Cinco formas de aprovechar la cáscara de sandía y evitar el desperdicio

Estudios científicos demuestran que esta parte de la fruta contiene múltiples beneficios desaprovechados, por lo que idearon alternativas para disminuir el desperdicio alimentario

Guardar
Investigaciones sugieren usar la cáscara
Investigaciones sugieren usar la cáscara de sandía como fertilizante orgánico para enriquecer suelos de cultivos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La sandía es una fruta popularmente conocida por tener un elevado contenido de agua, además de ser rica en vitamina A, B, C, y fuente de minerales como el potasio y magnesio. Sin embargo, El poder del consumidor señala que una propiedad más destacada es su contenido de licopeno, “un pigmento antioxidante que le da a la fruta su color rojo intenso, siendo esta una de las principales fuentes dietéticas de este antioxidante”.

Además, la misma fuente menciona que diferentes estudios asocian el consumo de licopeno a efectos cardioprotectores y a un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, pues “disminuye los niveles de colesterol e inhibe la oxidación del colesterol de alto riesgo cardiovascular”. Incluso señala que se asocia con la protección de algunos tipos de cáncer, puntualizando que existe menor evidencia de ello.

Aunque detalla que la sandía no tiene tanta fibra como otras frutas o verduras, su alto contenido de agua hace que sea baja en calorías pero algunos beneficios se ocultan en su cáscara, la cual suele ser desechada una vez que se consume la pulpa y esto se debe a una falta de conocimiento, pues esconde un potencial nutritivo y práctico que muchos ignoran por completo.

Según una investigación de la Universidad Agraria de Ecuador, esta parte de la fruta aporta vitamina B6, potasio y manganeso, todos ellos nutrientes que favorecen la salud del cuerpo humano, por lo que se convierte en un recurso valioso para quienes buscan alternativas saludables y sostenibles en su alimentación.

A continuación, se presentan cinco formas prácticas de aprovechar este recurso en el hogar, desde usos culinarios hasta aplicaciones en el cuidado personal y el jardín.

Cinco maneras de aprovechar las cáscaras de sandía en casa

Encurtidos, mermeladas y jugos son
Encurtidos, mermeladas y jugos son opciones prácticas para reutilizar la cáscara de sandía. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Antes de reutilizar las cáscaras de sandía, es fundamental limpiarlas para asegurarse de que no tienen restos de tierra, pesticidas y bacterias que puedan estar presentes en la superficie de la fruta, por lo que debe enjuagarse bajo un chorro de agua fría, frotándola con las manos para retirar la suciedad superficial.

Se recomienda evitar el uso de jabón o detergentes, ya que estos pueden dejar residuos no aptos para el consumo, por lo que en caso de buscar una limpieza más profunda, se puede utilizar un cepillo de cerdas suaves, diseñado específicamente para frutas y verduras. Este método ayuda a eliminar restos de pesticidas y suciedad adherida. También es importante revisar las manchas visibles en la cáscara y asegurarse de limpiar tanto el exterior como el interior antes de utilizarla en cualquier preparación.

Una vez hecho esto, la cáscara de sandía puede transformarse en diversos productos como los encurtidos. De acuerdo con múltiples fuentes especializadas en el ámbito culinario, la parte blanca de la cáscara, es ideal para este propósito. Basta con cortarla en tiras y hervirla junto con vinagre, azúcar, sal y especias como clavo de olor o canela. Una vez reposada en un frasco, se convierte en un aperitivo.

Otra opción es elaborar mermelada o dulce. Para ello, se ralla o corta en pequeños trozos la parte blanca que luego se cocina con azúcar, jugo de limón y especias como canela hasta obtener una consistencia espesa. Este dulce puede ser una alternativa para quienes buscan reducir el desperdicio alimentario.

En el ámbito de las bebidas, la cáscara también tiene su lugar. Puede licuarse junto con frutas como piña, manzana o limón para crear jugos o licuados ricos en fibra y antioxidantes. Estas preparaciones además de ser refrescantes aportan nutrientes esenciales al organismo.

Además de sus usos culinarios, la cáscara de sandía puede emplearse en el cuidado personal. Su jugo tiene propiedades hidratantes y calmantes, lo que la convierte en una opción natural para una mascarilla facial. Lo que se debe hacer es frotar la parte blanca sobre la piel o dejar actuar su jugo durante unos minutos para ayudar a aliviar irritaciones y mejorar la hidratación cutánea.

Por último, en el ámbito del hogar, la cáscara de sandía puede ser utilizada como fertilizante o composta. Al ser rica en nutrientes y de rápida descomposición, es ideal para enriquecer el suelo de jardines o huertos. Basta con cortarla en trozos pequeños y mezclarla con otros residuos orgánicos para obtener un abono natural.

Un análisis sostenible que disminuye el desperdicio alimentario

Reutilizar la cáscara de sandía
Reutilizar la cáscara de sandía ayuda a reducir el impacto ambiental al evitar su eliminación en vertederos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El aprovechamiento de la cáscara de sandía ofrece beneficios para la salud y el hogar así como una mejora hacia la sostenibilidad, pues reutilizar esta parte de la fruta contribuye a reducir el desperdicio alimentario, un problema global que afecta tanto al medio ambiente como a la economía.

De acuerdo con el estudio Caracterización morfológica por microscopía electrónica de barrido de nanocelulosas de cáscara de sandía, publicado en Agroindustrial Science, realizado por la Escuela de Ingeniería Agroindustrial de Trujillo, Perú, la cáscara de sandía, es un residuo agrícola abundante y con escasa utilización que representa cerca del 30% del peso total de la fruta.

Este subproducto se utiliza mayormente para alimentación animal o se desecha a través de vertederos e incineración, lo que genera problemas ambientales y riesgos para la salud como la emisión de gases nocivos, que van desde dióxido de carbono hasta metano, en los vertederos y liberación de contaminantes en el proceso de incineración.

Por ello, el estudio señala que aprovechar la cáscara de sandía puede reducir significativamente su impacto ambiental al generar productos valiosos como nanocelulosas. Según la investigación, estas son estructuras a escala nanométrica cuentan con propiedades mecánicas, térmicas y eléctricas destacables.

Entre sus aplicaciones potenciales está utilizarlas como refuerzos en materiales biodegradables y en la fabricación de empaques con propiedades de barrera mejoradas, lo que además contribuiría a la sostenibilidad y mitigación de desechos, lo que consolida su uso como una solución económica y ecológica frente al problema de los residuos agrícolas.