En México, la práctica de la medicina tradicional ha perdurado a lo largo de los siglos, sustentada en el uso de plantas medicinales como recurso principal. Estas son empleadas de diversas maneras, las cuales se centran en ciertas dolencias o alguna receta específica y representan un vínculo directo con los conocimientos heredados de las culturas prehispánicas.
Ese el caso de la lavanda, una planta aromática reconocida por sus propiedades calmantes y relajantes. Sus beneficios han sido aprovechados desde la antigüedad en diferentes formas, pero destaca su uso en infusiones para mejorar la calidad del sueño, aliviar el estrés y promover la relajación general principalmente.
La lavanda contiene compuestos activos, como el linalol y el acetato de linalilo, los cuales han sido asociados con efectos sedantes y ansiolíticos. Estas propiedades la convierten en una de las opciones naturales más populares para aquellas personas que buscan mejorar su descanso nocturno sin recurrir a tratamientos farmacológicos.
Reconocida por su capacidad de promover la relajación al reducir el estrés y la ansiedad, ya que sus propiedades calmantes favorecen un estado de tranquilidad que puede ser clave para afrontar las tensiones diarias. Además, esta planta es una aliada natural para quienes sufren de insomnio leve o tienen dificultades para conciliar el sueño, puesto que contribuye a mejorar la calidad del descanso nocturno y ayuda a disfrutar de un sueño más profundo y reparador.
Por otro lado, la lavanda también actúa sobre el cuerpo, siendo eficaz para aliviar la tensión muscular ocasionada por el estrés o la fatiga física. Su efecto relajante beneficia no solo la mente, sino también los músculos, además de proporcionar un mayor bienestar general. Asimismo, su consumo en pequeñas cantidades está relacionado con el alivio de molestias digestivas leves, lo que la convierte en una opción saludable para mantener el equilibrio del sistema digestivo.
Cómo preparar una infusión de lavanda
El té de lavanda es fácil de preparar y puede convertirse en un ritual relajante antes de dormir.
Ingredientes:
- 1 cucharada de flores de lavanda secas (asegúrate de que sean aptas para consumo).
- 250 ml (1 taza) de agua caliente.
- Opcional: miel o limón al gusto.
Método de preparación:
- Calentar el agua hasta que alcance el punto previo a ebullición.
- Colocar las flores de lavanda en una tetera o directamente en tu taza en un infusor.
- Vertir el agua caliente sobre las flores y deja reposar la infusión durante 5 a 7 minutos.
- Colar la infusión.
- Endulzar con una cucharadita de miel o añade unas gotas de limón.
Lo ideal es beber una taza 30 minutos antes de ir a dormir para aprovechar sus efectos relajantes.
- Aunque la lavanda es segura en cantidades moderadas, es importante no exceder su consumo. Una taza al día suele ser suficiente.
- Si estás embarazada, en periodo de lactancia o tomas medicamentos, consulta antes con tu médico.
