
El bienestar de un menor de edad siempre acapara la atención de los adultos y más cuando se trata de padres primerizos, según lo que comentaron expertos como David Jiménez Rodríguez, profesor investigador del Área Académica de Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Sin embargo, en el boletín Informativo de la UAEH No. 05, el experto del Instituto de Ciencias de la Salud (ICSA) mencionó que la sobreprotección en la crianza se ha convertido en un problema social de la actualidad y que se debe tomar en cuenta, ya que al generar atención excesiva causa problemas en su desarrollo a corto, mediano y largo plazo.
Aunque puntualizó que proteger a los hijos es un instinto natural que se produce en los padres, esta intención por ayudarles a desarrollarse en el mundo que los rodea y velar por su bienestar puede acarrear más complicaciones que beneficios.
La sobreprotección, una buena intención con graves consecuencias

De acuerdo con Oliver Armando Santizo Grijalva de la Facultad de Ciencias Psicológicas, los padres sobreprotectores tienen un impacto directo en la confianza y desarrollo personal, pues “cuando ejercen una conducta sobreprotectora sobre los hijos, corren el riesgo de desarrollar en ellos un concepto bajo de sí mismos e inhabilitarlos para poner a prueba su competencia personal, sus habilidades y destrezas”.
Además, señaló que “estos niños ni siquiera hacen el intento de tomar decisiones propias y llevarlas a cabo pero debido a la excesiva sobreprotección, se han encaminado a no poder ver los resultados de esa toma de decisiones.”
Otro de los problemas que trae consigo la sobreprotección es que les causa dificultad para relacionarse y generan habilidades sociales limitadas, ya que “pueden sufrir de retrasos o dificultades en el aprendizaje y para poder desarrollar habilidades sociales”.
Entre las características que señaló el experto, destaca que “estos niños tienen dificultades para entablar o mantener relaciones, a veces son tan tímidos que les cuesta iniciar conversaciones o les cuesta integrarse en grupos.”
Otra de las problemáticas a las que se enfrentan es la dificultad para resolver conflictos, ya que “no son capaces de solucionar sus problemas, pues su madre o padre los han resuelto por ellos”.
Una de las consecuencias mencionadas por Grijalva, es que tendrán dificultades para aprender habilidades de solución de problemas, “algo necesario para las relaciones personales y fundamental para la vida de adulto, tanto en el área familiar como laboral.”
Además, según su análisis, “es evidente que estos niños por lo regular muestran dificultad para tomar decisiones por sí mismos, razón por la que se convierten en personas muy indecisas” y esto a su vez afecta cuando llegan a la vida adulta y buscan pareja, ya que “también corren el riesgo de caer fácilmente en relaciones donde predomine la dependencia emocional, pues necesitan que alguien les guíe y les apoye.”
Incluso señaló que en muchos casos, los infantes “terminan por desarrollar un estado de ánimo depresivo a consecuencia de su baja autoestima, su autoconcepto negativo y de sus dificultades para resolver problemas en su vida diaria”.
Cómo superar la sobreprotección

Jiménez Rodríguez enfatizó que la sobreprotección no sólo afecta la autonomía de los menores, sino que también puede limitar su capacidad para generar alternativas ante los desafíos, desarrollar empatía hacia los demás y aprender a resolver problemas por sí mismos.
Según detalló la UAEH, la disciplina juega un papel crucial en el desarrollo de los niños y niñas, puntualizando que esta debe implementarse a través de reglas claras en el hogar, la escuela e incluso en actividades recreativas como los juegos.
Además, destacó que el establecimiento de límites y normas no sólo fomenta el respeto y la responsabilidad, sino que también ayuda a los menores a comprender el mundo que los rodea y a adaptarse a él de manera saludable.
El investigador subrayó que, aunque la intención de los padres es proteger a sus hijos, es importante que comprendan la diferencia entre proteger y sobreproteger. Mientras que la protección busca garantizar el bienestar y la seguridad del menor, la sobreprotección implica un control excesivo que puede ser perjudicial.
Por ello, mencionó que es fundamental que los padres aprendan a equilibrar su instinto protector con la necesidad de permitir que sus hijos enfrenten y resuelvan sus propios desafíos.
La UAEH destacó que este tema es de gran relevancia en la actualidad, ya que la sobreprotección infantil no sólo afecta a las familias, sino que también tiene implicaciones sociales. Los niños y niñas que no desarrollan habilidades como la autonomía y la empatía pueden enfrentar dificultades para integrarse en la sociedad y para establecer relaciones saludables con los demás.