
En un esfuerzo por abordar la creciente acumulación de sargazo en las costas del Caribe, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha desarrollado un panel de construcción sostenible que utiliza esta macroalga como materia prima.
Este producto, denominado Sargapanel, no sólo representa una alternativa ecológica para la industria de la construcción, sino que también busca mitigar los efectos negativos de la invasión de sargazo en las playas, según informó la UNAM.
El sargazo, una macroalga marina que prolifera en el Atlántico, ha incrementado su presencia de manera exponencial desde 2011, afectando gravemente a la vida marina, el turismo y las economías locales. Según datos de la NASA, en 2023 se registraron 13 millones de toneladas flotando en el Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico, una vasta región que se extiende desde África Occidental hasta el Golfo de México. En 2024, sólo en Quintana Roo, se recolectaron cerca de 37 mil toneladas de esta alga en aguas cercanas a la costa.
Un problema ambiental convertido en oportunidad

El equipo de la UNAM, liderado por Miriam Estévez González, del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA), campus Juriquilla, ha trabajado durante más de una década en proyectos relacionados con el sargazo.
La investigadora explicó que, aunque anteriormente se habían desarrollado soluciones a pequeña escala, el objetivo de este proyecto era implementar una alternativa viable a gran escala y el resultado de este esfuerzo fue el Sargapanel, que es un panel de construcción fabricado con yeso y aproximadamente cinco kilogramos de sargazo seco por unidad, lo que equivale a entre 50 y 60 kilogramos de sargazo húmedo.
De acuerdo con la UNAM, este producto no sólo aprovecha una cantidad significativa de la macroalga, sino que también promueve la economía circular al utilizar materiales reciclables y no tóxicos.
Entre las características del Sargapanel, destacan su alta resistencia a la flexión, su capacidad para retardar el fuego y su aislamiento térmico, lo que contribuye a mejorar el confort en los espacios construidos y a reducir la huella de carbono.
Según Rodrigo Alonso Esparza Muñoz, investigador del equipo, estas propiedades hacen del Sargapanel una opción eficiente y sostenible para la construcción. Además, su uso en la fabricación de los paneles tiene múltiples beneficios ambientales, ya que evita la descomposición del alga en las playas, un proceso que libera dióxido de carbono (CO2) y contribuye al cambio climático.
Marlén González Reyna, investigadora posdoctorante del CFATA, destacó que al emplear papel de sargazo en lugar de papel tradicional, se reduce la deforestación y se ahorra un 60 % de agua y un 40 % de energía en el proceso de manufactura.
Además, esta iniciativa tiene el potencial de generar bonos de carbono, lo que podría atraer inversiones y fomentar la adopción de tecnologías sostenibles en la región.
Proceso de fabricación y tecnología universitaria

La fabricación del Sargapanel involucra a diversas instancias de la UNAM. El proceso comienza con la recolección del sargazo en altamar, tarea que realiza el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICCyL).
Posteriormente, el alga es sometida a un tratamiento de secado en instalaciones como el Instituto de Energías Renovables, ubicado en Temixco, Morelos. Allí, el sargazo se seca mediante secadores solares y se envía al CFATA listo para su procesamiento.
En el CFATA, el sargazo seco pasa por un proceso de limpieza para eliminar impurezas como sales, arena y plásticos, según explicó José Luis López Miranda, investigador posdoctorante del centro. Una vez limpio, el material es molido, triturado y tamizado para obtener un polvo que se mezcla con fibras orgánicas y otros componentes.
Este polvo constituye la base de la pulpa utilizada para fabricar la cubierta flexible del Sargapanel, que contiene hasta un 70 % de sargazo, detalló Fabián Mares Briones, otro investigador del proyecto.
La cubierta flexible se coloca en ambas caras del núcleo del panel, compuesto de sargazo y yeso. Este diseño permite que los paneles sean utilizados en muros y plafones, además de facilitar la instalación de sistemas eléctricos e hidráulicos. Según los investigadores, los Sargapanels son tan resistentes que pueden soportar cargas de hasta 10 kilogramos sin necesidad de taquetes.
Reconocimientos y planes de comercialización

El proyecto del Sargapanel ha recibido reconocimiento a nivel nacional. En 2023, el equipo participó en el Primer Reto Nacional de Sostenibilidad BBVA Juntos por el Caribe Mexicano y en noviembre de 2024, fue una de las propuestas ganadoras del concurso organizado por el Consorcio UNAM-TEC, en colaboración con BBVA México.
Aunque actualmente el desarrollo del Sargapanel se realiza de manera artesanal, los investigadores aseguran que su tecnología es compatible con las líneas de producción convencionales, requiriendo sólo adaptaciones menores.
Ángel Luis Rodríguez Morales, académico del CFATA, destacó que el producto cumple con las normas de la Sociedad Americana de Pruebas y Materiales (ASTM), lo que lo hace competitivo en el mercado.
El equipo ya ha instalado Sargapanels en una vivienda en Querétaro, donde demostraron su eficiencia. Además, una empresa mostró interés en adquirir esta tecnología, lo que podría facilitar su comercialización a gran escala.
Según Esparza Muñoz, el objetivo es que las empresas conozcan el producto y lo adopten como una opción viable y sostenible en la industria de la construcción, pues quieren que esto no quede en el papel ya que “son muy competitivos y una vez que salgan al mercado, serán una muy buena opción”, concluyó el investigador.
Con esta iniciativa, la UNAM ofreció una solución innovadora a un problema ambiental mientras que contribuye al desarrollo de tecnologías sostenibles que promueven la economía circular y reducen el impacto en el Caribe mexicano.