Quién fue el único esposo de Tongolele, legendaria vedette que brilló en el Cine de oro mexicano

La bailarina exótica que murió a los 93 años estuvo unida a un solo hombre, padre de sus hijos

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La vedette se retiró de
La vedette se retiró de los escenarios en 2015 después de décadas de carrera (Cuartoscuro)

El mundo del espectáculo despide a Yolanda Montes, conocida artísticamente como Tongolele, quien falleció el 16 de febrero a los 93 años.

La legendaria vedette y actriz, reconocida por su estilo único de baile exótico y su impacto en el cine de oro mexicano, dejó un legado imborrable tanto en la danza como en la pantalla grande.

Montes se había retirado de los escenarios en 2015, tras décadas de una carrera que la convirtió en un símbolo de la cultura popular en México.

Tongolele no sólo será recordada por su talento y magnetismo en el escenario, sino también por la historia de amor que marcó su vida personal.

Tongolele enfrentó la demencia senil
Tongolele enfrentó la demencia senil en sus últimos años de vida (Foto AP/Eduardo Verdugo, archivo)

En 1956, la bailarina mexicanoestadounidense contrajo matrimonio con Joaquín González, un percusionista cubano conocido como ‘El mago del tambor’, con quien compartió una vida tanto profesional como familiar.

La pareja tuvo dos hijos gemelos, Ricardo y Rubén González Montes, y su relación se mantuvo sólida hasta el fallecimiento de González en 1996.

Una unión marcada por la música y el amor

Yolanda Montes y Joaquín González se conocieron en un contexto donde la música y el espectáculo eran protagonistas.

González, originario de La Habana, era un talentoso percusionista que destacó por su habilidad con instrumentos como la tumbadora, lo que le valió su peculiar apodo.

Yolanda Montes y Joaquín González
Yolanda Montes y Joaquín González compartieron una vida profesional y familiar (Archivo)

La pareja se casó en Nueva York, y desde entonces, su vínculo se fortaleció tanto en el ámbito personal como en el profesional.

González no sólo fue el esposo de Tongolele, sino también su acompañante musical en numerosos espectáculos.

Su talento como percusionista complementaba las presentaciones de la vedette, creando un dúo artístico que dejó huella en el mundo del entretenimiento.

La familia vivió por una temporada en La Habana, donde Tongolele brilló también en los escenarios locales. Tras ello regresaron a México, donde se asentaron.

A pesar de los retos que enfrentaron en su vida personal y profesional, su relación se mantuvo firme hasta el fallecimiento de Joaquín González el 22 de diciembre de 1996.

A pesar de las exigencias de la carrera artística de Yolanda Montes, la familia logró mantenerse unida. Según los reportes de la época, apenas un mes después de dar a luz, Tongolele regresó a los escenarios, demostrando su compromiso con la danza y el espectáculo.

Su esposo, 'El Mago del
Su esposo, 'El Mago del Tambor', acompañó a Tongolele en numerosos espectáculos (Archivo)

Sin embargo, la vida no estuvo exenta de desafíos. En 1976, Joaquín González comenzó a enfrentar problemas cardíacos que requirieron la implantación de un marcapasos.

A pesar de estas dificultades, la pareja continuó apoyándose mutuamente hasta el fallecimiento de González en su hogar en México, acompañado por su esposa.

Pionera de la época dorada de las bailarinas

La figura de Tongolele sigue siendo recordada como un ícono del cine de oro mexicano y de la danza exótica. Su estilo único, caracterizado por movimientos hipnóticos y una presencia escénica inigualable, la convirtió en una de las vedettes más emblemáticas de su tiempo.

Su mirada felina y su carisma cautivaron a numerosos admiradores, incluidos figuras políticas, aunque su corazón siempre perteneció a Joaquín González, a quien describió como “el amor de su vida”.

Fue un ícono del cine
Fue un ícono del cine de oro mexicano y un símbolo de la vida nocturna en las décadas de 1940 y 1950 (Archivo)

A lo largo de su carrera, Tongolele mantuvo una estricta discreción sobre su vida privada, lo que contribuyó a su misticismo como figura pública. Incluso en sus últimos años, cuando enfrentó problemas de salud como la demencia senil, su legado artístico permaneció intacto en la memoria colectiva.