Qué significa ser mujeriego según la Psicología y qué hay detrás de los hombres con esta conducta

Un mujeriego es un maestro del encanto y la conquista, pero detrás de su juego seductor puede haber un mundo de inseguridades y miedos al compromiso

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Algunos factores como la necesidad
Algunos factores como la necesidad de validación y el refuerzo social pueden influir en este comportamiento de los hombres. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cotidianamente un hombre mujeriego es aquel que disfruta de las conquistas y evita el compromiso. Su encanto y seguridad lo hacen destacar, pero detrás de esta actitud pueden esconderse inseguridades, miedo al apego o la necesidad constante de validación. Más que un simple “donjuán”, su comportamiento suele tener raíces más profundas en su historia personal.

El psicoanálisis, creado por el médico austriaco, Sigmund Freud en 1896, es una herramienta que permite entender estos patrones. Según la Asociación Psicoanalítica Mexicana, este método explora el inconsciente a través de la asociación libre del paciente y la interpretación del terapeuta. Muchas veces, los miedos y traumas ocultos influyen en la forma en que las personas se relacionan, incluso sin darse cuenta.

El comportamiento mujeriego puede entenderse desde diversas teorías psicológicas, como el psicoanálisis, la teoría del apego o la psicología conductista. Sin embargo, es importante recordar que no todas las características asociadas a este comportamiento aplican a todos los hombres, ni constituyen un diagnóstico clínico. Para una evaluación precisa y un tratamiento adecuado, lo mejor es acudir con un profesional de la salud mental.

Según Sigmund Freud, el desarrollo
Según Sigmund Freud, el desarrollo infantil pasa por cinco etapas: oral, anal, fálica, de latencia y genital, cada una con una influencia clave en la personalidad adulta. (Archivo Infobae)

Señales que caracterizan a un hombre mujeriego

Según el artículo “Análisis del perfil psicológico del hombre Casanova”, escrito por la psicóloga Marta Guerri, especialista en terapia de la conducta y la Salud, existen ciertas señales que pueden ayudar a identificar a un hombre mujeriego. Estas características van más allá de su atractivo o habilidades de conquista, reflejando patrones psicológicos más profundos.

  • Seductor compulsivo

Para el mujeriego, la seducción no es solo un rasgo de su personalidad, sino una necesidad incontrolable que se convierte en una especie de adicción. Conquistar le brinda una sensación de seguridad y confianza, por lo que continuamente busca nuevas parejas para reafirmarse a sí mismo.

  • Vacío emocional

Aunque desde fuera pueda parecer seguro y exitoso en sus conquistas, con el tiempo experimenta una sensación de frustración y vacío. La euforia de una nueva conquista es pasajera, dejándolo atrapado en un ciclo interminable de insatisfacción y desesperación.

  • Narcisismo en sus relaciones

Más que buscar una conexión genuina, el mujeriego convierte la seducción en un acto egocéntrico. Su principal objetivo no es el placer compartido, sino la validación de su propio atractivo y poder de conquista. En este sentido, las relaciones se vuelven un “monólogo narcisista” donde la otra persona es solo un medio para reforzar su autoestima.

  • Conflicto con la figura materna

Inconscientemente, el mujeriego puede estar buscando en sus parejas una figura materna. Sin embargo, cuando siente que ha encontrado esa conexión, surge un conflicto interno que lo lleva a alejarse, ya que teme revivir el llamado “complejo de Edipo”. Esta contradicción le impide mantener relaciones estables y satisfactorias.

  • Posible deseo reprimido

Algunas teorías sugieren que, en ciertos casos, el mujeriego encuentra una conexión simbólica con los hombres que son “ultrajados” por sus conquistas. Es decir, al seducir a la pareja de otro, inconscientemente busca una relación indirecta con ese hombre. Esta hipótesis plantea que detrás de su aparente hedonismo podría haber deseos reprimidos que no se permite explorar abiertamente.

Con introspección, compromiso y apoyo
Con introspección, compromiso y apoyo profesional, un hombre mujeriego puede modificar su comportamiento. (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Por qué los hombres son mujeriegos?

Para saber que hay detrás de un mujeriego es necesario remitirse a la teoría de las cinco etapas del desarrollo psicosexual en la que Sigmund Freud postuló que la etapa fálica (3 años- 6 años) del desarrollo infantil es crucial en la formación de la identidad sexual. Una fijación en esta etapa puede generar en algunos hombres una necesidad constante de validación a través de la conquista y el reconocimiento sexual. Esta búsqueda de aprobación podría manifestarse en un comportamiento mujeriego, donde el individuo busca reafirmar su autoestima a través de múltiples relaciones.

Por otro lado, la teoría del refuerzo en el conductismo, basada en el condicionamiento operante del psicólogo estadounidense Burrhus Fredic Skinner, sugiere que si un hombre ha recibido refuerzos positivos desde una edad temprana, como admiración, aprobación social o placer, por su conducta de conquista, es probable que continúe repitiéndola. Es decir, si el entorno ha premiado este comportamiento, se convierte en un patrón difícil de romper.

Sin embargo, cada caso es único, y en muchos hombres mujeriegos pueden confluir distintas razones psicológicas, emocionales y sociales que explican su comportamiento. En algunos casos, estas teorías pueden combinarse, creando una personalidad en la que el impulso de seducción constante se mantiene como un rasgo central.

¿Es posible cambiar este comportamiento?

Modificar un patrón de conducta arraigado es un proceso complejo que requiere introspección, compromiso y, en muchos casos, apoyo profesional. Según el artículo “La fijación: ¿qué es y cómo impacta en la conducta?”, del psicólogo Sergio De Dios González, el primer paso es que el individuo reconozca su patrón de comportamiento y cómo este afecta negativamente sus relaciones y bienestar personal.

En los casos donde la necesidad de conquista se convierte en una obsesión que limita significativamente la vida del individuo, es recomendable buscar ayuda profesional. Desde el psicoanálisis, el proceso terapéutico se enfoca en identificar conflictos de la infancia no resueltos y trabajarlos a través de la comunicación con el analista.

El cambio es posible, pero implica un proceso de autoconocimiento profundo y, en muchos casos, la reconstrucción de la forma en que la persona percibe su autoestima y sus relaciones interpersonales.

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