Un sacerdote es una persona que desempeña funciones religiosas dentro de una determinada fe o religión; en el contexto del cristianismo, un sacerdote es un ministro ordenado que tiene la autoridad para llevar a cabo rituales y sacramentos como la misa, la confesión, el bautismo, entre otras actividades.
De acuerdo con la Secretaría de Economía del Gobierno de México, durante el tercer trimestre de 2024, la fuerza laboral de sacerdotes, pastores y otros teólogos en el país estuvo compuesta por 30 mil 600 personas, las cuáles percibían un salario promedio de siete mil 400 pesos mexicanos al mes, trabajando alrededor de 41 horas semanales, sin embargo, los ingresos varían significativamente según el género y la ubicación geográfica.
El análisis de los datos oficiales proporcionados por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), revela que el 94,2% de esta fuerza laboral está conformada por hombres, quienes reciben un salario promedio de siete mil 710 pesos mensuales, en contraste, las mujeres representan el 5,79% del total y perciben un ingreso promedio considerablemente menor, de dos mil 400 pesos al mes.
Por otro lado, las entidades con los salarios más altos para estos profesionales son Baja California Sur, con un promedio de 15 mil 700 pesos; San Luis Potosí, con 15 mil 100 pesos y Chihuahua, con 13 mil 100 pesos
En cuanto a los estados con mayor concentración de sacerdotes y teólogos son el Estado de México, con cuatro mil 840, seguido por la Ciudad de México con tres mil 580 personas y, finalmente, Guanajuato con dos mil 610.
Para 2025, el aumento al salario mínimo fue de un 12% respecto al 2024, por lo que, en promedio, un sacerdote recibe actualmente un sueldo de ocho mil 635 pesos mensuales.
Cuáles son las funciones de un sacerdote
El rol de un sacerdote, según el centro de estudios Euroinnova, implica consagrar su vida al estudio y práctica religiosa, así como a la dirección de ritos y administración de sacramentos conforme a la religión que profesa. En el caso de la Iglesia Católica, el sacerdote actúa como intermediario entre los fieles y Dios, siendo responsable de la difusión de la palabra divina, además, su labor incluye brindar apoyo espiritual y emocional a los feligreses, ofreciendo consejos y asistencia en momentos de necesidad.
Esta vocación no solo se limita a las ceremonias religiosas, sino que también abarca un compromiso constante con la comunidad, ya que los sacerdotes están al servicio de sus congregaciones, ayudando a aliviar las preocupaciones y dificultades de los fieles mediante orientación y acompañamiento espiritual.
Qué se necesita para ser sacerdote en México
El proceso para convertirse en sacerdote en México es extenso y riguroso. Según el Seminario Diocesano de Guadalajara, la duración de la formación depende de la etapa educativa en la que el aspirante ingrese al seminario, por ejemplo, si el ingreso ocurre en la secundaria, el proceso puede extenderse hasta 15 años; si es en la preparatoria, serán 12 años; y si se accede al curso de nivelación, el tiempo de formación será de 10 años.
Este seminario específico divide su programa en dos etapas: el Seminario Menor, que abarca la secundaria y preparatoria, y el Seminario Mayor, que incluye el curso introductorio, la facultad de filosofía y la facultad de teología.
El Código de Derecho Canónico, que regula la vida y organización de la Iglesia Católica, establece una serie de requisitos para quienes desean consagrarse al sacerdocio, entre ellos se encuentran el llamado divino, la libre voluntad de respuesta, un buen carácter, una sólida fe en la doctrina católica, y una formación adecuada en estudios filosóficos, teológicos, pastorales y espirituales, detalló el medio católico Desde la Fe.
Además, los candidatos deben ser célibes, salvo en casos específicos de algunas Iglesias Católicas de Rito Oriental, y contar con la aprobación de la autoridad eclesiástica competente. Cabe destacar que un hombre no puede ser ordenado sacerdote antes de cumplir los 25 años, a menos que el obispo diocesano decida lo contrario.
En el sacerdocio, los aspirantes comienzan con un año de nivelación, conocido como etapa de discernimiento vocacional, donde reflexionan sobre su llamado al ministerio sacerdotal. Posteriormente, cursan tres años de estudios filosóficos, seguidos de un año de experiencia práctica en pastoral, que les permite integrarse en la vida social y comunitaria fuera del seminario. Finalmente, completan un programa de cuatro años de estudios teológicos, donde profundizan en áreas como las Sagradas Escrituras, la liturgia, la espiritualidad, el derecho canónico y la historia de la Iglesia, según la información proporcionada por Desde la Fe.
Una vez superadas estas etapas, los candidatos son ordenados diáconos tras un proceso de evaluación exhaustivo. Durante su ministerio diaconal, realizan labores concretas de servicio y prácticas pastorales, lo que los prepara para su ordenación como presbíteros y, en esta última etapa, los sacerdotes se convierten en colaboradores directos del obispo, asumiendo la responsabilidad de atender y cuidar a los fieles.
