Dayana Naomi Robles Flores, una aspirante de quinto año de la Infantería de Marina y que tiene sus alas de paracaidista, compartió en una entrevista con Infobae México sus vivencias, preparación y las razones que la llevaron a formar parte de la Heroica Escuela Naval Militar.
La cadete reveló no solo las exigencias de la formación militar, sino también el orgullo y sentido de responsabilidad que implica ser parte de la Marina Armada de México.
Desde temprana edad, Robles Flores se sintió atraída por las operaciones que realiza la Secretaría de Marina, observando la interacción entre las unidades de superficie, la Ingeniería Aeronaval y las maniobras de la Infantería de Marina.
“Cuando estaba cursando la secundaria, yo observaba las operaciones que tenían en conjunto”, mencionó, destacando que estas experiencias influyeron en su decisión de estudiar Ingeniería en Hidrografía, área que asegura le permite “apoyar a la población civil” en desastres naturales y contribuir a la seguridad interna del país.
El proceso de formación en la Infantería de Marina sigue un enfoque integral que combina adiestramiento físico y académico.
Los cadetes de cualquiera de las carreras impartidas en la Heroica Escuela Naval Militar, como Ingeniería en Sistemas Navales (Cuerpo General); Ingeniería en Hidrografía (Infantería de Marina); y Ingeniería en Aeronaval, reciben hospedaje, alimentación, ropa y una formación académica acorde a su carrera.
Cabe mencionar que el adiestramiento físico es exigente como parte de su adiestramiento de marinos.
Robles Flores explicó que en el primer año, los cadetes reciben un “adiestramiento básico”, lo que ella describe como un “tronco común”.
Sin embargo, a partir del segundo año, comienzan a especializarse en áreas específicas de acuerdo con su carrera, lo que incluye un acercamiento mayor hacia el resto del personal y el uso del uniforme de camuflaje.
“Ser infante de marina es un honor”, afirmó. Este compromiso lo definió como ser “un combatiente disciplinado, con excelente moral, inteligencia, automotivación, gran condición física” y capacidades tanto técnicas como tácticas.
La aspirante también destacó las oportunidades únicas que ofrece el plantel en términos de cursos y especializaciones. Durante la entrevista, la joven compartió con orgullo su experiencia en el Curso de Fusileros Paracaidistas, que calificó como un desafío significativo durante su etapa de estudiante.
Este curso incluye una fase inicial en tierra, de tres semanas, seguida por la fase donde los cadetes realizan saltos desde aeronaves, obteniendo finalmente las “alas” que certifican esta habilidad especializada.
“Es ahí en donde obtenemos nuestras alas para ser fusileros paracaidistas”, explicó la cadete quien indicó que, como un gesto de gratitud, dedicó este logro a sus padres.
Sobre las percepciones y dudas que algunas personas podrían tener sobre integrar la Infantería de Marina, particularmente en torno a su relación con operaciones contra el crimen organizado. Robles Flores enfatizó que, además de estas tareas, los infantes están profundamente comprometidos con apoyar a la población civil en distintos contextos, desde desastres naturales hasta la protección de las costas nacionales. “Nosotros estamos presentes en todo momento”, afirmó, subrayando la gran responsabilidad que implica esta carrera.
Contó que su participación en la Infantería de Marina no solo ha moldeado su desarrollo personal, sino también su compromiso con las misiones que la institución cumple.
La Infantería de Marina tiene dos roles principales: apoyar a la población civil durante desastres naturales y colaborar en garantizar la seguridad interna del país.
Por su parte, el teniente de navío del Cuerpo de Infantería de Marina Paracaidista, Roberto Omar Hernández Montiel, jefe de la Sección Académica de Materias Militares en la Heroica Escuela Naval Militar, indicó que el programa combina formación militar y capacitación científica, con materias que van desde operaciones tácticas hasta oceanografía y meteorología, para garantizar que los cadetes estén preparados para los desafíos en terrenos, tanto marítimos como terrestres.
En el marco de la carrera de Ingeniería en Hidrografía, los cadetes reciben instrucción integral en tácticas operativas y materias científicas. Hernández Montiel detalló que dentro de la enseñanza militar se incluyen disciplinas como “táctica terrestre, táctica de patrullas, táctica de convoy y operaciones helitransportadas”.
Estas técnicas son esenciales para los futuros infantes, quienes deben manejar con pericia situaciones de combate y logística en entornos complejos.
Además, la formación incorpora conocimientos de ingeniería que abarcan campos como “oceanografía, física, meteorología e hidrología”.
Estas asignaturas técnicas permiten a los cadetes analizar y comprender las dinámicas del terreno y las condiciones climáticas en los escenarios donde llevarán a cabo sus operaciones.
Entre las prácticas destacadas, Hernández Montiel señaló que “se capacita al personal de cadetes en tácticas y técnicas de combate en agua, en un ambiente anfibio, como la natación de combate. Esto tiene el fin de proyectar una fuerza terrestre a través de un medio acuático como el mar”.
Este tipo de entrenamiento es fundamental para las operaciones anfibias, como lo sería una toma de cabeza de playa, una maniobra que forma parte de su currículo práctico.
El teniente subrayó que además de las competencias técnicas, un infante de marina debe poseer una sólida formación ética. “Un infante de marina debe ser una persona con alto valor moral, dispuesto a sacrificarse por el prójimo, y actuar con valentía, orgullo y disciplina,” afirmó.
Este perfil no solo asegura la capacidad operativa de los oficiales, sino también su alineación con la misión.
Para ingresar a la Heroica Escuela Naval Militar, los aspirantes deben cumplir ciertos requisitos básicos, como tener el bachillerato terminado y un perfil idóneo que permita su desarrollo táctico y académico.
En los últimos años, la Marina Armada de México ha asumido nuevas responsabilidades que incluyen la vigilancia de aeropuertos y aduanas, además de sus tareas habituales de defensa y seguridad exterior. Para equipar a los cadetes con las habilidades necesarias frente a estas nuevas demandas, la institución ha implementado cambios en el currículum formativo.
Hernández Montiel explicó que se han introducido materias específicas relacionadas con la protección portuaria y aeroportuaria, así como con las funciones propias de una Guardia Costera. Estas modificaciones buscan preparar a los oficiales “para desempeñarse en el ámbito donde lo requiere el país”.
“La Secretaría de Marina, a través de la Armada de México y con la Infantería de Marina, es una fuerza militar diseñada para la guerra. Pero, además, forma a los cadetes en el ámbito de protección a los derechos humanos y en el apoyo a la población civil,” mencionó Hernández Montiel.
