vez el 26 de febrero de 2024, en la colonia Centro de San Juan de los Lagos.

Ficha de búsqueda de Eduardo
Ficha de búsqueda de Eduardo Lerma Nito. (Registro Estatal de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco)

El documento describía al joven como una persona de tez morena clara, complexión robusta, estatura de 1,63 metros, con cabello ondulado, corto y castaño. Entre sus señas particulares se mencionaron cicatrices en la frente y en el cuello del lado izquierdo, así como tatuajes en el antebrazo derecho con la imagen de un atrapasueños con un ancla, y en la muñeca derecha la figura de una pantera. Al momento de su desaparición, vestía una sudadera con cuadros azul con negro, camisa tinto, pants y tenis negros.

Luego de que su carta y la ficha de búsqueda se viralizara en las redes sociales y noticieros, el colectivo informó a través de sus redes sociales que Eduardo Lerma Nito habría sido localizado con vida y se habría reunido con su familia desde octubre de 2024.

“Dentro de esta Historia tan conmovedora de la nota de Eduardo Lerma Nito, hay algo bonito, nos informan que este Joven que la escribió, el ya esta con su familia desde octubre. Para que ya no se siga compartiendo por favor. Gracias a Dios esta con Bien”, se lee en un post del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.

Pese a esa confirmación no formal, la ficha de Eduardo Lerma Nito sigue activa en los registros oficiales del gobierno estatal, lo que ha generado confusión y cuestionamientos sobre la actualización de las bases de datos institucionales. Algunos colectivos han criticado que este tipo de omisiones entorpecen los procesos de búsqueda y generan desinformación entre familiares y sociedad.

El caso de Lerma Nito se ha convertido en un símbolo del drama que rodea a las desapariciones forzadas en Jalisco, estado que registra cerca de 15 mil personas desaparecidas, según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda. México acumula más de 110 mil casos de personas no localizadas desde 2006, cuando el país militarizó su estrategia de combate al narcotráfico.

(Facebook: Guerreros Buscadores De Jalisco)
(Facebook: Guerreros Buscadores De Jalisco)

¿Cómo terminó en ese lugar?

Hasta ahora, no se ha confirmado oficialmente cómo Eduardo Lerma Nito habría llegado al Rancho Izaguirre, ni en qué condiciones habría sido trasladado al sitio que posteriormente fue señalado como un centro de adiestramiento y exterminio del CJNG.

Algunos testimonios recopilados por colectivos de búsqueda apuntan a que muchos jóvenes habrían llegado al Rancho Izaguirre tras aceptar supuestas ofertas de empleo, que resultaban ser mecanismos de reclutamiento forzado por parte del CJNG.

En una entrevista concedida a Radio Fórmula, Índira Navarro, representante del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, relató el testimonio de un joven que logró escapar del predio. El sobreviviente contó que, al llegar al rancho, fue ingresado a un proceso de adiestramiento que incluía pruebas físicas extremas, ejercicios violentos y condiciones infrahumanas, todo bajo el control de miembros del cártel. “Éramos más de 200″, habría dicho el joven, al describir la cantidad de personas reclutadas en el sitio.

El rancho ya había sido
El rancho ya había sido investigado por la fiscalía del Estado de Jalisco en septiembre de 2024. Crédito: ULISES RUIZ / AFP

De acuerdo con ese testimonio, al lugar lo llamaban “la escuelita del terror”, un centro donde los recién llegados eran obligados a enfrentarse entre ellos para demostrar fuerza y resistencia, como parte de un proceso dividido en tres fases de entrenamiento. Según narró Navarro, “les hacían pelear entre ellos para ver quién tenía más fuerza. Muchos no aguantaban el adiestramiento, unos por simplemente quejarse los mataban. Otros caían por agotamiento. Nosotros teníamos que hacer agujeros, unas fosas, poníamos una cama de piedras o ladrillos, les echábamos gasolina, lo que se pudiera para que prendiera. Se usaba una, dos, tres veces y se tapaba”, dijo en referencia a los hornos crematorios improvisados que se encontraban en el lugar.

El mismo testimonio indica que el Rancho Izaguirre era solo el inicio del proceso de adiestramiento, al que seguían otras etapas. A quienes “la libraban” los enviaban como sicarios a Zacatecas o Michoacán, donde el CJNG mantiene disputas con grupos antagónicos.

La última fase, según se ha denunciado, consistía en una instrucción más avanzada a cargo de exmilitares colombianos y elementos de élite conocidos como kaibiles, provenientes del Ejército de Guatemala. “Ese rancho era el kínder apenas… si te graduabas te mandaban al campo de batalla. Como carne de cañón”, aseguró uno de los sobrevivientes citado por Navarro.

Estas declaraciones refuerzan la hipótesis de que el lugar operó por al menos tres años como una infraestructura criminal activa del cártel, con funciones que iban más allá de la desaparición forzada.