
El oro ha sido utilizado con fines terapéuticos desde tiempos antiguos en diferentes culturas como la china, egipcia e india, en las cuales se le atribuyeron propiedades para tratar distintas afecciones.
De acuerdo con Hugo Rico, químico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), gran parte de las investigaciones biomédicas giran alrededor de enfermedades que aquejan a la población actual, por ejemplo, el cáncer, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y algunas enfermedades neurodegenerativas.
Además, planteó que el interés en el área de la química bioinorgánica medicinal ha incrementado notablemente debido a que se hallaron compuestos que tienen actividad sobresaliente como los fármacos, lo que ha generado que los investigadores analicen materiales como el oro para tratar una amplia gama de afecciones.
Los usos medicinales del oro en la antigüedad

De acuerdo con el experto, “en China, en el año 2 mil 500 a. de C., se describieron por primera vez ciertos efectos terapéuticos de los compuestos de oro; se creía que este metal tenía el poder de conferir longevidad porque en estado metálico permanece sin oxidarse.”
También señaló que el procedimiento en China incluía el uso de “polvo de oro finamente molido sobre un forúnculo o una infección de la piel”. Con ello, se buscaba inhibir enzimas y evitar la formación de especies reactivas de oxígeno (como el peróxido de hidrógeno), que contribuyen a procesos infecciosos.
Según Hugo Rico, otro de los usos que le daban era como tratamiento para quitar algunos síntomas como el dolor de muelas. “En el Compendio de materia médica de Li Shizhen de la dinastía Ming (1368 - 1644 d.C.) se detalla el uso de oro para remover mercurio de la piel o para quitar severos dolores de muelas. En este caso se usaba un alfiler de oro caliente para penetrar a manera de acupuntura donde hubiera dolor.”
Otra de las principales formas de administración del oro en la medicina antigua china era de forma oral, es decir como si fuera bebible. El químico mencionó que probablemente lo que llamaban ‘oro potable’ era una suspensión del polvo en agua, señalando que “este método consistía en la ingestión de polvo de oro suspendido en agua, aunque químicamente el oro no se disuelve a menos que esté en estado oxidado o unido a moléculas orgánicas llamadas ligantes.
También mencionó que en lugares como Egipto e India tenía usos que combinados con otros compuestos de oro, servían para curar enfermedades cutáneas.
El futuro del oro en el tratamiento del cáncer

De acuerdo con “Derivados del oro para el tratamiento del cáncer”, de Edward R.T. Tiekink, químico especializado en cristalografía de la Universitat de les Illes Balears, en estudios más recientes, el científico Robert Koch demostró los efectos bacteriostáticos del ion Au(CN)2−, lo que proporcionó una base científica para el uso farmacológico de los compuestos de oro.
Con este descubrimiento marcó el inicio de la crisoterapia, que se refiere al uso de compuestos de oro, principalmente tiolatos, que son la base de los “oros líquidos”, para aliviar los síntomas de la artritis reumatoide.
Entre los compuestos más utilizados en la crisoterapia señaló que se encuentran la aurotioglucosa, el aurotiomalato, el aurotiosulfato y el aurotiopropanol sulfonato, que son compuestos que varían tanto en su carga como en su estructura química, por lo que han sido empleados clínicamente para reducir la inflamación y el dolor asociados con el cáncer, una enfermedad autoinmune.
Sin embargo, su potencial no se limita a este ámbito, ya que investigaciones recientes han comenzado a explorar su eficacia en el tratamiento de varios tipos de cáncer.
De acuerdo con el experto, el cisplatino, un compuesto basado en platino ampliamente utilizado en la quimioterapia, ha impulsado la búsqueda de alternativas basadas en otros metales y los compuestos de oro han captado la atención de los investigadores debido a su actividad anti artrítica y su posible aplicación en oncología.
Aunque inicialmente esta conexión pudo parecer fortuita, los estudios han demostrado que los compuestos de oro(I) y oro(III) poseen propiedades citotóxicas que podrían ser aprovechadas en el tratamiento del cáncer.
En el caso de los compuestos de oro(I), se ha evaluado una amplia variedad de estructuras químicas para determinar su eficacia antitumoral. Los resultados han sido alentadores, especialmente en aquellos compuestos que presentan características comunes, como la capacidad de interactuar con biomoléculas específicas.
Por otro lado, los compuestos de oro(III), que suelen adoptar geometrías plano-cuadradas similares a las del cisplatino, han mostrado afinidad por el ADN, lo que sugiere que podrían actuar como agentes quimioterapéuticos al interferir con la replicación celular.