
En el contexto actual de creciente incertidumbre económica, los aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han entrado en vigor este martes, afectando importaciones clave de México, Canadá y China, sin embargo, a pesar de su impacto directo en el comercio internacional, muchas personas no están familiarizadas con su funcionamiento y cómo afectan a los precios, la competencia y la economía global, especialmente cuando se trata de decisiones comerciales o políticas, por lo que es crucial entender su papel y cómo influyen en la economía global.
Los aranceles son una herramienta clave en la regulación del comercio internacional y desempeñan un papel fundamental en la economía de México, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), estos derechos de aduana aplicados a las importaciones de mercancías generan ingresos para los gobiernos y otorgan una ventaja competitiva a los productos nacionales frente a los bienes importados, pero, dicho de manera más simple, en México, los aranceles están definidos por la Ley de Comercio Exterior como “las cuotas de las tarifas de los impuestos generales de exportación e importación”.
Siguiendo esta línea, de acuerdo con el artículo “Medidas arancelarias y no arancelarias del comercio internacional”, publicado por la UNAM, los aranceles tienen tres efectos principales: fomentan la producción nacional, incentivan a los consumidores a preferir productos locales y, al mismo tiempo, incrementan los ingresos del Estado. Estas funciones convierten a los aranceles en un instrumento estratégico para el desarrollo económico del país.
Cuáles son los tipos de aranceles en México

En México, los aranceles cumplen múltiples propósitos, por ejemplo, según datos de la OMC, una de sus funciones principales es proteger la industria nacional al encarecer los bienes extranjeros, lo que permite que los productos locales sean más competitivos en términos de precio. Estas medidas, entre otras cosas, buscan garantizar que las importaciones no desplacen a los productos nacionales, manteniendo así un equilibrio en el mercado.
Según información proporcionada por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), los aranceles en México se dividen en tres categorías principales: ad-valorem, específicos y mixtos, cada uno con características particulares que los hacen adecuados para diferentes contextos y objetivos comerciales.
El arancel ad-valorem se calcula como un porcentaje del valor total de la mercancía importada. Este tipo de arancel es uno de los más utilizados debido a su flexibilidad, ya que el monto del impuesto varía en función del precio del bien. Por ejemplo, si se aplica un arancel del 10% sobre un automóvil importado, el impuesto será proporcional al valor del vehículo. Este sistema permite que el gravamen se ajuste automáticamente a las fluctuaciones del mercado, lo que lo convierte en una herramienta dinámica para la regulación del comercio.
A diferencia del ad-valorem, el arancel específico establece una cantidad fija por unidad de medida, como peso o volumen, independientemente del valor total de los bienes. Por ejemplo, un arancel de $2.00 pesos por cada kilogramo de azúcar importada se aplicará sin importar el precio del producto en el mercado. Este método simplifica el cálculo del impuesto, aunque puede generar variaciones significativas en los costos dependiendo del tipo de producto.
El arancel mixto combina elementos de los dos tipos anteriores, aplicando tanto un porcentaje del valor de la mercancía como una cantidad fija por unidad. Por ejemplo, un arancel mixto podría consistir en un 5% del valor del bien más $1.00 peso por litro de gasolina importada, por lo que, en resumen, este sistema busca aprovechar las ventajas de ambos métodos, ofreciendo una mayor flexibilidad y adaptabilidad para ciertos productos específicos.
Los responsables de realizar la clasificación de cada uno son los agentes o los apoderados aduanales con la información proporcionada por el contratante del servicio para que así sepa cuánto van a pagar y cumplan con las regulaciones y restricciones no arancelarias, detalló Natalia Gaspar Pérez, Profesora en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Los aranceles en México

El comercio en México ha estado regulado por diversas normativas a lo largo de su historia. De acuerdo con Gaspar Pérez, esto se remonta a la época prehispánica con las civilizaciones mesoamericanas, donde el comercio se realizaba a través del trueque y sistemas de valor que permitían el intercambio de bienes.
Las culturas dominantes, como los mexicas, imponían tributos a los pueblos sometidos con el objetivo de definir una estructura económica organizada que incluía el comercio a larga distancia, lo cual fortaleció las relaciones comerciales y sentó las bases para una economía tributaria que sería retomada y transformada durante la época colonial.
Con la llegada de los españoles y la consolidación del virreinato de la Nueva España, el comercio adquirió un carácter formal y regulado. Según detalló Gaspar Pérez, las cédulas reales emitidas por la Corona española establecieron un monopolio mercantil sobre los territorios conquistados. En este contexto, se implementó el derecho de almojarifazgo, un impuesto aplicado a la importación de mercancías que regulaba la entrada y salida de bienes, además, incluía disposiciones especiales, como las franquicias diplomáticas, que permitían la introducción de ciertos productos bajo condiciones específicas.
Durante los siglos XVII y XVIII, el comercio en la Nueva España se regía por ordenanzas y cédulas reales que buscaban controlar el flujo de mercancías. En 1728, por ejemplo, se emitió una cédula que prohibía desembarcar productos en el puerto de Veracruz sin la autorización de un oficial de justicia. Más tarde, en 1795, se fundó el Consulado de Comerciantes de Veracruz, la primera asociación gremial en el territorio, cuyos integrantes participaron activamente en el desarrollo del puerto y la ciudad.
En 1951, se promulgó el Código Aduanero, que permaneció vigente hasta 1982 y establecía los puntos específicos para la entrada y salida de mercancías, marcando un avance en la regulación del comercio exterior. Posteriormente, en diciembre de 1981, se publicó la Ley Aduanera, que incorporó terminología utilizada a nivel internacional y simplificó los procedimientos administrativos. Gaspar Pérez explica que esta ley se basaba en un principio de confianza hacia los contribuyentes, permitiendo la autodeterminación del impuesto por parte de los mismos.
Posteriormente, la Ley Aduanera de 1981 también hizo referencia a los recursos administrativos previstos en el Código Fiscal de la Federación, lo que facilitaba la resolución de conflictos y promovía una mayor transparencia en las operaciones comerciales, pero, finalmente, un punto de inflexión en la historia de los aranceles en México ocurrió en 1997, con la creación del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Según la académica, este organismo introdujo reformas a la Ley Aduanera con el objetivo de fortalecer los mecanismos de control y combatir la evasión fiscal, entre las que se incluyeron medidas como la implementación de sistemas más rigurosos para la revisión de mercancías y el pago de contribuciones, lo que permitió una mayor fiscalización de las operaciones comerciales.