Estos son los puntos clave en la acusación, detención y liberación de Salvador Cienfuegos en EEUU, según De Mauleón

El pasado lunes 10 de febrero, durante la conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, una periodista cuestionó a la mandataria sobre si consideraba apropiado que el general Salvador Cienfuegos siguiera apareciendo en eventos oficiales, dado que su liberación se debió a una intervención del Gobierno mexicano y no a un juicio que comprobara su inocencia, cuando fue detenido en Estados Unidos en 2019.

La presidenta de México conminó a la periodista a realizar una investigación y presentarla en la conferencia de prensa matutina.

“Si el Gobierno de los Estados Unidos hubiera tenido realmente algo en contra del general Cienfuegos, ¿lo hubiera liberado?”, preguntó Sheinbaum.

Este tema es abordado por el periodista Héctor de Mauleón en su columna En tercera persona de este miércoles, titulada La mala memoria de Sheinbaum y el enredado caso Cienfuegos.

En ella, el periodista recuerda que la DEA intervinó una conversación de un BlackBerry, en la que un sujeto identificado como Superman hablaba con el narcotraficante Juan Francisco Patrón Sánchez, conocido como el H2, del Cártel de los Beltrán Leyva.

Patrón Sánchez quería saber si El Padrino, con el que El Supeman había hablado varias veces, y que daba protección al Cártel era o no el general Salvador Cienfuegos, quien en ese momento era secretario de Defensa, pues le habían dicho que era un personaje retirado el contacto que tenían, lo que lo dejaba bien “agüitado”.

Patrón Sánchez, según lo revelado en la columna, razonó que si su contacto era en realidad un militar retirado, qué pasaría con el dinero que le habían dado, a lo que Supeman le respondió que según lo que él sabía, no estaba retirado.

“Pues Cienfuegos noo, cómo va a estar retirado si es el secretario de la Defensa”, respondió Patrón.

Superman habría descrito al hombre con el que se había reunido para pactar la protección al Cártel de los Beltrán Leyva como alguien alto, blanco, cacarizo y “medio llenito”.

La DEA seguía a Patrón Sánchez desde el 2013, y en las comunicaciones intervenidas apareció de manera constante un personaje señalado como Zepeda o El Padrino.

“En un mensaje con ortografía atroz que según la DEA había sido enviado por el general Cienfuegos a un sobrino de Patrón Sánchez, el secretario de la Defensa supuestamente escribía: “diga le a su tio que le mande para los refrescos a mi amigo y de pasada ami bueno si se puede”.

En otros mensaje, explica el periodista, el sobrino del narcotraficante avisaba que finalmente se había reunido con El Padrino, quien se habría identificado como Salvador Cienfuegos Zepeda, y que mandaba a decir que “usted duerma tranquilo, que a usted un operativo no le entran” y que jamás se lo iban a “chingar” con marinos ni militares, y que a partir de otra fecha, tampoco la Policía Federal.

Esto es parte de las evidencias que la DEA recavó contra el general Cienfuegos y forman parte del expediente que el gobierno de los Estados Unidos entregó luego al gobierno mexicano.

De Mauleón da a conocer otra cara de la historia, pues señala que el periodista J. Jesús Esquivel, autor del libro “A sus órdenes, mi general. El Caso Cienfuegos y la sumisión de AMLO ante el poder militar”, relata que la DEA había encontrado el nombre de Cienfuegos en las declaraciones de cerca de 40 operadores y lavadores de dinero de los Beltrán Leyva.

Esa información, señala Esquivel, fue entregada al entonces subprocurador Richard Donoghue.

Ahora se sabe que el primero en involucrar a Cienfuegos con el crimen organizado fue Edgar Veytia, exfiscal de Nayarit, acusado de narcotráfico, y quien buscaba que el gobierno de Estados Unidos redujera su sentencia.

La investigación que dio origen a la Operación Padrino y terminó con el arresto del general mexicano en un aeropuerto de Los Ángeles en 2019, fue tejida por la DEA en secreto.

“Esquivel pudo seguirle la pista gracias a fuentes del gobierno de Estados Unidos que conocían de cerca las pesquisas y que no estarían de acuerdo con la presidenta Claudia Sheinbaum de que “no hubo pruebas suficientes” en contra del exsecretario".

De acuetdo con la acusación del Departamento de Justicia, Cienfuegos habría perseguido a los rivales de los Beltrán, había facilitado las operaciones criminales de Patrón Sánchez y había alertado a este sobre operativos llevados a cabo por agentes de Estados Unidos. En resumen, era cómplice en el tráfico y la distribución de estupefacientes.

Los cargos penales contra Cienfuegos fueron retirados, sin embargo, por un asunto de política exterior, “en reconocimiento a la fuerte alianza judicial entre Estados Unidos y México”, y para que Cienfuegos pudiera ser investigado y acusado de acuerdo con las leyes mexicanas.

Esquivel sostuvo que el expediente armado por el gobierno de Estados Unidos era muy distinto, mucho más sólido, que el que al final se entregó al gobierno mexicano.

“En todo caso, la FGR exoneró al general “por falta de pruebas”, pero esa investigación nunca se conoció. Lo que sí se supo fue que el gobierno de AMLO había pedido la liberación del general, por presiones del Ejército, con la amenaza de que en caso contrario serían expulsados los agentes de la DEA que operaban en México", explica De Mauleón.

El dinero que Cienfuegos habría recibido del narcotráfico, nadie lo ha encontrado, y en aquellos días trascendió, incluso, que al dejar la Sedena, el general había adquirido un Audi a crédito.

Con este recuento, con algunos datos extraídos de columnas de años anteriores, “me llama la atención la súbita credibilidad que hoy Sheinbaum concede al gobierno de Estados Unidos: es algo que hay que tener en cuenta en previsión de acontecimientos y anuncios futuros”, señala el periodista.

Concluye exponiendo que también le llama la atención la defensa que ella y el fiscal Gertz Manero han hecho de un alto secretario del régimen neoliberal, que ha sido acusado de ser “tapadera, cómplice impúdico del narcotráfico.