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El pasado 9 de febrero se llevó a cabo el evento deportivo más visto en Estados Unidos: el Super Bowl, en su edición LIX. Este partido es sinónimo de grandes consumos, pues millones de personas se reúnen para disfrutar del juego, la compañía y, por supuesto, de la comida.
Entre los alimentos estrella de esta celebración se encuentra el aguacate, un producto cuyo consumo en Estados Unidos se ha disparado en los últimos años. Pongamos en perspectiva el costo hídrico que tiene este producto en un solo evento al año. Es decir, cuánta agua se requirió para que hubiera guacamole en las mesas de quienes vieron la derrota de los Jefes ante las Águilas.
México es el principal exportador de aguacate hacia Estados Unidos. Si bien este año disminuyó la venta de este producto al vecino del norte en unas 27 mil toneladas, en el histórico las exportaciones de aguacate han tenido un crecimiento exponencial. Para el último Super Bowl entre Kansas City y Philadelphia, nuestro país exportó más de 110,000 toneladas de este fruto.

El cultivo del aguacate es sumamente demandante en términos hídricos. De acuerdo con un estudio publicado por la revista “Water Resources Research”, se estima que, en huertas tecnificadas, se requieren alrededor de 320 litros de agua para producir un kilogramo de aguacate.
Sin embargo, esta cifra puede variar dependiendo de factores como el clima, el tipo de suelo y las técnicas de riego empleadas. En México, pocas huertas tienen la tecnificación adecuada para ahorrar agua, por lo que se llegan a utilizar más de 1,000 litros de agua para producir un kilogramo de aguacate.
Si consideramos el total del aguacate exportado para satisfacer la demanda del Super Bowl, habríamos utilizado 110,000 millones de litros de agua, cantidad suficiente para llenar completamente el Lago de Chapala 13.8 veces, aproximadamente.
La creciente demanda de aguacate, sumada a la escasez de agua en muchas regiones de México, plantea serios desafíos para la sostenibilidad de esta industria. Además, otros factores como el cambio climático, el crimen organizado y las posibles barreras comerciales amenazan el futuro del aguacate mexicano.
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Por otro lado, la presencia del crimen organizado en las principales zonas productoras de aguacate, concretamente en Michoacán, ha generado inseguridad, aumentado los costos de producción y reducido la calidad del producto, quizá esto explica la reducción en la exportación de este producto con respecto al año previo.
Para garantizar la sostenibilidad de la producción agrícola, y en particular del aguacate, México necesita inversión para tecnificar los cultivos y así optimizar el consumo de agua, mientras se mitiga el impacto ambiental y social de esta actividad primaria. En México el 76% del agua se destina a la agricultura, ese porcentaje es de los más altos en la OCDE.
También es importante el fomento a la investigación y desarrollo de variedades de productos más eficientes, la reutilización de aguas tratadas y la implementación de políticas públicas que promuevan la agricultura sostenible.
El éxito del aguacate mexicano en el mercado internacional tiene un alto costo ambiental. El consumo de agua asociado a la producción de este fruto, especialmente para eventos como el Super Bowl, plantea serios desafíos para la sostenibilidad de esta industria y para el acceso al agua en muchas regiones de nuestro país.
Es fundamental encontrar un equilibrio entre la demanda del mercado y la necesidad de proteger nuestros recursos naturales. A través de la implementación de prácticas agrícolas sostenibles y políticas públicas adecuadas, podemos asegurar el futuro de esta importante industria y garantizar el acceso al agua para las generaciones futuras.